Los cuatro países más poblados de la UE, dispuestos a imponer el equilibrio comunitario

La Voz AGENCIAS | CERNOBBIO

INTERNACIONAL

06 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Los cuatro países más poblados de la UE: Reino Unido, Italia, Francia y Alemania, además de los tres del Benelux, han manifestado en la reuinión informal en Italia su determinación a imponer un nuevo reparto de poderes en la Unión. Ayer, el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, y su homólogo francés, Dominique de Villepin, dieron por convalidado el consenso sobre los aspectos institucionales de la nueva Unión Europea a pesar de que la ministra española Ana Palacio, negó su existencia. Si finalmente la reforma institucional se adopta en los términos propuestos por la Convención, la representación española perdería un comisario en el Ejecutivo de la UE, sin verse compensada en poder resolutivo dentro del Consejo, donde las decisiones se adoptarían por una doble mayoría -de Estados y de población- , en vez de lo aprobado en el Tratado de Niza: 27 votos para España, cuando los grandes tienen 29. De momento, habrá que esperar al próximo debate, previsto para el cuatro de octubre. José María Aznar advirtió ayer, durante su intervención en el prestigioso foro Ambroseti en Cernobbio (Italia) que España tiene intención de asegurar su papel en la Europa ampliada, algo que hoy por hoy ve amenazado por el borrador de Constitución que ha preparado el organismo que preside Valery Giscard d¿Estaign. El mandatario español participó ayer en dos debates acerca de la UE y sus instituciones, en los que compartió mesa con sus homólogos turco, Recep Tayyip Erdogan, austríaco Wolfgang Schlüssel y francés, Jean Pierre Raffarin, partidarios de que el texto propuesto por la Convención no sufra demasiadas modificaciones de aquí a diciembre, cuando debe quedar aprobado. Francia, Alemania e incluso Italia creen que rechazar ahora el documento implicaría abrir fisuras entre los Estados miembros, pero Aznar no está de acuerdo y aseguró que «la última palabra debe pronunciarla la Conferencia Intergubernamental -que se revisará el cuatro de octubre- y no la Convención», organismo que, en su opinión, ha tomado decisiones para las cuales «no tenía mandato». Aznar reiteró además su oposición a la modificación del Tratado de Niza, del que España salió bien parada y en el que logró mayor poder en la Comisión del que obtendría de aprobarse el texto en debate y aprovechó la ocasión para solicitar la inclusión de una referencia a la «herencia cristiana» en el preámbulo de la futura Constitución. Europa no puede explicarse sin esa herencia, explicó.