Maduro exhibe ocho millones de votos y la oposición lo acusa de fraude
INTERNACIONAL
El chavismo cifra la participación en la votación sobre la Asamblea Constituyente en el 41,53 % del censo. La oposición, que no reconoce el proceso, rebaja el porcentaje al 12 %. Al menos 13 muertos en una jornada de protestas de la oposición reprimidas por el Gobierno. La UE ha expresado su preocupación por «el destino de la democracia» en el país
31 jul 2017 . Actualizado a las 20:59 h.Tras una jornada de votación marcada por la violencia (con 13 muertos) y la represión, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha celebrado su victoria en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, que no reconocen ni la oposición ni la comunidad internacional-
Según el Consejo Nacional Electoral, ha participado el 41,53 % del censo, unos ocho millones de votos. La oposición -que no participaba en el proceso- ha calificado de fraude los comicios, y ha asegurado que solo un 12 % del censo (poco más de 2 millones de personas) acudió a las urnas.
La cifra de ocho millones de votos mejora los resultados obtenidos por Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2013, cuando logró el apoyo de poco más de 7 millones de personas y es mayor que el obtenido en las últimas votaciones, las legislativas de 2015, en las que el chavismo perdió con 5,6 millones de votos frente a los 7,7 de la oposición.
Tras la publicación de los datos oficiales, Maduro ha atacado al Parlamento (controlado por la oposición tras las elecciones legislativas del 2015), a la Fiscalía, los líderes de la oposición y los medios privados.
En un acto televisado con simpatizantes chavistas, Maduro aseguró que la ANC, que tomará el poder en las próximas horas, «levantará la inmunidad parlamentaria a quien haya que levantarla», actuará contra la «burguesía parasitaria» para solucionar la crisis económica y se hará con el mando de la Fiscalía «para que haya justicia».
Preocupación de la UE
«Los acontecimientos de las últimas 24 horas han vuelto a alimentar la preocupación de la Unión Europea por el destino de la democracia en Venezuela», dijo Mina Andreeva, portavoz de la Comisión Europea.
La UE lamentó «profundamente» la violencia y los altercados durante los comicios y condenó el «uso excesivo y desproporcionado de la fuerza» por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas.
Poderes plenipotenciarios
La Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela tendrá a partir de hoy poderes plenipotenciarios para reformar el estado, en un proceso que viola la Constitución, en opinión del Parlamento del país, de la fiscala general Luisa Ortega Díaz y de buena parte de la comunidad internacional, que ya ha anunciado que desconocerá el mecanismo impuesto desde hace tres meses por Maduro y el Tribunal Supremo de Justicia.
Al menos trece personas murieron entre el sábado y anoche, cinco de ellas mientras la elección se llevaba a cabo, lo cual no impidió al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, afirmar que «el país está en completa calma, todo se está desarrollando muy bien», mientras la presidenta del Consejo Electoral, Tibisay Lucena, afirmaba al mediodía que «el 99 % del país está votando», pese a la soledad evidente de los colegios en los que se realizaba el acto del sufragio.
La funcionaria, que en la víspera de la elección sorprendió al país prohibiendo a los medios de comunicación estar a menos de 500 metros de los centros de votación (una medida inédita en Venezuela), se quejó ayer de que estos mismos medios no cubrían la elección, señalando que sus palabras del sábado «fueron malinterpretadas». Sin embargo, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa señaló que hubo decenas de amenazas contra reporteros por intentar cubrir el proceso y registrar los semivacíos o completamente desiertos centros de votación.
La oposición anticipó un posiblel fraude
Maduro votó por sorpresa, en sigilo y muy temprano en la mañana, en su centro electoral de costumbre, a un par de kilómetros del palacio de Miraflores, pese a que su despacho anunció que lo haría al mediodía, como suelen hacerlo los mandatarios venezolanos, en medio de aplausos. «La Constituyente está puesta al servicio de la paz (…) quise ser el primer voto por la paz y la tranquilidad de Venezuela», justificó.
Julio Borges, líder opositor y presidente del Parlamento, pronosticó antes del cierre de los colegios que la participación no alcanzaría el 7 % del censo electoral, de aproximadamente veinte millones de votantes. «Pocas veces un país puede observar en vivo y directo un fraude electoral. No se equivoquen: con la Constituyente, el Gobierno está acelerando la caída del poder, su propia tumba». Señaló que el Consejo Electoral «ya tiene listo el boletín en el que afirmará que 8 millones y medio de personas participaron, pero el país y el mundo saben que es falso».
Durante el fin de semana, y especialmente desde última hora del sábado, la violencia política, que se había cobrado 108 vidas en 118 días de protestas contra Maduro, se desbordó, con trece asesinados en todo el país, que han elevado la cifra a 121 fallecidos: cinco en Mérida, otros tantos en Táchira (en los estados andinos es mayor la resistencia al Gobierno), uno en Sucre, al oriente del país; y dos en Barquisimeto, en el centro.
Uno de los asesinados fue Ronald Ramírez, funcionario de la Guardia Nacional asesinado de un disparo en un confuso incidente con manifestantes en La Grita, muy cerca de la frontera con Colombia. Otro fue Ricardo Campos, un dirigente del partido opositor Acción Democrática.
La oposición había convocado un cierre de vías en todo el país, y a una manifestación, que se preveía gigantesca, en la principal autopista de Caracas, que no pudo ni siquiera congregarse porque la Guardia Nacional y la Policía Nacional atacaron con dureza a las personas que intentaron juntarse, desde muy temprano en la mañana.
La represión se recrudeció tras una fuerte explosión en Plaza Altamira, uno de los puntos de reunión de los manifestantes, y símbolo de la oposición. La explosión se produjo al paso de un grupo de policías nacionales en motocicletas, algunos de los cuales resultaron heridos.
¿Qué se vota?
Una Cámara con poderes absolutos
Con la elección de la Asamblea Constituyente, se elegirán 545 constituyentistas, de los cuales 364 serán electos sobre una base municipal (uno por cada municipio y dos por los municipios capitales, además de siete en Caracas); y 181 por ámbitos sectoriales: campesinos y pescadores, trabajadores, empresarios, personas con discapacidad y jubilados y pensionados, entre otros. Los electos no solo podrán reformar la Constitución, sino que por un período indeterminado podrán redactar «leyes constitucionales», renovar los poderes públicos y cesar en sus funciones a funcionarios, incluso de elección popular.
La oposición ha rechazado participar porque considera que la convocatoria es fraudulenta.
No votó | Fernando Canónico
«Hoy queda formalmente instalada la dictadura»
Fernando Canónico, cuyo padre es italiano y cuya madre es de la localidad coruñesa de Sada, no fue a votar a pesar de que trabaja en un organismo público. Abogado de profesión, de 53 años de edad, solo esta esperando «vender lo que me queda» para marcharse de Venezuela. «Ya casi toda mi familia está en España, en Italia y en Argentina, incluyendo a mi esposa y mis dos perros; mis hijos están en Panamá», señala.
Y él también está esperando el arreglo de la liquidación del ente estatal en el que trabaja para seguir el mismo camino que han utilizado miles de venezolanos en las últimas semanas para abandonar el país. «A mí no me molestaron esta semana; a lo mejor por mi edad, y porque saben cuál es mi posición política, no se la oculto a nadie», señala.
«En realidad, esto no puede calificarse como una elección; se han burlado todas las etapas legales, la convocatoria es ilegal, y sobre todo, como abogado, lo que uno lamenta más es la parcialización evidente que tiene el Consejo Electoral a favor del Gobierno. Creo que es muy difícil, después de esto, pensar que en Venezuela hay una democracia; hoy queda formalmente instalada la dictadura», concluye.
Votó | Mariela Aguilar
«La presión para acudir a votar se volvió insoportable»
Mariela Aguilar trabaja en el departamento de Sistemas de un ministerio venezolano desde hace nueve años. De 42 años, madre soltera de una niña de 5 años, y con un padre nacido en la localidad coruñesa de Mazaricos, que está en condición de invalidez tras un accidente laboral de construcción. Pensaba no ir a votar, pero al final terminó asistiendo: «Toda esta semana -señala- la presión se volvió insoportable; hoy [por ayer], desde las 6 de la mañana, mi supervisor comenzó a llamarnos a todos, por el grupo de Whatsapp, a preguntarnos quiénes habíamos votado y a decirnos que cuando lo hiciéramos, teníamos que reportarlo a la sala situacional del ministerio. Así que al final no me quedó más remedio que ir, porque necesito mi empleo, aunque varios de mis compañeros indicaron claramente que no iban a hacerlo».
Ante esa eventualidad, se instruyó esta semana sobre cómo votar nulo (un proceso bastante engorroso en el sufragio automatizado) y así lo aplicó ayer. «En realidad no creo en nada de este Gobierno, que además está improvisando eternamente; a una compañera incluso la amenazaron con quitarle la jubilación, le falta un año para jubilarse, si no iba a votar. Así nos están tratando», se lamentó.