Boris Johnson culpa a Vladimir Putin

Lourdes Gómez LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

BEN STANSALL | afp

Analistas británicos estiman «engañosa» la versión de May sobre el envenenamiento

17 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, agudizó ayer la crisis diplomática entre Londres y Moscú acusando a Vladímir Putin de orquestar el ataque tóxico de Salisbury. «Nuestra disputa es con el Kremlin de Putin», aclaró mientras visitaba con su homólogo polaco, Jacek Czaputowicz, un museo de guerra en el oeste de Londres. «Creemos con abrumadora probabilidad que fue decisión suya ordenar el uso de un gas nervioso en las calles de Reino Unido, en las calles de Europa, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial», dijo ante las cámaras.

El nuevo frente dialéctico de Johnson se recibió en Moscú como un «escandaloso e imperdonable» ultraje de la diplomacia. Al mismo tiempo, en blogs académicos británicos se cuestionó la firmeza y veracidad de las declaraciones de la primera ministra, Theresa May, sobre el llamado agente Novichok, que ha dejado en coma al ex espía Serguéi Skripal y su hija Yulia.

Los profesores de la Universidad de Sheffield, Paul McKeigue y Piers Robinson, que han estudiado el uso de armas químicas y biológicas en Siria desde 2011, estiman «engañoso afirmar que solo Rusia pudo producir» el Novichok. «Las estructuras de estos compuestos se han descrito y cualquier químico orgánico con un laboratorio moderno puede ser capaz de sintetizarlo en cantidades a escala menor», escribe.Según la BBC, expertos estadounidenses viajaron en 1999 a la ex republica soviética de Uzbekistán para desmantelar un «importante laboratorio de la nueva generación de armas químicas altamente letales, conocidas como Novichok». A su vez, el ex diplomático británico, Craig Murray, recuerda que May solo ha identificado la toxina empleada en Salisbury como un agente de grado militar «del tipo elaborado en Rusia». «Los científicos no han podido señalarlo como gas nervioso ruso», resalta.

También el líder laborista, Jeremy Corbyn, aboga por «exigir responsabilidades a las autoridades del Kremlin en base a evidencias» policiales y con Reino Unido «respetando sus leyes y valores sin reservas». El veterano izquierdista está en el flanco de las críticas por condenar la «fallida diplomacia del Gobierno» cuando el país se siente atacado por Rusia. Una veintena de diputados laboristas ha firmado una moción en apoyo de la postura del Ejecutivo. En esta ocasión, la política exterior amenaza con profundizar el cisma entre el grupo parlamentario y el dirigente laborista.

Mientras, en Salisbury, el BMW rojo burdeos de Serguéi Skripal fue introducido en un contenedor metálico en una meticulosa operación llevada a cabo por militares y policías con uniformes de máxima protección. El vehículo se trasladó probablemente al laboratorio militar de Porton Down, donde se analiza el gas nervioso. Se cree que Yulia pudo involuntariamente acarrear la toxina en la maleta con la que viajó desde Rusia al aeropuerto de Heathrow el día anterior al ataque.

A la trama rusa se incorporó ayer otra pieza misteriosa. Scotland Yard abrió una investigación criminal en torno a la muerte del disidente ruso Nikolay Glushkov, que hasta entonces había tratado como «inexplicada». La autopsia delata que murió por «presión en el cuello», probablemente estrangulado, en su domicilio de Londres. Glushkov tenía cuentas pendientes con la Justicia rusa por presunto fraude y desfalco relacionado con su gestión de Aeroflot, donde llegó a ser vicepresidente.

Rusia ya tiene decididas las contramedidas

Mientras los ocho candidatos a las presidenciales de mañana cerraban ayer sus campañas, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, anunciaba que la respuesta al Reino Unido por la expulsión de 23 diplomáticos «están ya adoptadas y pronto serán comunicadas a la parte británica». El titular de Exteriores, Serguéi Lavrov, puntualizó que, antes de hacer un anuncio oficial, «informaremos primero a Londres como hacen los caballeros».Lavrov, que se encontraba ayer en Astaná, la capital de Kazajstán, en una nueva reunión para impulsar un proceso político en Siria, reiteró que las contramedidas incluirán sin falta expulsiones de diplomáticos británicos según el «principio de reciprocidad», lo que indica que los deportados tendrían que ser también 23.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, calificó de «imperdonables» las palabras del jefe de la diplomacia británica, Boris Johnson, quien acusa directamente a Vladímir Putin del envenenamiento de Skripal y su hija Julia. Peskov señaló que es precisamente Putin «quien tiene la última palabra» sobre la respuesta de Moscú. El portavoz insistió en que su país no tiene nada que ver con lo sucedido y añadió que «tarde o temprano Gran Bretaña tendrá que presentar pruebas de sus acusaciones, algo que no hemos visto todavía».

Mientras, el comité de Instrucción de Rusia (SK) abría ayer un expediente criminal por el envenenamiento de Julia Skripal al considerar que contra ella ha tenido lugar un «intento de asesinato». La portavoz del SK informó que también se abrió expediente por la extraña muerte, esta semana en Londres, del empresario ruso, Nikolái Glushkov.

Votación en Vigo

Como viene sucediendo desde el principio de la campaña, en el cierre el candidato más visible ha vuelto a ser Putin, aparentemente ajeno al caso Skripal. El jefe del Kremlin hizo un llamamiento a acudir a las urnas y encargó al Gobierno que elabore un plan para situar a Rusia entre las cinco principales economías del mundo de aquí a 2024, año en el que finaliza el nuevo mandato que con toda seguridad obtendrá tras las votaciones de mañana. Algunos sondeos le otorgan un 70 % de los votos.

Según una comunicación de la embajada de Rusia en España, los rusos residentes en Galicia que deseen hacer uso de su derecho al voto podrán emitir su sufragio hoy en Vigo, en la Rúa Oliva 12, desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde.