El granjero que guía el reto demócrata para recuperar el voto rural
INTERNACIONAL

Matt Russell ha recibido en su granja de Iowa a varios de los aspirantes a ocupar la Casa Blanca
12 feb 2020 . Actualizado a las 12:36 h.De primeras, Matt Russell es lo que uno espera encontrar si se pierde por los paisajes cubiertos de nieve del invierno en Iowa. Es blanco, al igual que el 90% de los ciudadanos de este estado del medio oeste americano. Es granjero, dueño de una de las aproximadamente 86.000 granjas que quedan abiertas en una región de poco más de tres millones de habitantes. Y es un hombre de fe. Pero a partir de ahí se abre un abismo entre lo que uno esperaría encontrar en lo más profundo de los Estados Unidos -allá donde no llega la cobertura telefónica y las carreteras son caminos de barro, hielo y nieve-, y lo que se encuentra cuando llega a Coyote Run, la granja que gestiona desde el 2004.
Quinta generación de granjeros en su familia, Russell tiene 49 años, es gay y está casado desde 2003 con Patrick Standley, «No legalmente -apunta-, pero celebramos una ceremonia», ya que el matrimonio homosexual no se legalizó en Iowa hasta el 2009. Standley trabajaba en el zoo de Des Moines, la capital del estado, pero lo dejó en el 2006 para dedicarse de lleno a la granja junto a su marido. Antes de fundarla, Matt llegó a plantearse ser cura, pero terminó trabajando en el departamento de derecho agrícola de la Universidad de Drake, en Des Moines.
Con el maíz y la soja como principales cultivos en esta región (China compra el 60 % de la soja que produce Iowa), Matt y Patrick apostaron a contracorriente por desarrollar un proyecto «minorista y sostenible». Hoy apenas cultivan un tercio del terreno, que es básicamente hierba para el ganado, y lo gestionan siguiendo el modelo de la agricultura regenerativa. Buscan la excelencia del producto, pero fundamentalmente promueven que el campo sea uno de los frentes de la batalla contra la crisis medioambiental. «Hay que hablarles a los granjeros del cambio climático -sostiene Russell-, pero hay que hacerlo a su manera y ser positivos para que sean parte de la solución».
En marzo del año pasado, Matt publicó un artículo de opinión en The New York Times que llamó la atención de los aspirantes demócratas a la presidencia de Estados Unidos. Ofrecía pistas para que el partido pudiera «ganar en la América rural», hoy devota de Donald Trump. Tras su publicación, el matrimonio recibió en junio la visita del ya excandidato Beto O’Rourke. En agosto les visitó la ya también excandidata y senadora Kamala Harris. Por último, en noviembre se pasó por Coyote Run el exvicepresidente Joe Biden. Con todos los demás -menos con el senador Bernie Sanders y con el multimillonario Mike Bloomberg, que no le han contactado-, conversó a través de Internet. Matt asegura que todos le demostraron tener un interés sincero y han incluido en sus programas algunas de sus ideas.
Crítico con Clinton y Obama
Una de ellas es la de que el Gobierno pague a los granjeros por combatir la crisis climática. «Es lo más importante que le va a pasar a la agricultura en los próximos 20 años», asegura Russell. «Tenemos que alimentar a la gente, producir nuestra propia energía y ofrecer servicios medioambientales». Todo ello, explica, «debe estar integrado». Esa transformación implica, por ejemplo, tanto la drástica reducción de las emisiones de dióxido de carbono en el campo como su captura de la atmósfera. «No hay una política económica que nos impulse a hacer eso», se lamenta. «Y si no hay un factor económico, lo que somos es filántropos». Según este granjero, la Administración sigue alimentando «la era de los combustibles fósiles», que «fuerzan a la naturaleza a hacer lo que queremos en vez de tratarla como a un socio».
Director ejecutivo desde el 2018 de una oenegé que promueve la lucha contra el calentamiento global, Matt Russell, votante demócrata, es, sin embargo, muy crítico con la aproximación de este partido al mundo rural. «Lo he visto tanto con la Administración Clinton como con la de Obama», para la que trabajó como asesor del Departamento de Agricultura. En vez de escuchar a los agricultores, Matt Russell dice que los demócratas «llegan con las políticas predeterminadas». Y la clave está en «involucrar a los agricultores en la solución».
La guerra comercial con China, declarada por Donald Trump a mediados del 2018 y de la que recientemente se firmó un alto el fuego, ha impactado al sector, al que la Casa Blanca ha apaciguado en los dos últimos años con compensaciones por valor de 28.000 millones de dólares.
«Los demócratas piensan que, como Trump ha dañado la economía, van a recuperar el mundo rural». Sin embargo, en opinión de Matt Russell, el partido no leerá bien la situación hasta que se dé cuenta de que son los valores, y no la economía, los que mueven a este sector. «Estamos perdiendo frente al miedo y al aislamiento», advierte. Trump y los republicanos «han secuestrado la fe» e invertido «enormemente en valores», aunque sea con el objetivo de azuzar el miedo a la inmigración y a una pérdida de la identidad. «Los demócratas -lamenta Russell-no han ofrecido una visión que le ofrezca a la gente una sensación de esperanza».