Portugal revive «El soplo del diablo»

Brais Suárez
Brais Suárez EL MUNDO A LOS CUATRO VIENTOS PORTUGAL

INTERNACIONAL

MARCOS MÍGUEZ

La película sobre los dramáticos incendios del 2017 se estrena tras un juicio sin culpables

13 ene 2023 . Actualizado a las 16:10 h.

La película sobre los incendios del 2017 se estrena tras un juicio sin culpables

No era un estreno cualquiera. Con un total de 24 sesiones en todo Portugal, el documental From Devil’s Breath, dirigido por el oscarizado Orlando von Einsiedel y producido por Leonardo DiCaprio, se presentaba como una primicia mundial y una rareza en la cartelera, pero sobre todo llegaba como la (necesaria) esquela de una tragedia todavía muy presente.

Son 40 minutos que reconstruyen el incendio del 17 de junio del 2017 en Pedrógão Grande, que se saldó con 63 muertos, 44 heridos y 24.000 hectáreas de monte calcinadas. A través de las historias de víctimas, bomberos y autoridades, Von Einsiedel sitúa a los espectadores en un día de esos que tan bien conoce el interior de Galicia: ráfagas de aire hirviendo, secas, que al roce con los eucaliptos y las acacias produce unos crujidos sospechosos, a medio camino entre crujido y chispa. De hecho, «vivimos en una caja de cerillas», dice uno de los testimonios para dar paso a un infierno en el que el título El soplo del diablo pierde su teatralidad y gana precisión.

Una pesadilla que se puede completar con el acta que los peritos realizaron durante el juicio del caso: «Entre las 20:00 y las 20:20 del día 17 de junio del 2017, en la zona de la estrada nacional 236-1, que une Castanheira de Pera con Figueiró dos Vinhos, se verificó el colapso de la descrita columna convectiva del incendio/‘downburst’, que cayó verticalmente en dirección al suelo, de una altura de cerca de 13 kilómetros, lo que resultó en una lluvia de proyecciones y generó viento de gran intensidad que, transportando partículas de fuego e incandescentes, tras alcanzar el suelo sopló de forma radial en todas las direcciones, con velocidades de la orden de los 100 a 130 km/h». La intensidad del fuego llegó a los 60.000 kilovoltios/metro y la longitud de las llamas, hasta los 80 metros, con temperaturas de 900 a 1.200 grados. Fue la primera vez que algo así se registraba en Europa.

«Se generó un clima propio; sentíamos cómo se derretía el coche», dicen los implicados. A los 15 minutos, el espectador está agotado. Las emociones enmudecen la sala. Es demasiado real y demasiado cercano. La ausencia de efectismos entrega los hechos con un dolor seco y llameante. Y a pesar de todo, se necesita más, se necesita comprender, seguir acercándose a esas vidas carbonizadas.

Entonces, el documental da un giro y nos lleva hacia Suiza para presentar al ecologista inglés Thomas Crowthe. Cuando amenaza con convertirse en un panfleto ambientalista, el guion se dirige hacia algo más profundo: no solo demuestra la importancia de la flora, sino que consigue hacerla palpable en toda su extensión; en cuanto a cantidad y en cuanto a la importancia de la vegetación autóctona y su cuidado. Ahí, la película entronca con la sentencia absolutoria del tribunal luso: «El Ayuntamiento de Pedrógão Grande era un territorio con el 72 % de su área ocupada por una densa mancha de floresta continua, esencialmente constituida por poblaciones de pinos bravos, eucaliptos y acacias, con elevada carga de combustible y altamente inflamables».

Así, la negligencia se aplica a generaciones que permitieron y fomentaron la expansión de este tipo de árboles, a menudo vistos como una fuente de ingresos. Nada ajeno a los gallegos.

En vez de llevarse las manos a la cabeza, Crowth afronta la situación con optimismo y nos explica las soluciones, que pasan por proyectos como Restore, una red global destinada a reforestar los bosques con especies locales. En esa línea, la acción concluye resaltando la importancia de iniciativas a nivel local, que a menudo parecen más lejanas de lo que son. Una vez más, nada ajeno a los gallegos, afortunadamente, como demuestra el referente de la comunidade de Montes de Teis.

A menudo, los dramas de un pueblo dicen mucho más de su personalidad que sus victorias. Por eso la película encaja tan bien con la frustración de un país al que todavía duele que el juicio de los hechos se cerrase, el 13 de septiembre de 2022, con los 11 acusados absueltos.