El empresario estadounidense Morris Moshe Talansky, una figura clave en el escándalo de corrupción en torno al primer ministro israelí, Ehud Olmert, reconoció ayer ante un tribunal de Jerusalén haber entregado al político unos 150.000 dólares a lo largo de 15 años. Una parte de esa suma, unos 50.000, fue para uso personal, como sufragar sus vacaciones. La Fiscalía, sin embargo, calcula que Olmert podría haber recibido del millonario judío hasta 500.000 dólares en ese período.
Talansky aseguró haber hecho llegar la mayor parte de ese dinero en sobres llenos de billetes en encuentros en Nueva York e Israel con el mismo Olmert o su entonces jefa de Gabinete, Shula Tzaken, porque el político se negaba a aceptar cheques.
Según el millonario judío, de 75 años, el dinero iba destinado sobre todo a financiar la actividad política de Olmert, cuando el hoy jefe del Ejecutivo ejercía como alcalde de Jerusalén (1993-2003) y, más tarde, como ministro en el Gobierno de Ariel Sharon. Sin embargo, reconoció que Olmert nunca le devolvió entre 25.000 y 30.000 dólares que le prestó para unas vacaciones con su familia en Italia.
Según dijo, en una ocasión también se hizo cargo de una factura de 4.700 dólares por una estancia de tres días de Olmert en el hotel Ritz Carlton, de Washington, después de que el político le asegurara que había superado el límite de su tarjeta de crédito.
Por simpatía personal
«Tenía una relación muy estrecha con él, pero quiero añadir que esa relación de 15 años se basó en la más pura admiración, pero que nunca he esperado nada a cambio», dijo Talansky, quien durante la comparecencia rompió varias veces a llorar. Explicó que apoyó a Olmert por simpatía personal y porque el entonces alcalde trabajaba en pro de mantener la unidad de Jerusalén. «Me parecía un hombre que podía alcanzar mucho, un hombre que puede levantar la ciudad y unirla», aseguró.
Según afirmó, la última entrega se produjo en el 2003 y, desde que Olmert se convirtió en primer ministro en el 2006 no volvió a encontrarse con él, a excepción de una vez en una gala benéfica. Dijo también que no quedaba registrado a qué fines destinaba Olmert el dinero, y especuló con que por lo menos se quedó con una parte para su uso personal.
Insistió en el gusto del primer ministro por «la buena vida y los hoteles de lujo». «Solo sé que le gustaba fumar cigarros caros. Sé que le gustaban las estilográficas, los relojes», añadió durante las siete horas de su declaración.
Olmert, que ya ha sido interrogado por la policía antifraude, reconoció haber recibido donativos de Talansky para financiar sus campañas a la alcaldía, así como para elecciones internas del Likud. Sin embargo, aseguró que no se embolsó personalmente ni un centavo.
Prometió que renunciará al cargo si la Fiscalía presenta acusación formal contra él.