En Estados Unidos pocos estados pueden presumir de haber influido en la historia de su país como lo ha hecho Florida. Responsable de la debacle de Al Gore, pero también de éxitos como los de Bill Clinton o Jimmy Carter, su influencia no ha pasado desapercibida para los aspirantes demócratas Hillary Clinton y Barack Obama, quienes en los últimos días han trasladado hasta allí su lucha por la nominación.
Coincidencia geográfica, que no de agenda, la visita de los políticos no podía perseguir en realidad fines más distintos. Y es que mientras la gira del líder afroamericano trata en realidad de promocionar su cara más presidencial, aquella que deberá explicar al exilio cubano por qué es bueno dialogar con Raúl Castro, tras las acusaciones lanzadas por John McCain unos días antes, los motivos de Hillary Clinton para visitar este estado del sur se ciñen a su propia supervivencia política. Empeñada en hacer oídos sordos a todas aquellas voces que piden su retirada, la ex primera dama sabe, sin embargo, que solo con los delegados de Míchigan y Florida podrá continuar en la lucha de una manera digna.
A la espera de que el Partido Demócrata aclare el próximo 31 de mayo si acepta o no a los representante de estos dos estados, que habían sido expedientados por adelantar sus primarias, los Clinton forzaban ayer un poco más la máquina tras recurrir al fantasma del recuento para presionar a la junta : «La enseñanza del 2000 aquí en Florida es clara: si hay votos que no se cuentan no se cristaliza la voluntad de la gente y pierde la democracia y, lo que es peor, gana el candidato que menos votos tiene», aseguró la senador de Nueva York, cuya candidatura lleva semanas en la cuerda floja.
Según informaron ayer varios medios, Barack Obama ya anda a la caza de un posible vicepresidente, para lo cual habría contratado los servicios Jim Johnson, responsable del tándem Edwards-Kerry en las presidenciales del 2004. Otro que podría encontrar compañero de carrera es el republicano John McCain, quien este fin de semana tiene previsto reunirse con sus compañeros de filas Mitt Romney, Bobby Jindall y Charlie Christ.