El «brexit» y la pandemia obligan a los Veintisiete a reinventarse para salir definitivamente de esa espiral de crisis existenciales
09 may 2021 . Actualizado a las 20:49 h.La UE inauguró este domingo en Estrasburgo su Conferencia sobre el Futuro de Europa, un foro de discusión híbrido (presencial y telemático) abierto a los ciudadanos, de largo recorrido -las decisiones no se esperan antes de un año-, no vinculante y con un formato que hasta el viernes no consiguió el acuerdo. Una convención descafeinada que a priori servirá para reflexionar sobre la reconstrucción del proyecto.
Comenzó a impulsarse con el brexit, la pandemia lo retrasó y aún hoy le marca el paso. La escisión británica y el coronavirus -más este último- son los dos hitos que han disparado la última y más grave crisis existencial de la UE y que han llegado a convertir su desaparición en algo más que una conjetura. Aunque hay un histórico plan de recuperación a punto de desplegarse. Y el ritmo de vacunación se ha acelerado. La 'compra conjunta' de sueros ha evitado un 'sálvese quien pueda' que pudo haber dado la puntilla final. La cuestión es si la hipótesis de la disolución se aplaca.
El europeísmo aguanta.
Sentimiento de solidaridad El último Eurobarómetro revela que seis de cada diez europeos sostienen que la pandemia «les ha hecho reflexionar sobre el futuro de la UE»; opinión que se impone en la mayoría de los miembros. La reacción caótica de hace un año, los retrasos en las entregas de vacunas y ese 'cada uno por su lado' que marcó la respuesta de algunos países a los problemas de suministro -Hungría optó por adquirir vacunas a China y Rusia, por ejemplo- pasan factura.
A partir de ahí, sus prioridades: combatir al coronavirus, una política sanitaria reforzada y una estrategia común para no caer en los mismos errores en otra crisis similar. Se pide más solidaridad. Un toque de atención que dan tres de cada diez encuestados.
El sentimiento europeísta aún es alto en países como España, Irlanda, Luxemburgo, Portugal o Alemania. Y esa es una clave a tener en cuenta.
La reconstrucción de la economía
Fluidez monetaria Ese mismo sondeo destaca el elevado respaldo de los europeos (72 %) a las decisiones económicas tomadas como respuesta a la pandemia, sobre todo en lo que se refiere a las coberturas para el empleo y los subsidios públicos a las empresas. La movilización de los 750.000 millones de euros del fondo anticovid y algo más de un billón de euros del Presupuesto plurianual une a todos los países.
Julio es el mes clave para que el dinero comience a fluir. Una emisión de deuda desde la Comisión Europea para favorecer una estrategia de crecimiento adecuada. El reto: que la UE salga fortalecida de esta crisis, no debilitada. Y lo haga con paso decidido hacia la transformación verde y digital, con una red de ingresos acorde a los nuevos tiempos (cargas a las grandes tecnológicas) y un euro con capacidad para hacer contrapeso al dólar estadounidense. Todo unido a la necesidad de que la UE refuerce su capacidad para proteger activos clave y sea menos dependiente de actores externos como China.
Un objetivo verde.
Neutralidad climática en el 2050 La lucha contra el cambio climático es una prioridad que Ursula von der Leyen se marcó al inicio de su presidencia, que avanzó con su Green Deal o Pacto Verde Europeo y, tras el acuerdo político logrado hace unas semanas, mutará en legislación que impone el objetivo de neutralidad climática de la UE para el 2050 y el reto de rebajar las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % a medio camino, en el 2030, con respecto a los niveles de 1990.
Pautas claras ya marcadas que requieren medidas prácticas. Y en este sentido, el acceso a los fondos de ayuda anticovid ya obliga a los Veintisiete a concretar. España destinará el 31 % del gasto a esa transición verde. El objetivo medio en la UE es del 38 %. Aquí el desequilibrio llegará con un Este muy dependiente de los combustibles fósiles.
Reforzar la unidad.
Diferencias norte-sur Asunto complejo teniendo en cuenta la disparidad de intereses nacionales, las diferencias norte-sur -esa herida volvió a aflorar durante la negociación del fondo de recuperación-, la doble velocidad en el proyecto de integración, y que la era de Angela Merkel -que en esta fase crítica ha ejercido un liderazgo que ha permitido conciliar- está a punto de expirar.
Súmese a ello el juego al bloqueo de Hungría y Polonia -señalados por el resto de socios por su falta de escrúpulos con el respeto al Estado de Derecho-. Su juego al bloqueo en un contexto en el que la unanimidad de los Veintisiete es esencial para los acuerdos trascendentales y las decisiones en política exterior, atenaza.
Política exterior.
Independencia de EE UU ¿Podrá la UE ser un actor internacional de primer nivel? Tiene capacidad para conseguirlo, pero hasta ahora no lo ha demostrado. Más bien al contrario. Los episodios protagonizados por Josep Borrell en su visita a Moscú y el ya tristemente famoso sofagate de Turquía, que puso de relieve la falta de coordinación entre Comisión y Consejo -batalla de egos al margen, entre Von der Leyen y Charles Michel- han hecho daño a la proyección diplomática. En juego la independencia del 'hermano mayor' Estados Unidos. Porque aunque la era John Biden aporte aire fresco, el 'trumpismo' reveló la absoluta debilidad de la UE.
Vecindad con Reino Unido.
Contencioso judicial Asumido como «un gran fracaso» sobre el que la UE «tiene que recapacitar», en palabras del negociador principal del brexit, Michel Barnier, la histórica escisión del Reino Unido no ha tenido el tan temible efecto contagio. No, de momento.
Partidos de signo populista, alineados con la ideología ultraconservadora, tanto de Italia como de Austria, Francia, Alemania o Suecia suspendieron hace meses la idea de replicarlo en sus países. El vínculo UE-Reino Unido sí ha tenido efectos prácticos inmediatos: el desplome hasta un 50 % de las importaciones europeas y de un 20 % en sentido contrario; un contencioso que presumiblemente acabará en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el hecho de que Londres aún no haya activado los controles de mercancías en Irlanda del Norte; y disputas por el suministro de vacunas. La vecindad no será fácil.