La proverbial ingobernabilidad de Italia ofrece un nuevo episodio de su singularidad política. Cuando Alfano encargue a Renzi formar Gobierno, además de ser el 27.º desde que el país decidió ser república, en 1946, será el tercero consecutivo que no salga de las urnas.
El 2011 y la crisis global se llevaron por delante a Berlusconi, que había ganado las elecciones del 2008 con mayoría absoluta tanto en el Parlamento como en el Senado. Napolitano encargó al excomisario europeo Mario Monti la formación de un equipo de tecnócratas. Trece meses aguantó este Ejecutivo, que cayó al retirarle Berlusconi su confianza, e Italia vuelve a las urnas en el 2013. Pero el líder del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, que no contaba con mayoría en el Senado, no consiguió formar Gobierno.
Ese mismo año, Napolitano es reelegido presidente, por primera vez en la historia de la República, y encarga formar Gobierno a Enrico Letta (PD). Su mandato duró 300 días. La ambición de Renzi forzó su dimisión y anticipar las elecciones no parece la mejor solución a la crisis de gobierno mientras no se reforme la ley electoral. Renzi será el octavo jefe de Gobierno desde 1994 y también el octavo que no completa una legislatura desde ese año.