Obama afronta una semana clave para el control de armas y la reforma migratoria

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Washington acoge estos días a grupos de apoyo a ambas leyes

10 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Después de un receso por vacaciones, el Senado tiene sobre la mesa las dos prioridades de Barack Obama en su segundo mandato: el control de las armas y la reforma migratoria. Esta semana será clave.

Por esa razón, Washington acoge estos días a grupos de apoyo a ambas leyes. Hoy se espera una concentración multitudinaria junto al Capitolio a favor de la reforma migratoria. Y desde el lunes, las familias de los fallecidos en diciembre en la masacre de la escuela infantil Sandy Hook se reúnen con senadores contrarios al control de las armas para tratar de que cambien de opinión. Los familiares de las víctimas de Newtown viajaron a Washington en el avión presidencial desde Hatford, una localidad muy cerca del lugar donde Adam Lanza acabó con la vida de 26 personas. Obama había acudido allí a defender su propuesta.

Lo que se discute estos días en el Senado es hasta dónde llevar el control de antecedentes penales de los compradores. El último ofrecimiento de los demócratas es dejar fuera la compra-venta entre familiares y algunas armas de caza. Pero un grupo de trece republicanos, a los que se ha unido el jefe de esa minoría, Mitch McConnell, se oponen y amenazan con no permitir ni siquiera que se vote.

En cuanto a la reforma migratoria, el grupo de senadores de ambos partidos que negocia un acuerdo sobre esta ley podría presentarla en breve. Aunque en los últimos días, ha aumentado los movimientos de de los que se oponen. Una importante fundación conservadora va a hacer público un estudio que defiende que los costes de la reforma aumentarían el déficit en los próximos años y los republicanos se han apresurado a asegurar que el proyecto que se discute no podrá garantizar que eso no será así.

Un asesor republicano aseguraba en la revista Politico que «una cantidad razonable por la integración de los inmigrantes al sistema no es lo mismo que lo que supondría millones de nuevos dependientes total o parcialmente del Gobierno». Una amenaza que ya hizo que en el 2007 fracasara el intento de reforma de la ley.