Hollande y Sarkozy, en busca del voto centrista

EFE

INTERNACIONAL

Los dos candidatos a la presidencia francesa intentan captar el apoyo de los 3,2 millones de votantes de François Bayrou

28 abr 2012 . Actualizado a las 21:46 h.

François Hollande y Nicolas Sarkozy han variado levemente su discurso para buscar el apoyo de los 3,2 millones de votantes que tuvo en la primera vuelta el centrista François Bayrou, mientras que hasta ahora se habían centrado en el electorado de la ultraderechista Marine Le Pen.

Aunque Bayrou recibió la mitad de sufragios que Le Pen, los dos candidatos respondieron por carta a la misiva enviada por el centrista, que el próximo jueves tiene previsto revelar si muestra su preferencia por uno de los dos candidatos que se disputa el Elíseo en la segunda vuelta del próximo día 6.

En busca del voto centrista

Tanto el presidente en ejercicio como el candidato socialista, favorito de los sondeos, abundaron en los puntos comunes de su programa con el de Bayrou y destacan las diferencias de su rival.

Sarkozy puso énfasis en su intención de inscribir en la Constitución la regla del equilibrio presupuestario, punto que comparte con Bayrou pero no con Hollande, que se conformó con destacar su intención de controlar el gasto público.

El presidente saliente no se cansa de repetir que el electorado de Bayrou pertenece a su familia política y recuerda que ambos se sentaron juntos en el Consejo de Ministros a principios de los 90.

Déficit cero en 2016

El candidato conservador destacó su intención de alcanzar el déficit cero en 2016, un año antes que su rival socialista.

Hollande, por su parte, defendió algunos de los puntos de su programa que fueron atacados por Bayrou en la primera vuelta, pero le indicó que también propone el equilibrio de las cuentas, aunque no propugne inscribirlo en la Carta Magna.

El candidato socialista destacó que su reforma fiscal persigue «restablecer el equilibrio entre ciudadanos y devolver al Estado los recursos de los que ha sido privado en beneficio de intereses particulares», en una clara referencia a las medidas adoptadas por Sarkozy, según el socialista, en favor de los más ricos.

Hollande aprovechó también la jornada para reiterar su intención de renegociar el tratado europeo de estabilidad pese a la oposición de la canciller alemana, Angela Merkel.

En una entrevista radiofónica, el candidato socialista aseguró que la perspectiva de su victoria ha hecho ya cambiar algo la posición de la canciller y que «cambiará más» tras las elecciones.

Hollande se refirió a las declaraciones de Merkel sobre una nueva «agenda del crecimiento», todo un cambio para el candidato socialista que consideró que hasta ahora la canciller sólo hablaba de austeridad.

«Hace unas semanas ni siquiera quería oír hablar de la palabra crecimiento de lo cercana que se siente de la austeridad. Pero se ha movido y se moverá todavía más después de las elecciones» francesas, dijo Hollande.

En la negociación, Merkel no podrá ser intransigente en temas como «el estatus del Banco Central Europeo, los eurobonos o la tasa sobre las transacciones financieras», agregó.

Sarkozy y Strauss-Kahn

Sarkozy, por su parte, tuvo un mitin en Clermont-Ferrand, en el centro de Francia, que aprovechó para contestar al exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, que le acusó de estar detrás de las acusaciones que pesan contra él.

«Respeto profundamente la presunción de inocencia, pero cuando uno está acusado de lo que él está acusado, hay que tener un mínimo de dignidad y de pudor para callarse y no añadir todavía más indignidad», afirmó Sarkozy, quien pidió a Strauss-Kahn que se explique ante la justicia.

En una entrevista publicada hoy por el diario «The Guardian», el exresponsable del FMI atribuyó el escándalo que destruyó su candidatura a la presidencia de Francia a enemigos políticos vinculados a Sarkozy y a la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP).

El presidente saliente, sin embargo, no se refirió a la publicación de un documento que deja entrever que el régimen del líder libio Muamar el Gadafi financió su campaña presidencial en 2007.

Su portavoz, Nathalie Kosciusko-Morizet, lo consideró «grotesco», mientras que los socialistas pidieron la apertura de una investigación.