Egipto es el aliado más importante de Israel en el mundo árabe. Una caída del régimen de Mubarak podría poner patas arriba toda la región. Y el líder de la oposición, Mohamed el Baradei, saca de quicio a Israel.
El jefe de Estado egipcio es probablemente el último líder árabe al que Israel le gustaría ver caer: durante tres décadas los distintos jefes de Gobierno israelíes supieron valorar los buenos servicios del egipcio.
Mientras todos los diarios israelíes abrían ayer con las protestas en Egipto, el Gobierno seguía cubriéndose de un manto de silencio. «No hacemos ningún tipo de comentario, excepto que seguimos el asunto con mucha atención», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores, Yigal Palmor. «Las relaciones entre Egipto e Israel son importantes para ambos países y a ambos pueblos les interesa seguir cooperando».
Los políticos israelíes valoran desde hace tres décadas los servicios de Mubarak para controlar a Hamás y su influencia sobre la Autoridad palestina.
«Hay una gran preocupación», dijo el analista Eitan Gilboa. «Podría ser el inicio de un movimiento revolucionario en todo Oriente Medio. Y hay peligro. La cuestión es cómo sigue evolucionando la ira popular y si los islamistas la explotan y llegan al poder», añade.