El problema de los autobuses atascados en la Ribeira Sacra: «No entiendo que las carreteras carezcan aún de señales de advertencia»

GALICIA

Algunos de los parajes más visitados de este territorio necesitan más letreros para evitar percances con los autobuses, pero en otros la solución es más difícil
18 may 2025 . Actualizado a las 15:55 h.Viñas cultivadas en laderas imposibles, monasterios perdidos en enormes bosques de robles... los paisajes de la Ribeira Sacra son diferentes y en ellos está la clave de su éxito como destino turístico, pero no están hechos para según qué cosas. Las carreteras que pasan por los mejores viñedos y las que llevan a los mejores embarcaderos no son siempre aptas para cualquier vehículo.
Los autobuses atascados en las últimas semanas en una de las bajadas al cañón del Sil son el último recordatorio de un problema que no es nuevo, pero para que el que los negocios que trabajan con los visitantes y los propios vecinos reclaman soluciones. En algunos casos no está claro como solucionarlo. Sin embargo, en otros parece fácil: «No se entiende que no hayan colocado aún señales de advertencia en las carreteras».
El que no lo entiende es Juan Míllara, un observador privilegiado del problema. Vive en Seragude, una aldea de Pantón cercana a la carretera que comunica este municipio lucense con el de Nogueira de Ramuín, en el lado ourensano del cañón del Sil. Es la LU-P-4103, la carretera provincial en la que se atascaron los autobuses del 9 de abril y el 13 de mayo. Pero es que, además, Juan trabaja en la playa fluvial de A Cova, en O Saviñao, la base de la lancha con la que ofrece recorridos por el Miño.
Los otros puntos negros
En el Sil son complicadas también las entradas al parador de turismo de Santo Estevo, en Nogueira de Ramuín, y al monasterio abandonado de Santa Cristina, en Parada de Sil. Y tampoco sobra sitio en el acceso a las pasarelas del río Mao, también en Parada de Sil, una de las rutas de senderismo más populares de la Ribeira Sacra. En todo caso, es en las carreteras de Pantón a Nogueira de Ramuín y en las que llevan a la playa de A Cova donde hay que tener más cuidado.
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Cuando dice no entender que no haya señalización apropiada, Juan Míllara se refiere a la carretera de Pantón a Nogueira de Ramuín. Es la principal vía de acceso desde la comarca de Monforte al parador de turismo de Santo Estevo y al embarcadero del mismo nombre, el principal punto de embarque en el lado ourensano para hacer la ruta en barco por el cañón del Sil. En su comienzo en Ferreira de Pantón parece segura, pero su tramo final, el del descenso hacia el puente que cruza el Sil cerca de la estación de tren de Santo Estevo, no solo se estrecha, sino que gana pendiente y se llena de curvas. En las dos peores se atascaron los mencionados autobuses. Las dos son de 180 grados. La estrechez de la calzada y la pendiente hacen el resto. Son trampas para autobuses. Y no hay señales que adviertan de ello.
Si los conductores de autobús se guían solo por un navegador verán que entre Ferreira de Pantón y el embarcadero de Santo Estevo hay dos posibles rutas y que la más rápida es la carretera LU-P-4103, que tiene 18 kilómetros y puede hacerse en 28 minutos. En realidad, si se trata de un autobús de los grandes tienen que tomar la otra, la de la carretera N-120, que mide 28 kilómetros y dura 36 minutos. Son 10 kilómetros y 8 minutos más que la primera y en su tramo final no es ninguna autovía, pero no hay riesgo de quedarse bloqueado en una curva.
Tras el primer bus atascado de este año, el del 9 de abril, Guillermo Díaz Aira, de la empresa de rutas guiadas Coureleando, aconsejaba a los grupos que estén planeando visitar la Ribeira Sacra en bus que no se fiasen de los mapas y se asesorasen con personal que trabaja sobre el terreno, en el consorcio o en las oficinas locales de turismo.
En los pueblos de Pantón que están al paso de la LU-P-4103 están acostumbrados a ver autobuses y camiones atascados en las curvas de la bajada al río. Juan Míllara fue testigo directo de lo que le pasó al autobús que lo sufrió el pasado 13 de mayo, pero también otros sucesos similares con los camiones de gran tamaño que llevaban y traían material a las obras de la vía del tren entre Ourense y Monforte, ahora prácticamente terminadas. Él ve claro que en este caso la solución es simple y pasa por colocar señales que avisen específicamente de este riesgo a la salida de Ferreira de Pantón.
En la Diputación de Lugo, el organismo público propietario de esa carretera, no lo discuten. Los portavoces de la Diputación aseguran que van a «reforzará e mellorar a sinalización» en esta carretera, con el objetivo de «prever estas situacións, protexer tanto aos usuarios da vía como ao entorno, e garantir un tránsito máis seguro e ordenado».
Lo de A Cova, más complicado
La Diputación lucense promete hacer lo mismo en la playa de A Cova, el otro gran punto negro de las carreteras de la Ribeira Sacra. Pero aquí el problema parece más complicado. Primero, porque el acceso más utilizado desde el sur es parte de la Diputación y parte del Ayuntamiento de O Saviñao. El alcalde de este municipio lucense, Carlos Armesto, asegura tener en proyecto la ampliación en un metro del ancho de su parte.
Lo que ocurre es que el problema de A Cova no es solo llegar, es aparcar y maniobrar para entrar y salir a la playa. Si se juntan turismos, autocaravanas y autobuses, aunque sea pequeños, no hay sitio. Y eso ocurre con cierta frecuencia en verano. En el Ayuntamiento de O Saviñao citan informes de la Guardia Civil de tráfico que dicen que los fines de semana de verano van y vienen hacia esa playa 400 turismos cada día. El alcalde reconoce que el problema es de difícil manejo: «Habilitamos alí 26 prazas de estacionamento, puxemos un bus lanzadeira, non sabemos que máis facer».
Buses gratis para reducir los coches en los lugares más problemáticos
El consorcio de turismo de la Ribeira Sacra tiene en marcha desde el 2023 un plan de sostenibilidad que pretende, entre otras cosas, potenciar el uso de transportes colectivos en los desplazamientos turísticos dentro del territorio de la Ribeira Sacra. Reducir el uso de vehículos particulares ayuda a reducir emisiones contaminantes, pero también reduce el riesgo de atascos de tráfico y de problemas con autobuses como los registrados en las últimas semanas en el cañón del Sil.
Este plan sirvió para ampliar en el 2023 los servicios de autobuses lanzadera gratuitos puestos en marcha en el 2021 y el 2022 en Parada de Sil y en O Saviñao. En Parada, esos autobuses permiten cortar al resto del tráfico rodado el último tramo del acceso al monasterio abandonado de Santa Cristina, mientras que en O Saviñao el objetivo es reducir la presencia de coches y otros vehículos personales en la entrada de la playa fluvial de A Cova.
En el 2023 se le sumaron a esas líneas otras dos, que llevaban turistas desde Monforte y Castro Caldelas a los embarcaderos Ponte do Sil y Abeleda, respectivamente. Según los datos del consorcio, esas cuatro líneas movieron durante el verano del 2023 a unos 32.000 viajeros.
En la Semana Santa de este año se reactivaron las de Castro Caldelas y Monforte. Todo apunta a que en verano volverán a estar disponibles, pero todavía está por determinar el número de líneas y las frecuencias que tendrán.