La corrupción y la violencia provocan una histórica victoria de López Obrador

Héctor Estepa
HÉCTOR ESTEPA MÉXICO D. F. / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Alex Cruz | Efe

El nuevo presidente superó el 53 % de los votos, muchos más de los previstos

03 jul 2018 . Actualizado a las 08:16 h.

Cambio de era en México. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador arrasó en las elecciones del domingo y dirigirá la segunda mayor economía latinoamericana durante los próximos seis años. «No les voy a fallar», prometió ante decenas de miles de seguidores que se congregaron en el Zócalo de Ciudad de México para celebrar la victoria. «Soy muy consciente de mi responsabilidad histórica», dijo a sus emocionados simpatizantes, a quienes prometió llevar a cabo la cuarta transformación histórica del país, tras la Independencia, la Reforma y la Revolución.

El cambio en México es mayúsculo. Hace 18 años, el conservador PAN logró, de la mano de Vicente Fox, romper siete décadas de gobiernos del histórico PRI. Ahora López Obrador -conocido también como el Peje o AMLO- acaba con casi dos décadas de alternancia de los hasta ahora partidos mayoritarios.

AMLO barrió en las urnas. Con el 66,6% de las urnas escrutadas -el recuento es lento en México- el candidato izquierdista se había hecho con el 53,3 % de los votos. Su máximo rival, el panista Ricardo Anaya, apenas registraba el 22,52 % de los sufragios. El priísta José Antonio Meade certificó el duro batacazo de la formación histórica registrando apenas el 15,95 % de los votos.

López Obrador logró capitalizar el rechazo de los mexicanos hacia su clase política tradicional ante la corrupción y la violencia generalizadas que se ha vivido durante el mandato del priísta Enrique Peña Nieto.

La victoria es doble para AMLO. Su movimiento político, Morena, ganó cinco de las nueve gobernaciones estatales en juego. El poder local comienza así a virar a la izquierda. Batió también a sus rivales en el Congreso. La coalición Juntos Hagamos Historia, que incluye, además de a Morena, al Partido del Trabajo -izquierda dura, con guiños a Corea del Norte- y Encuentro Social -evangelismo ultraconservador- podría hacerse, según la predicción de la agencia Mitofsky, con la mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado.

Con esas previsiones en la mano, los analistas esperaban con ansia el discurso de López Obrador. Su tono marcaría la tendencia de los cinco meses de transición hasta su llegada al poder.

Reconciliación

AMLO se presentó como presidente electo con un discurso de reconciliación nacional. «La patria es lo primero», señaló. Intentó agradar también al sector empresarial, muy crítico hasta ahora con su candidatura y su programa, que ven populista e inconcreto. «El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia. No apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta», señaló, destacando que se respetará la libertad empresarial. «Ni habrá confiscación ni expropiación de bienes», dijo.

Dos son los principales retos de López Obrador: acabar con la corrupción y con la violencia que azota al país. 2017 fue el año con más asesinatos de la historia de México y en lo que llevamos de 2018 la cifra ya supera a la del mismo periodo del año anterior.

AMLO ha propuesto reducir el sueldo a los funcionarios públicos un 50 % y un Gobierno austero, sin leyes ni privilegios, además de revisar los contratos millonarios de la reforma energética. Sugirió también una suerte de amnistía para delincuentes con delitos menores, como campesinos que tengan cultivos ilícitos.

Obrador prometió, reducir la pobreza, que afecta a 52 millones de mexicanos, mediante programas sociales. Está previsto que se reúna hoy con Peña Nieto para comenzar a planear la transición política. AMLO quiere transformar un país de 120 millones de personas que ha demostrado con su voto su hastío contra los Gobiernos recientes.

Dos líderes antagónicos a ambos lados del río Bravo

Uno de los interrogantes que dejan las urnas mexicanas es cómo se van a relacionar dos líderes tan antagónicos como el presidente electo mexicano y el líder estadounidense Donald Trump.

Andrés Manuel López Obrador ha cimentado parte de su victoria en un discurso antiimperialista.

Este lunes moduló el tono: «Vamos a procurar en la relación con el Gobierno de Estados Unidos que haya respeto mutuo para que pueda haber una relación de amistad», señaló AMLO en su primera entrevista. «No vamos a pelearnos. No. Vamos a tender nuestra mano franca para buscar una nueva relación de amistad», añadió.

El líder estadounidense había felicitado horas antes al presidente electo mediante un mensaje en Twitter: «Espero con ansias trabajar con él. ¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a Estados Unidos como a México!», escribió el magnate.

Pero todo augura a que no será una relación fácil. EE.UU. y México chocan en política migratoria. La decisión de erigir un muro en la frontera es considerada como un insulto por buena parte de los mexicanos. López Obrador no tiene la menor intención de pagar su construcción y ha capitalizado los votos de muchos de quienes se sienten vejados por Trump.

Las fricciones entre ambos países se han incrementado con la fallida negociación del tratado de libre comercio que une EEUU, México y Canadá. Washington trata de imponer cláusulas que sus socios consideran, por ahora, inaceptables.

AMLO dijo este lunes que trabajará junto a sus socios norteños para lograr un tratado amplio que incluya el comercio, la inmigración, el desarrollo regional, la creación de empleos, salarios y seguridad. Llegó a sugerir que se incluya a Centroamérica. Las negociaciones, a buen seguro, no serán sencillas.

Populistas y bolivarianos aplauden con euforia el éxito de AMLO

La victoria de López Obrador es el mayor triunfo de la izquierda latinoamericana en los últimos años. El bloque había sido mermado recientemente con el impeachment al Gobierno brasileño de Dilma Rousseff y la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina. El año pasado también se despidió del poder el más moderado Gobierno chileno de Michelle Bachelet. Unos meses antes había llegado a la presidencia de Ecuador Lenín Moreno, que pronto se alejó de su antecesor, Rafael Correa, aunque desde un punto de vista progresista de la política. En Venezuela y Nicaragua se mantienen los Gobiernos de izquierda, aunque ambos países afrontan graves crisis políticas y sociales con protestas callejeras en las que se han producido cientos de fallecidos.

El desplome del bloque de izquierdas se invierte ahora de manera profunda con la inclusión en de México, la segunda mayor economía de América Latina, y también el segundo país más poblado -120 millones de habitantes-. Quizá por ello, los líderes de izquierda de la región, bolivarianos y populistas a la cabeza, se apresuraron a felicitar a López Obrador.

Elogios y perspectivas

«Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos. Triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande», dijo el venezolano Nicolás Maduro en Twitter. «Estamos seguros de que su Gobierno escribirá una nueva página en la historia de dignidad y soberanía latinoamericana», plasmó el líder boliviano, Evo Morales.

Tampoco Cristina Kirchner, quiso dejar pasar la oportunidad de felicitar a López Obrador. «Gran determinación democrática del pueblo mexicano que ha decidido comenzar un nuevo rumbo», apuntó. El nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, también envió sus congratulaciones a AMLO. El líder electo mexicano considera a Fidel Castro como «un gigante» de las luchas populares y lo ha puesto a la altura de Nelson Mandela.

La izquierda latinoamericana podría sumar otra victoria en otoño. Lula Da Silva continúa liderando con holgura las encuestas pese a permanecer encarcelado por corrupción. La paradoja es que, a pesar de todos los varapalos sufridos en los últimos años, la izquierda podría controlar a finales de año las dos mayores economías de la región y un territorio donde habitan 328 millones de personas.