La rebelión de los médicos cubanos en el exterior llega a los tribunales en Brasil

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

INTERNACIONAL

Campaña de vacunacioón en un centro médico de Sao Paulo
Campaña de vacunacioón en un centro médico de Sao Paulo NELSON ALMEIDA | AFP

Los médicos cubanos y demás personal sanitario en el exterior, el producto de exportación estrella de la revolución, han empezado a presentar demandas ante los tribunales de sus países de destino para desvincularse de los contratos suscritos por el gobierno cubano.

05 nov 2017 . Actualizado a las 12:28 h.

La iniciativa ha partido de varios centenares de los casi 8.600 profesionales de la sanidad, la mayoría médicos, que siguen prestando sus servicios en Brasil, al amparo del convenio tripartito Mais Médicos, suscrito hace cuatro años por el gobierno de Dilma Rousseff y los mandatarios de la isla, con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como intermediaria.

Los tribunales brasileños ya le han dado la razón a algunos demandantes -un juez definió las cláusulas de dicho convenio como «una forma de trabajo esclavo»- pero otros han visto rechazadas sus demandas en primera instancia con  argumentos tales como que dar por terminados esos contratos supondría «riesgos indebidos en la esfera política y diplomática».

La última palabra la tendrá el Tribunal Supremo Federal, ante el que el abogado André de Santana Corrêa recurrió los fallos emitidos, alegando como principal argumento que los contratos recurridos son contrarios a las protecciones de igualdad amparadas por la Constitución de Brasil. Pero su decisión puede demorar años por el colapso que sufre esta instancia judicial con los casos de corrupción que se investigan en el país.

Independientemente de lo que acabe resolviendo la justicia brasileña, el tema se ha extendido como un reguero de pólvora por las redes sociales. La Habana ha tomado de inmediato cartas en el asunto porque peligra su principal fuente de ingresos: unos 11.500 millones de dólares anuales como promedio entre 2011 y 2015, según se puede leer en un artículo publicado por el exministro de Economía José Luis Rodríguez en el portal oficial Cubadebate.

Lo primero que hicieron los supervisores cubanos -comisarios políticos- en Brasil fue convocar a los médicos que habían presentado demandas y los despidieron de inmediato. Las alternativas que les  ofrecieron fueron subirse a un avión dentro de las 24 horas siguientes para regresar a Cuba o enfrentar el exilio durante ocho años como castigo. No es casualidad que las modificaciones en la política migratoria anunciadas la pasada semana por la Habana que autorizará la entrada en Cuba a partir del próximo primero de enero de todos los cubanos que salieron ilegalmente del país, excepto los que se fugaron a través de la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo y los que abandonaron misiones gubernamentales, diplomáticas, deportivas y de otro tipo que no podrán hacerlo hasta que no transcurran ocho años desde su salida.

Cansados de ser esclavos

Que haya sido Brasil el país donde los sanitarios cubanos fueron pioneros en el uso de la vía judicial para reclamar sus derechos no es casualidad. Por allí ya han pasado unos 18.000 en los cuatro años que lleva implantado el programa Maís Médicos, es el segundo destino -después de Venezuela- de los 62 en los que están presentes en todo el mundo, pero es de los pocos, si no el único, en los que la separación de poderes funciona aceptablemente.

Además, en el mismo programa -Mais Médicos- tienen cabida profesionales de otros países que perciben Integralmente la retribución pactada. En el caso de los cubanos, de los 3.600 dólares mensuales que desembolsa el gobierno de Brasil por cada uno, ellos apenas reciben la cuarta parte. El resto va a parar directamente a las arcas de la maltrecha Hacienda isleña. Los colegas de otros países pueden tener con ellos a sus familias, los cubanos no.

Un recurso habitual de los sanitarios cubanos en el exterior ha sido el recurrir al matrimonio para tener la opción de quedarse más allá de los tres años que firman en el contrato,  pero no a todos se les permite prorrogar su estancia, eso lo decide el gobierno de Raúl Castro , en función del informe que emitan los comisarios políticos.

La alternativa que les quedaba y a la que se han acogido unos 8.000, especialmente en los 24 países de América Latina y el Caribe donde están presentes, era la deserción. Muchos de ellos acababan en Estados Unidos, gracias al «Programa de Permisos para Profesiones Médicos Cubanos (CMPP) del Departamento de Seguridad Nacional, que desde el año 2006 les permitía solicitar en cualquier embajada o consulado el ingreso en el país junto a sus familiares, incluidos los que siguiesen residiendo en Cuba. Pero la supresión de esa vía de salida fue uno de los grandes logros que Raúl Castro logró arrancarle a Obama en los acuerdos firmados el pasado mes de enero.

El caso venezolano

Más complicado lo tienen los 28.000 profesionales sanitarios cubanos que siguen destinados en Venezuela. Sus contratos son tan leoninos como los de sus colegas en otros países, pero además tienen que sufrir el rechazo de una ciudadanía que mayoritariamente se resiste a la colonización cubana y se manifiesta casi a diario ante los consultorios, la escasez de productos básicos por la crisis humanitaria que padece el país y la inseguridad que ya se ha cobrado la vida de unos cuantos profesionales.

Las instrucciones que reciben de sus jefes son: mantener abiertos los servicios «pese a todo». Si se van, pierden la cuenta congelada que les mantienen en Cuba, quedan como mal vistos en el sistema de salud y pierden cualquier posibilidad de ser promocionados.

Según el relato -anónimo por razones obvias- de uno de ellos que recoge el digital 14ymedio, el régimen cubano les deposita 200 dólares mensuales en una cuenta congelada que al término de los tres años que dura la misión en Venezuela suman 7.200 dólares. El profesional que mantuvo una conducta adecuada y cumplió con su deber puede retirar ese dinero al regresar a la Isla. En caso de que regrese antes del período establecido o le sea revocada su misión -entre otras cosas por intentar escapar de ella-, pierde todo ese dinero.

 En Cuba también le son depositados 250 dólares mensuales que pueden ser retirados cuando el cooperante visita la Isla una vez al año. Mientras están en Venezuela, reciben 27.000 bolívares, menos de 10 dólares mensuales (ayer en el mercado paralelo la divisa norteamericana cotizaba a 44.347,76 bolívares).  En el caso de los técnicos de la salud, el régimen les paga depositándoles 180 dólares en una cuenta corriente y otros 180 dólares mensuales en una cuenta congelada hasta el fin de la misión.

 Un radiólogo cubano que se encuentra en el estado petrolero de Zulia explica que desde hace meses no reciben la bolsa de alimentos que entrega el Gobierno de Venezuela. «Vivimos en condiciones de hacinamiento con varios cooperantes y ni siquiera tenemos agua potable. Gracias a algunos pacientes podemos comer, pero ellos mismos lo están pasando muy mal. Estamos repitiendo algo así como el Período Especial que pasamos en Cuba», dice. Reconoce que teme por su vida, por la situación en el país pero está decidido a no regresar a la Isla. «Hay que aguantar hasta el final. No es justo perderlo todo después de tanto sacrificio», argumenta.

 Un gran negocio

Según estadísticas oficiales cubanas, médicos cubanos trabajaban en 62 países al cierre de 2016, en 35 de los cuales el gobierno de los Castro ingresó por sus servicios, 11.543 millones de dólares anuales, una cifra que supera con creces los 2.800 millones reportados por el turismo.

 El Anuario Estadístico de Salud 2016 revela que los profesionales cubanos están en 24 países de América Latina y El Caribe, 27 de África subsahariana, dos de Oriente Medio y África septentrional, siete de Asia Oriental y el Pacífico, además de Rusia y Portugal. La cantidad de profesionales que intervienen en esas misiones, según el Ministerio de Salud, a mediados de 2015 eran más de 50.000, la mitad de ellos médicos.

 Aparte de Venezuela y Brasil, los mercados más importantes para los médicos cubanos están en países como Catar, Kuwait, China, Argelia, Arabia Saudita y Sudáfrica.

 La isla también ofrece servicios gratuitos mediante el llamado Programa Integral de Salud, destinado a 27 países con menos recursos como Haití, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Etiopía, Congo, Tanzania, Zimbabue, entre otros.

 Según el Anuario, Cuba cerró 2016 con 90.161 médicos, incluidos los que trabajan en el exterior. El Estado cubano financia por completo el sistema de salud, uno de sus más publicitados logros junto con la educación universal gratuita. Un total de 493.368 personas trabajan en el sistema, incluidos 16.852 odontólogos, 89.072 enfermeros y 63.471 técnicos.

La isla mantiene también la formación de médicos para otras naciones, en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), donde 2.326 estudiantes cursan actualmente los seis años de la carrera, señala el Anuario.