La frustración de la oposición y las luchas de poder marcan las elecciones de mañana en Egipto

Anne-Beatrice Clasmann EL CAIRO/DPA.

INTERNACIONAL

Los fragmentados partidos de oposición no son para Mubarak y para el bien engrasado aparato estatal una competencia seria.

27 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El desánimo político crece en Egipto. Cuando los electores acudan mañana a votar, ni siquiera estará en juego qué partido tendrá la voz cantante en el Parlamento: para todos está ya claro que el del presidente Hosni Mubarak mantendrá la mayoría.

Esta potencia económica emergente tiene desde hace años altas tasas de crecimiento, pero una gran parte de sus más de 80 millones de habitantes salen con las manos vacías del reparto de riqueza. En los asentamientos ilegales domina la pobreza, y el nivel de las escuelas estatales es miserable. A ello se unen las presiones a las que son sometidos los blogueros críticos y los activistas de derechos humanos.

Otra victoria de Mubarak

Y pese a ello, todo indica que el Partido Nacional Democrático (PND) de Mubarak no perderá su mayoría de dos tercios en las elecciones parlamentarias del domingo. El mandatario, de 82 años, en el poder desde hace más de 29, sujeta con firmeza las riendas y, si la salud se lo permite, concurrirá a las elecciones presidenciales del 2011 para buscar otro mandato de seis años. Y es que al parecer su hijo Gamal, de 46 años, no es lo suficientemente popular pese a sus ambiciones.

Los fragmentados partidos de oposición no son para Mubarak y para el bien engrasado aparato estatal una competencia seria. Ni siquiera los Hermanos Musulmanes suponen algún tipo de peligro ante la creciente religiosidad de la población; no tienen a su alcance introducir un cambio político.

Por eso, en estas elecciones hay realmente solo tres cuestiones en juego: cómo será la participación, si la votación transcurrirá de forma pacífica y qué ala del PND logrará la mayoría de escaños, si la vieja guardia o la más modernizada en torno al hijo del presidente. Y todo en medio de denuncias de irregularidades en la campaña, los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y militantes de los Hermanos Musulmanes.

La izquierda y las fuerzas liberales han llamado al boicot electoral tras fracasar los esfuerzos de Mohamed el Baradei de impulsar una reforma de la ley electoral y mayores libertades políticas.