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Obama recibe a Yatseniuk, el G7 pide a Putin que detenga el referendo en la península y Angela Merkel considera «ineludibles» las sanciones
13 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La reunión del presidente Barack Obama con el nuevo primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, fue la punta de lanza de una ofensiva occidental para obligar a Rusia a que detenga la celebración del referendo del domingo en Crimea. Comprende un llamamiento de las potencias del G7 en el que se asegura que no reconocerán el resultado de la consulta y la amenaza proferida por Angela Merkel de que la UE no tendrá más remedio que sancionar a Moscú la semana que viene. La misión de la OSCE confirmó ayer que los uniformados que tomaron el control de la península son, en realidad, soldados rusos.
Según nuestra corresponsal en Nueva York, Victoria Toro, Obama recibió a Yatseniuk con honores de jefe de Estado, un gesto reservado solo a los aliados más estrechos de EE.UU. y que se interpreta como una bofetada a Rusia. El presidente elogió la labor de Yatseniuk en la «estabilización» de Ucrania y volvió a señalar que Rusia «ha violado la ley» con su ocupación de Crimea, una acción insistió tendrá sus «costes». Yatseniuk sostuvo que está abierto a dialogar con Vladimir Putin, pero no «con una pistola en la sien».
Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, EE.UU. y la UE pidieron a Rusia que cese sus esfuerzos por cambiar el estatus de Crimea, contrario a la ley ucraniana y una violación de la ley internacional, y advirtieron a Moscú de que, si se anexiona la península, tomarán medidas a nivel individual y colectivo. Las potencias le dijeron a Putin que un referendo como el previsto «no tendrá efecto legal» y que «la presencia intimidatoria» de sus tropas lo priva de «fuerza moral».
En una reunión muy esperada por las declaraciones del primer ministro polaco, en las que denunció que la dependencia alemana del gas comprometía la soberanía de la UE, Donald Tusk y Angela Merkel respondieron a Rusia con el anuncio de la firma del acuerdo de asociación entre la UE y Ucrania, previsiblemente la próxima semana. Una Merkel inusualmente dura dijo que es «ineludible» la entrada en una segunda fase de sanciones ya que el Kremlin no da muestras de distensión ni apertura al diálogo.
En paralelo, el pleno de la Eurocámara condenará hoy la «agresión de Rusia» y propondrá que, «en ausencia de una desescalada o en el caso de una mayor escalada», como la anexión, se restrinjan los visados y se congelen los activos de los rusos implicados en la agresión.
Los observadores de la OSCE enviados a Crimea hicieron público ayer su informe, en el que afirman que existe una «evidencia significativa» de la presencia de militares rusos. Entre las evidencias figuran uniformes rusos, equipos de combate, los números de identificación asociados con la flota rusa en el mar Negro y el transporte blindado del personal.