Macron y Conte reclaman a la UE que lleve el control de la migración a África
INTERNACIONAL
Proponen sucursales europeas en los países de donde proceden los flujos migratorios
20 jun 2018 . Actualizado a las 18:33 h.El presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno italiano, Giuseppe Conte, plantearon ayer en París a la Unión Europea la creación de sucursales de las agencias comunitarias en los países africanos de donde proceden los flujos migratorios para procesar en origen las solicitudes de asilo y de acogida. Ambos mandatarios preconizaron una reforma en profundidad del sistema de Dublín para revisar el concepto de país de primera llegada, así como el refuerzo de las fronteras exteriores con inversiones masivas en el dispositivo Frontex.
Después de días de crispación diplomática entre Francia e Italia por la crisis del Aquarius, Macron y Conte se esforzaron por rebajar la tensión en su primera reunión de trabajo, que estuvo a punto de anularse por las acusaciones de «cinismo e irresponsabilidad» por parte de París a Roma. La entrevista finalmente se celebró después de puntualizar el Elíseo la víspera que Macron nunca pretendió ofender a los italianos.
«Ha habido días un poco tumultuosos pero hemos gestionado ese momento de dificultad con una gran concertación», declaró Conte en una comparecencia conjunta en el Elíseo con su anfitrión. «Con Emmanuel Macron tenemos un entendimiento perfecto. El hecho de que yo esté aquí hoy es la respuesta más elocuente», añadió.
Los dos gobernantes instaron a proporcionar una respuesta colectiva europea al desafío migratorio a la vista de que a la UE «le ha faltado eficacia y solidaridad», dijo Macron, en el tratamiento de la problemática. A juicio del francés, la reforma debe pasar por incrementar la solidaridad con los socios de la orilla sur del Mediterráneo mediante iniciativas nuevas para las que Francia e Italia «deben asociarse con España y Alemania». Con la aprobación de su interlocutor, Macron también abogó por «cambiar la estrategia de Dublín porque no es operativa». Este reglamento estipula que el primer país adonde llega el inmigrante tiene la responsabilidad del examen de su demanda de asilo y del seguimiento de su situación incluso cuando la solicitud se ve rechazada. «Esos países no deben pagar por su posición geográfica. También tiene que haber más solidaridad cuando esas personas se desplazan por el espacio Schengen», indicó. Por su parte, Conte preconizó «un cambio de paradigma total consistente en prevenir los viajes de la muerte». «Debemos reforzar a nivel europeo la relación con los países de origen y de tránsito de los migrantes», dijo.
Macron se mostró abierto en nombre del pragmatismo a las soluciones propuestas por su huésped. Pero apuntó la necesidad de «convencer a los países que han bloqueado las reglas de solidaridad desde hace meses». Mencionó en concreto a Hungría, miembro con Polonia, República Checa y Eslovaquia del llamado Grupo de Visegrado, como ejemplo de los estados centroeuropeos a los que hay que persuadir «para que vayan más lejos en la solidaridad».
El francés aprovechó para afirmar su apoyo a la canciller Angela Merkel en el conflicto que la enfrenta con su ministro del Interior, Horst Seehofer, que quiere formar un «eje» con Austria e Italia para endurecer la política migratoria de Berlín. «Italia tiene un jefe de Gobierno, Francia tiene un jefe de Estado, Alemania tiene también una jefa de Gobierno. Si los países se ponen de acuerdo para decidir algo, ocurre a ese nivel porque son ellas y ellos quienes son responsables ante su pueblo y su Parlamento», aleccionó.
La policía gala raja las suelas de los zapatos a los niños migrantes
Oxfam sacó ayer los colores a las autoridades de Italia y Francia con un informe en el que denuncia que niños de tan solo doce años sufren abusos, detenciones y «devoluciones ilegales» en la frontera entre los dos países. El documento señala que «un burocrático y asfixiante sistema de acogida en Italia pone en peligro y fuera del radar a personas refugiadas vulnerables». En Francia, añade, la policía para «de forma rutinaria» a los menores no acompañados y «los mete en trenes de vuelta a Italia después de modificar sus papeles para que parezcan mayores o para dar a entender que quieren ser devueltos».
Según la oenegé, los niños han denunciado que han sufrido abusos físicos y verbales y que han pasado la noche en celdas sin comida, agua o mantas y sin acceso a un tutor oficial. «Todo ello va contra las leyes francesas y de la UE», asegura Oxfam, cuyo personal descubrió que la policía de fronteras «ha rajado las suelas de los zapatos a los menores migrantes o ha robado las tarjetas SIM de sus teléfonos». «En un caso, una menor eritrea fue obligada a volver a cruzar la frontera por un camino sin asfaltar junto a su bebé de 40 días», denuncia.
El informe agrega que al menos 16.500 migrantes, una cuarta parte de los cuales son menores, han pasado la frontera por el pueblo italiano de Ventimiglia en los nueve meses previos a abril de 2018 y »es probable que la cifra crezca en los meses de verano». «La mayoría huyen de la persecución y la guerra en países como Sudán, Eritrea, Siria y Afganistán. Muchos de ellos están intentando llegar a países como Francia, Reino Unido, Suecia o Alemania, donde esperan reunirse con familiares o amigos». Oxfam afirma que muchos menores no acompañados han denunciado sentirse abandonados en los centros de recepción, »sin oportunidad para ir a la escuela y sin información sobre cómo pedir asilo o reunirse con sus familiares».