«Ya no hay marcha atrás», dicen los jóvenes de Tahrir

Natalia sancha EL CAIRO / SERVICIO ESPECIAL

INTERNACIONAL

14 feb 2011 . Actualizado a las 09:41 h.

«Ya no hay marcha atrás en la revolución». Esto es lo que creen los jóvenes que han protagonizado la revuelta de Egipto y que ahora quieren diseñar el futuro político del país. La Voz de Galicia estuvo con un grupo de estos activistas, personas de diferentes tendencias que estuvieron detrás de las movilizaciones desde el principio y que desde la plaza Tahrir se hicieron oír en el mundo. No quieren que «los militares se apropien del país» y aunque se toman su papel muy en serio, no dudan en describir gráficamente cuál es la situación actual: «Esto es un game over para el partido de Mubarak».

Los jóvenes explican que detrás de la revolución egipcia se encuentran millones de jóvenes en la treintena que representan casi el 66% de la población y más de un tercio de ellos desempleados. Dos movimientos unieron sus esfuerzos contra el inmovilismo del régimen: la coordinadora «todos somos Khaled Said» y el grupo «6 de abril» que convocaron a través de Facebook un día de la ira el pasado 25 de enero, cuando empezó todo.

Sin embargo, mientras el primero de los grupos se desvincula de la acción política, el segundo se lanza de lleno: «Nosotros queríamos reproducir a nivel nacional el éxito que tuvimos con las protestas del 2008. Somos un grupo de blogueros y estudiantes que nos pusimos al servicio de la revolución con un instrumento que ha resultado clave: Internet. Y ahora queremos seguir haciendo historia», explica Ahmed Meher, uno de los miembros de la coordinadora del 6 de abril.

La unión hace la fuerza, y el atomizado panorama político de la era Mubarak constituía el talón de Aquiles de la oposición. Por ello, estos jóvenes se coaligaron: «Antes del 25, nos reuníamos clandestinamente varios movimientos y partidos para ver cómo podíamos contribuir al cambio. Tras el día 25, intensificamos nuestras reuniones y creamos la Coalición de Jóvenes por la Ira y la Revolución», relata otro treintañero, Amr Salah. «Estamos en una fase de diálogo, discutiendo qué pasos seguir, qué constitución queremos y otros puntos clave», comenta Ahdi El-Ghazali, miembro del partido Frente Democrático.

Un colectivo deseado

Los partidos políticos egipcios, que antes buscaban su apoyo en la oposición y sindicatos, hoy se acercan a estos jóvenes, los mismos que les han hecho comprender a golpe de revolución pacífica que ya no hay futuro sin ellos. Por ello, Amr Mussa y El Baradei hicieron campaña en Tahrir ante las masas allí reunidas, y crean sus secciones de jóvenes para estar presentes en los debates.

Bassam Fathi es miembro de las juventudes del partido El-Ghad, liderado por Aimán Nur. «La rama de los jóvenes del partido fue creada dos semanas antes de las revueltas, por lo que está en fase de gestación. El Ghad se ha partido en dos, entre los que apoyaban a Mubarak y que ahora ha muerto, y nosotros, los que siempre optamos por la oposición», comenta.

Queda mucho trabajo por hacer, tal y como reconoce Israa Abdelfatah, que representa a ese extracto de mujeres activistas que acamparon en Tahrir desafiando a costumbres y policías por igual: «Tenemos que planear muy bien los puntos que queremos incluir y ello pasa por la eliminación de la ley de emergencia, así como por los artículos clave que defiendan los derechos individuales. La policía debe ser un instrumento de defensa del ciudadano y no del Gobierno contra el ciudadano», comenta.

Tras la acción, llega el turno del debate entre una generación crecida y alimentada casi exclusivamente bajo el régimen de Mubarak y que, algo falta de experiencia política pero consciente de ello, invita a sus reuniones a célebres personajes egipcios en busca de consejo. Ayer se reunieron con el premio Nobel de química Ahmed Zewail.

No es el momento de minucias

Tras una discusión acalorada, Zewail los interrumpe: «Chicos, no perdáis el tiempo en detalles. No dejéis escapar la oportunidad del momento con minucias, ni os enfrasquéis con los militares porque estén varios meses a cargo. Aprovechad esta oportunidad». Zewail hablaba sobre la negativa de otro premio Nobel, El Baradei, a presentarse a la presidencia del país: «Esta es la belleza de la democracia, que cada cual decida si es capaz o no de ocupar tal cargo. Ser presidente de Egipcio ya no es una broma».