En el país sigue muy presente el debate sobre los programas secretos de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional
20 jun 2013 . Actualizado a las 22:58 h.El presidente de EE. UU., Barack Obama, regresó hoy a Washington tras su gira europea en medio de una caída de su popularidad mientras sigue muy presente en el país el debate sobre los programas secretos de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
Además, aún colean las críticas a su Gobierno por el espionaje del Departamento de Justicia a la agencia AP y a un reportero de Fox News, así como por la excesiva supervisión por parte del servicio de recaudación de impuestos (IRS) sobre grupos conservadores.
«El gran número y la continua evolución y expansión de los escándalos y controversias están socavando al Gobierno de Obama», dijo a Efe Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa.
Obama «no puede permitirse tener a sus bases liberales descontentas justo cuando más lo necesita», advirtió, por su parte, J.T. Young, exfuncionario del Departamento del Tesoro y de la Oficina de Presupuesto en la web RealClearPolitics.
Para John Harris, editor jefe de la publicación Politico, «el problema es que las ventanas para que Obama tenga realmente un segundo mandato relevante se están estrechando».
Al hacer balance de lo que va de año y exceptuado el tema migratorio, no ha habido avances en otras prioridades de la agenda de Obama como el control de las armas o la lucha contra el cambio climático, de acuerdo con Harris.
La aprobación de la gestión de Obama se sitúa actualmente en el 46 % y el índice de rechazo en el 49 %, según un promedio de las últimas encuestas de opinión que elabora RealClearPolitics.
La mayoría de los sondeos divulgados en los últimos días otorgan al presidente unos porcentajes de rechazo mayores que los de aprobación.
Un sondeo de CNN dado a conocer el lunes señala que un 45 % de los encuestados aprueba la gestión de Obama, el nivel más bajo en año y medio, mientras que un 54 % la critica.
Otra encuesta, del centro Pew, difundida el miércoles muestra que una mayoría aprueba la gestión de Obama en materia de lucha contra el terrorismo (57 frente a 33 %), pero el presidente suspende en lo relacionado con la privacidad y libertades civiles (42 a 51 %).
El escándalo de los programas secretos para recopilar registros telefónicos y datos de internet de millones de usuarios filtrados por Edward Snowden ha hecho sonar las alarmas sobre la excesiva intromisión del Gobierno entre muchos ciudadanos y organizaciones de derechos civiles.
Esos programas «violan la Constitución», opinó el ex vicepresidente estadounidense Al Gore, mientras The New York Times, un diario afín a los demócratas, sostuvo en un editorial que el Gobierno de Obama «ha perdido toda la credibilidad».
Desde Berlín, Obama anunció el miércoles que desclasificará parte de los programas de espionaje con el objetivo de mejorar su transparencia y tranquilizar a la población.
El presidente se comprometió a hacerlo a su regreso de Europa, donde estuvo primero en Irlanda del Norte para asistir a una cumbre del G8 y luego en Alemania.
En cuanto al escándalo del IRS, el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, dijo la víspera en una audiencia ante el Senado que la investigación abierta al respecto es «de alta prioridad» y que hay más de una docena de agentes asignados a ella.
Mueller también admitió que el FBI usa, aunque «muy raras veces», aviones no tripulados conocidos, como drones, para tareas de vigilancia en territorio estadounidense, algo que puede convertirse en «otro problema» para el Gobierno de Obama, en opinión del profesor Schmidt.
Con respecto al espionaje sobre teléfonos de AP, el presidente de esa agencia, Gary Pruitt, denunció que ese asunto ha «intimidado» a las fuentes y que la Administración de Obama «ama demasiado el secretismo».
Este Gobierno, que llegó al poder con un mensaje de «transparencia», ha estado invocando «cada vez más razones para mantener información confidencial lejos de la prensa y del público», alertó Pruitt.