El diálogo sobre el programa nuclear iraní se prolonga y entra en «fase crítica»

La Voz VIENA / AFP

INTERNACIONAL

HEINZ-PETER BADER | REuters

El negociador se retira a Teherán para consultas mientras Jamenei traza unas condiciones que contradicen lo pactado

29 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las negociaciones con Irán han sido prolongadas más allá del plazo fijado del 30 de junio y ayer entraron en una «fase crítica» para sellar un acuerdo que impida a Teherán dotarse del arma nuclear. El anuncio de la esperada prolongación de las negociaciones fue confirmado por una fuente iraní, alegando que «queda mucho trabajo por hacer». Más directo fue el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, quien al llegar ayer a Viena insistió en que «más vale un 'no' a un acuerdo que un acuerdo malo. Hay líneas rojas que no podemos franquear y cada uno de nosotros deberá tomar decisiones muy difíciles».

Su homólogo iraní, Mohamad Javad Zarif, partió ayer hacia Teherán para realizar consultas. A su vez, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, advirtió que la hora de las decisiones «políticas» había llegado en esta agotadora negociación iniciada hace 20 meses. «Si todas las partes demuestran voluntad política, lo conseguiremos», declaró. «Obviamente, estamos en una fase crítica», dijo un diplomático occidental. «En los últimos días se ha incrementado la tensión, pero era previsible», añadió.

La fecha del 30 de junio es el límite que se impusieron las partes sobre la base del acuerdo marco alcanzado en Lausana el 2 de abril. Pero las posiciones aparecen aún muy alejadas. El propio secretario de Estado norteamericano, John Kerry, reconoció que aunque sigue «esperanzado», todavía queda «mucho trabajo duro».

Según el acuerdo de Lausana, Irán reducirá en más de dos tercios el número de centrifugadoras para enriquecer uranio, que pueden fabricar combustible para energía nuclear o la base de bombas nucleares, y reducirá sus reservas de uranio en un 98 %. También aceptó cambiar el proyecto de un reactor en la planta de Arak para que no pueda producir plutonio para armas ni usar la planta de Fordo para enriquecer uranio. A cambio, busca la retirada inmediata de las sanciones de la UE, EE.UU. y la ONU que han lastrado su economía.

Pero el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, trazó las «líneas rojas» para un acuerdo final que parecían ir en contra de lo pactado en Lausana, y, entre otras, expresó su rechazo a las inspecciones de los sitios militares iraníes. Ayer resaltó la «malvada hostilidad» que EE.UU. mantiene hacia la República Islámica.

Un tira y afloja desde el 2013

Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) iniciaron en noviembre del 2013 una hoja de ruta negociadora, que fue prorrogada en julio y en noviembre del 2014. El pasado abril se cerró un acuerdo cuyos detalles tenían que concretarse en un documento antes del 30 de junio para limitar el programa iraní y que no tenga capacidad de desarrollar armas atómicas a corto plazo.