Danesa con vocación granjera

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro CORRESPONSAL | BRUSELAS

INTERNACIONAL

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La comisaria que gestionará la mitad del presupuesto europeo inicia su mandato tocada por las acusaciones sobre conflicto de intereses por ser hija y esposa de terratenientes

25 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La pequeña isla de Funen, conocida como el pulmón verde de Dinamarca, es un buen lugar para regentar una granja. Allí situaban los vikingos la patria del dios Odín y es allí donde nació el cuentista Hans Christian Andersen. De aquellas tierras también procede, cuentos aparte, la nueva comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, una mujer liberal y pragmática que tendrá como número dos al gallego José Manuel Silva. Entre sus cometidos está la gestión de la mitad del presupuesto comunitario, unos 45.000 millones de euros, que darían para construir cada año 80 superpuertos como el proyectado en A Coruña. Parte de esa ingente cantidad de dinero, en torno a 52.500 euros anuales, se los quedará para sí la propia comisaria. Y no en concepto de sueldo o dietas, sino en ayudas europeas para sus propias explotaciones agrícolas. Porque otra de las facetas de Mariann Fischer, hija de terratenientes, es que posee dos granjas y una plantación forestal, aparte de haberse casado con un ganadero que hasta el pasado 6 de septiembre -cuando la esposa preparaba ya las maletas para irse a Bruselas- constaba como propietario de una inmensa granja de cerdos en Rusia. ¿Conflicto de intereses?. Los servicios jurídicos de la Comisión Europea no aprecian problemas. Tampoco el Gobierno danés, que designó a Boel para el cargo, pues alega que la comisaria «no recibe renta alguna» de sus explotaciones, aunque conste como propietaria. En cambio, varios eurodiputados y sindicatos no tienen dudas sobre esta colisión. «Quiero ser abierta y transparente», manifestó Boel en su examen ante la Eurocámara. «No les voy a contar un cuento de hadas como los de Andersen diciéndoselo -aclaró-, pero lo cierto es que estoy casada con un agricultor y jamás consideré esto como un demérito para el cargo». El informe parlamentario final consideraba que la candidata Fischer «no ha respondido, o no ha querido responder, a menudo, a las preguntas planteadas». Se quejaba de que la comisaria pecó de «una manifiesta falta de voluntad de diálogo», que «adolecía de firmeza en sus respuestas» e incluso dudaban «de su capacidad para defender con vigor» la Política Agrícola Común (PAC). Pese a ello, aprobaban su designación, aunque dejando a la comisaria tocada. Aun así, la ex-ministra de Agricultura de Dinamarca, licenciada en Comercio, demostró eficiencia política cuando durante la presidencia danesa de la UE, en el segundo semestre del 2002. Bajo su batuta se resolvieron las discusiones más encarnizadas de la reforma agraria, fijando las futuras ayudas para el sector. Buena credencial, por tanto, para una mujer con la imagen asociada a lo rústico, a lo verde, a la chimenea. En definitiva, a la granja.