Hamed Ibrahim Sayans: «Ahora no tengo casa en Gaza y quiero ir a España, que es mi país»
INTERNACIONAL
Nueve familias evacuadas por la embajada a Amán esperan ser repatriadas
07 ago 2014 . Actualizado a las 19:55 h.La tregua en Gaza no consuela. Jordania, tampoco. Hamed Ibrahim Hamed Sayans, de abuelos gallegos - «de La Coruña», reivindica- agradece que como español le hayan alejado de la devastada localidad de Beit Hanun, donde vivía. No olvida que 14 de sus primos no han podido salvarse. Uno de ellos rompía el ayuno del Ramadán junto a su madre, su mujer y su hija cuando cayó la bomba. «Murieron tomando té en la terraza». Él ya no estaba en el vecindario, cuando un ataque destrozó la suya.
«Ahora no tengo casa en Gaza y lo que nos gustaría es volver España, que es nuestros país». Nació en Madrid cuando su madre, hija de emigrantes gallegos, se enamoró de un palestino que estudiaba en la Universidad Complutense. Con cuatro años - uno más de los que ahora tiene su hija menor- decidieron trasladarse a Gaza. «Pero estos días de bombardeos, mis hijos han tenido mucho miedo y decidimos acogernos al plan de evacuación del Consulado español de Jerusalén. Lo que no entiendo es por qué después de dos semanas seguimos en Amán. Aquí no podemos hacer nada».
Y volver a Gaza no reconforta, aunque la tregua prospere. Ahora, quedan las heridas. «Casi dos kilómetros de la frontera están destruidos y Gaza solo tiene entre cinco y siete kilómetros de ancho. ¿Cómo lo vamos a hacer con 1.800.000 habitantes? Viviendo como sardinas en lata». Los refranes que colorean las explicaciones del profesor Riad Alí el Aila vienen de sus ocho años en España, durante los que se doctoró en Ciencias Políticas. Casado con una española, se asentó en Gaza, pero las últimas tres guerras se le han hecho insoportables. «No hay luz, no hay agua, no hay nada, solo el olor de la muerte».
El tráfico de Amán ha sustituido al ruido de las bombas. Las nueve familias evacuadas y asistidas por Mensajeros de la Paz matan el tiempo en un céntrico hotel de la capital jordana, a la espera de que la embajada española les de alguna solución. «Durante la guerra del 2008 nos trajeron aquí dos días y luego nos llevaron a España, pero ahora no sabemos cuáles son los planes. Y quedarnos aquí, con los niños que necesitan ir a la escuela y llevar una vida normal, no tiene sentido». Alí el Aila señala a sus 15 nietos, que corren por la recepción.
Una tregua no sirve
«Una tregua sin acuerdo no sirve para nada», recalca. Hamed asiente: «Cada año va a ocurrir, está ocurriendo, un nuevo problema, una guerra nueva?» No está en sus planes quedarse de forma permanente en España, aseguran, pero buscan, al menos, no truncar sus vidas mientras la situación en la Franja no mejore. Y mejorar, tres conflictos después, implica una solución política. «No queremos ocupar el mundo, ni que Israel desaparezca. Solo tener un Estado palestino independiente y resolver los problemas que vienen desde 1948».
Hamed Sayans cree que el lanzamiento de cohetes de Hamás no ayuda, y aunque intuye que perderán apoyo, entiende que la población no se haya opuesto a las milicias durante el conflicto. «Lo que se ve desde Gaza es que Israel no diferencia con Hamás, porque están muriendo niños, mujeres, ancianos». «Gaza no es más que una gran cárcel, solo eso -se enerva Alí el Aila- y el mundo todavía no ha distinguido entre el terrorismo de personas y el terrorismo estatal». Sus nietos, ajenos, siguen inventando juegos entre los sillones de la recepción del hotel.