Putin sólo logra promesas de la UE para derribar «el muro de Schengen»

Rafael M. Mañueco SAN PETERSBURGO

INTERNACIONAL

ALEXANDER ZEMLIANICHENKO

Los Quince avalan el referéndum en Chechenia, pero le piden a Moscú un acuerdo político Palacio solicita medidas urgentes a nivel internacional para la lucha contra el terrorismo.

31 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Pese a ser el presidente Vladimir Putin el que mayores réditos va a obtener de la macrocumbre que ha organizado en San Petersburgo, su ciudad natal -al menos desde el punto de vista de imagen-, él ha sido también quien ayer mostró mayor escepticismo y preocupación en cuanto al estado actual de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. Putin denunció lo que calificó de «muro de Schengen», al que comparó con el de Berlín, y advirtió que el continuo postergamiento de la solución de los problemas pendientes impide el avance de la cooperación entre su país y Europa. La cumbre ruso-europea que se celebró en la antigua capital zarista, a la que asistieron los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince y también de los diez países que se incorporan a la UE el 2004, finalizó con la firma de una declaración que establece un amplio terreno de cooperación pero que, al mismo tiempo, fija objetivos a muy largo plazo y escasos mecanismos conjuntos que garanticen su realización. El presidente ruso se quejó de que «Rusia y la UE han llegado a un nivel en el que se hace difícil seguir avanzando si se continúan dejando atrás las cuestiones pendientes». Dijo esto teniendo en mente la negativa de la UE a aceptar 1997 como la fecha tope en la que ambas partes deberían llegar a un acuerdo para suprimir la exigencia de visados a los rusos que viajen a Europa. «En opinión de la población de a pie, la situación actual no puede ser valorada de otro modo más que como un nuevo muro de Schengen», manifestó. No obstante, admitió que gran parte de la responsabilidad recae sobre su país por no haber adoptado las medidas necesarias para reforzar el control en sus fronteras e impedir el tráfico de drogas, armas e inmigrantes ilegales. En lo que coincidieron la UE y Rusia es en trabajar juntos en la lucha contra el terrorismo. España centró su intervención en este tema para pedir que se tomen medidas «urgentes» a nivel internacional, señaló la ministra, Ana Palacio, la representante española en la cumbre ya que José María Aznar decidió no asistir tras el atentado de ETA. Palacio también pidió que no se hagan distinciones entre el terrorismo «local e internacional», ni se establezcan «categorías» entre ellos. «El terrorismo golpeó en Sagüesa y una bomba explotó en Grozni», recordó. En cuanto a Chechenia, la Unión avaló el reciente referéndum constitucional en la república separatista, pero al mismo tiempo instó a Moscú a lograr un «acuerdo político» que permita el «restablecimiento de la paz» en esta región rusa. Tras la cumbre y dentro de los festejos del tricentenario de San Petersburgo, los líderes europeos pudieron ayer recrearse con la octava maravilla del mundo: la Sala de Ámbar del palacio de Catalina II. La sala, echa en ámbar y cuyo original desapareció sin dejar rastro en 1945 tras el saqueo nazi, fue inaugurada tras una cuidadosa reconstrucción que comenzó en 1979.