Contaba con la protección de China, que veía en él una alternativa a suceder a su hermano. Jong-nam deseaba que su país siguiera el modelo chino de apertura económica
17 feb 2017 . Actualizado a las 07:52 h.La sombra del misterio sigue planeando sobre la muerte del hermano mayor de Kim Jong-un. Cuatro días después de que muriera de camino a un hospital, las autoridades malasias confirmaron que, en efecto, el fallecido es Kim Jong-nam, pero nada dijeron de las causas de su muerte. La investigación policial se salda de momento con tres detenidos pero la policía sostiene que sigue la pista a otros tres sospechosos. Los dos últimos detenidos son una mujer que portaba un pasaporte indonesio que la identificaba como Siti Aishah, de 25 años, y su pareja. Aishah fue identificada por las cámaras de seguridad del aeropuerto de Kuala Lumpur, el mismo procedimiento que delató un día antes a la primera detenida, Doan Thi Huang, de 28 años, según reflejaba el pasaporte vietnamita que portaba.
Todos los sospechosos de participar en el envenenamiento con una sustancia letal rápida comparecerán ante un juez en un plazo de una semana, según informó la agencia de noticias malasia Bernana. Además, la prensa malasia especula con la posibilidad de que los resultados de la autopsia, que concluyó el miércoles, tardarán unos días en publicarse.
El presunto asesinato de Kim Jong-nam, que según Corea del Sur fue ordenado por Pyongyang, habría colmado la paciencia de Pekín. El hijo mayor de Kim Jong-il vivía exiliado en Macao con su familia y contaba con la protección del Gobierno chino, que respaldaba sus negocios y veía en él una alternativa a suceder a su hermano en el poder. Kim Jong-nam compartía el deseo de Pekín de que su país siguiera el modelo chino de apertura económica.
«De confirmarse que ha sido orquestado por Corea del Norte, este asesinato significaría que Kim Jong-un está dispuesto a defender al régimen a toda costa», explicó Zhao Tong, un experto en Corea del Norte del Centro Carnegie Tsinghua de Pekín. Ante esta evidencia, añadió, a China, principal apoyo de Pyongyang ante la ONU, «le será muy complicado convencer a la comunidad internacional de que Corea del Norte puede evolucionar pacíficamente hacia una sociedad moderna».
Este sería el segundo desplante en menos de una semana que Pyongyang hace a Pekín. El lanzamiento de un misil de rango intermedio del domingo todavía escuece a las autoridades chinas, que ven como cada demostración de fuerza de su vecino más incómodo da argumentos a Estados Unidos para ganar presencia en la zona. El último ejemplo es el THAAD, el escudo antimisiles que desplegará en Corea del Sur a finales de este año.