El centroderecha gana en Portugal por la mínima y Montenegro buscará formar Gobierno

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Tras un recuento agónico debido a lo ajustado del resultado, los socialistas asumieron su derrota por 77 frente a 79 escaños de Alianza Democrática. El partido de ultraderecha Chega cuadriplica los escaños que tenía en la anterior legislatura y llega a los 48 diputados

11 mar 2024 . Actualizado a las 20:31 h.

La coalición de centroderecha Alianza Democrática (AD) ganó las elecciones de este domingo en Portugal con un resultado muy ajustado frente al Partido Socialista (PS) y su líder, Luís Montenegro, buscará formar Gobierno.

Sin duda, Portugal viró a la derecha en estos comicios tras más de ocho años en el poder de António Costa, pero buena parte de los votos fueron a parar al partido de ultraderecha Chega, que cuadriplicó los escaños frente a los que obtuvo en 2022.

Con el 99,01 % de los sufragios escrutados, el PS obtuvo el 28,66 % de los votos (77 escaños) frente a AD, que logró el 28,63 % de los sufragios, que se suman al 0,86 % conseguido por los partidos que integran esa alianza en Madeira, llegando a 79 asientos.

Chega está tercero, con el 18,06 % de los sufragios (48 escaños), seguido de Iniciativa Liberal, que logró 5,08 % votos (8 escaños).

Por detrás, están el Bloque de Izquierda, con el 4,46 % de los sufragios y cinco escaños; la alianza de comunistas y verdes, CDU-PCP, con el 3,30 % de sufragios y cuatro escaños; el ecologista Livre, con el 3,26 % y 4 diputados; y el animalista PAN, con el 1,93 % y un asiento.

Después de horas de empate técnico el dirigente del PS, Pedro Nuno Santos, salió a conceder la victoria a AD y anunció que lideraría la oposición. «A pesar de la diferencia tangencial entre nosotros y AD sin menospreciar los votos de los círculos electorales de nuestras comunidades (en el extranjero), todo indica que el resultado no permitirá al PS ser el partido más votado», dijo Santos en su comparecencia en un hotel de Lisboa. «El Partido Socialista estará en la oposición. Seremos oposición, renovaremos el partido e intentaremos recuperar a los portugueses descontentos con el PS. Esa es nuestra tarea», ha declarado.

Imagen de Nuno Santos durante la rueda de prensa. Los socialistas pierden el poder en Portugal después de ocho años
Imagen de Nuno Santos durante la rueda de prensa. Los socialistas pierden el poder en Portugal después de ocho años ANTONIO PEDRO SANTOS | EFE

Por otro lado, el líder socialista ha admitido que Chega ha obtenido «un resultado impresionante que no se puede ignorar». «No hay un 18 por ciento de los votantes portugueses que sean racistas y xenófobos, pero hay muchos portugueses enfadados», ha declarado.

«Queremos recuperar la confianza de los portugueses y mostrarles que la solución a los problemas concretos para por el PS, no por Chega y AD», ha asegurado, antes de prometer trabajar «en los próximos meses» para reunir a quienes están «insatisfechos» con la formación progresista. Santos, recibido entre gritos de «25 de abril siempre, fascismo nunca más», ha agradecido a los votantes que se han posicionado en contra de la abstención y ha manifestado que ha sido una «campaña extraordinaria, llena de fuerza» gracias a un «partido fuerte y unido, listo para la lucha».

Poco después de las palabras de Santos, salía Montenegro con cara seria, quizás consciente de la tarea que se le viene por delante de gobernar en minoría.

El líder de AD afirmó que «tiene expectativas fundadas» de que el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, le pida para formar Gobierno en el país y rechazó un acuerdo con la ultraderecha.

«Creo que los portugueses también han dicho que es necesario que los partidos políticos, especialmente aquellos con representación parlamentaria, deben privilegiar más el diálogo y la consulta entre líderes y partidos», dijo Montenegro.

Preguntado por una periodista sobre si pactaría con Chega, fue tajante y aseguró que cumplirá su palabra, después de haber reiterado durante la campaña electoral que no tiene intención de pactar con la ultraderecha.

Una noche bipolar en el país vecino

Paula Fernández / Carlota Ciudad

De la celebración a la preocupación y del catastrofismo a la alegría, volviendo de nuevo a las visiones apocalípticas: la noche electoral del Partido Socialista (PS) y la Alianza Democrática (AD) ha estado marcada por los sentimientos encontrados ante unos resultados tan ajustados que no se lo ponen fácil a nadie.

Los únicos que lo tenían claro eran los ultraderechistas de André Ventura, que sabían que iban a tener un avance en estos comicios, que finalmente se confirmó, ya que han cuadriplicado el número de escaños.

En el hotel Epic Sana Marquês de Lisboa, donde AD pasó la noche electoral, todo el mundo se las daba de fiesta al comienzo del conteo cuando los resultados preliminares ponían por delante a esta coalición de centroderecha, liderada por Luís Montenegro.

La sala estaba a rebosar, con centenares de personas en pie en medio de un ambiente jovial que se fue ensombreciendo a medida que avanzaba el escrutinio y se evidenciaba el empate con los socialistas.

En medio de la espera, pero desde otra parte de la ciudad, el primer ministro en funciones, António Costa, anticipaba a la prensa en el hotel de los socialistas, que «probablemente» no se iban a saber los resultados finales hasta que lleguen los votos de los electores residentes en el exterior, de aquí a unos días; unas declaraciones que los presentes en el Epic Sana siguieron a través de pantallas de televisión.

«Oooooooh», lamentaron los conservadores, que después abuchearon a Costa, que no podía oírlos, cuando el jefe del Gobierno saliente recordó la alta inflación que registró Portugal en 2022, récord en 30 años.

Pasaban los minutos, el conteo avanzaba y los datos apuntaban al empate entre el PS y la AD. Ahí fue cuando los simpatizantes de AD y de Montenegro comenzaron a sacar las calculadoras y se escucharon frases como «si sumamos los tres diputados de Madeira estamos por delante» o «en Oporto lo vamos a perder».

Estallaron los aplausos cuando salieron los datos definitivos que apuntaban a la victoria del centroderecha por la mínima, aunque poco eufóricos cuando supieron que en su bastión en Oporto también tenían una victoria ajustada.

Alguno que otro le echaba la culpa a Alternativa Democrática Nacional (ADN), también de derecha, que protagonizó la polémica del día con AD, ya que algunos electores las confundieron a la hora de votar por tener siglas similares. «Esta tontería de ADN nos quitó un montón de votos», decía un hombre por teléfono.

Mientras en el búnker del Partido Socialista, en el Altis Grand Hotel -a 500 metros de la céntrica plaza Marqués de Pombal-, la decepción con los resultados era palpable, aunque se pasó de la frustración al alivio al ver que la diferencia de votos no era tan grande frente a AD.

Así en la sala donde los socialistas aguardaban a que saliera Santos los asistentes se daba alguna que otra palmada en la espalda, en medio de abrazos esporádicos y muchos murmullos, mientras muchos comprobaban las actualizaciones de los resultados electorales .

Cuando apareció, Santos fue recibido con aplausos y una emoción palpable: «El Partido Socialista será oposición», dijo el socialista, en una declaración acogida entre ovaciones y con muchos ojos vidriosos.

El líder de Chega, André Ventura, se felicita por los 48 diputados conseguidos por la formación de ultraderecha
El líder de Chega, André Ventura, se felicita por los 48 diputados conseguidos por la formación de ultraderecha Pedro Rocha | REUTERS

Otro ambiente totalmente diferente se vivía en el Hotel Marriott, donde el ultraderechista Chega se había instalado para esta noche.

Con 48 diputados, esta fuerza política ha superado las mejores expectativas, aunque los simpatizantes con los que conversó Efe aseguraron no estar sorprendidos.

Entre los presentes estaba Fernando Morteira, de 68 años, quien calificó los resultados de «excelentes»: Explicó a Efe que fue militante del PSD durante 40 años, pero que optó por votar a Chega hace cuatro años a la espera de un cambio.

«Tiene que cambiar porque si no cambia pasa como España y de aquí a seis meses elecciones de nuevo», aseveró.

La ideología de género, el «desprecio» a las fuerzas de seguridad y el control bipartidista entre el PS y el Partido Social Democráta (PSD y una de las fuerzas que componen AD) fueron algunas de las razones por las que apoya a la ultraderecha.

Nuno Carvalho, candidato de Chega que no ha sido elegido, aseguró a Efe que están «muy felices» con los resultados de este domingo, porque «esto obliga a que AD sea obligado a negociar», aunque Montenegro ya ha dejado claro que no tiene intención de pactar con la ultraderecha.

Luís Montenegro, líder de Alianza Democrática, llegando a la rueda de prensa donde iba a valorar los resultados electorales
Luís Montenegro, líder de Alianza Democrática, llegando a la rueda de prensa donde iba a valorar los resultados electorales Pedro Nunes | REUTERS

Luis Montenegro, el talento de saber esperar

El líder de la coalición lusa de centro-derecha Alianza Democrática (AD), Luís Montenegro, que ganó este domingo las elecciones en Portugal, sabe lo que es esperar y medir los tiempos.

Con un resultado ajustadísimo de casi empate con el Partido Socialista (PS), Montenegro se erigió como vencedor esta noche y ya ha advertido de que no tiene intención de pactar con la ultraderecha.

Aun así, cuando compareció públicamente para declarar su victoria se le veía preocupado y apenas sonreía ante la difícil tarea que va a tener por delante a la hora de intentar gobernar en minoría.

Recientemente explicaba en una entrevista a la cadena TVI que se considera una persona reflexiva a la que le gusta ponderar bien y nunca precipitarse, lo que ha sido su filosofía a lo largo de su carrera de más de 25 años en el conservador Partido Social Demócrata (PSD), una de la fuerzas que integran AD, junto al CDS-PP.

El futuro del líder de AD era incierto antes de noviembre pasado, cuando sus críticos no le auguraban vida política más allá de las elecciones europeas de junio de 2024.

Le faltaba contundencia e ilusionar a las bases del partido de los baronatos del norte. Afable en el tú a tú, carecía de carisma en las interlocuciones con los medios de comunicación.

Sin embargo, la dimisión del primer ministro, el socialista António Costa, el pasado 7 de noviembre y la convocatoria de comicios anticipados el 10 marzo le dio alas para construir, o más bien deconstruir, la imagen de sí mismo como posible jefe de Gobierno, con una campaña planteada en la calle, pueblo por pueblo y de contacto directo con los electores.

El punto de partida fue el Congreso Nacional del PSD a finales de noviembre, cuando Montenegro relanzó su apuesta para mostrarse como una alternativa a los socialistas, y ha quedado apuntalada durante los debates electorales de febrero, donde ha ofrecido una versión de sí mismo como líder que argumenta sin perder la calma ni despeinarse.

Frente a la ultraderecha, Montenegro ofrece el lado amable del conservadurismo y deja a otros en su partido que adopten una línea más dura, aunque ya ha avisado de que no tiene ninguna intención de pactar con el dirigente del partido extremista Chega, André Ventura, un viejo conocido proveniente del PSD.

Y ello pese a que se da la circunstancia de que en el pasado Montenegro llegó a apoyar a Ventura en la época en que este militaba en el PSD y se presentó como candidato a la alcaldía de Loures.

Como anécdota de su relación está la eterna pregunta que los periodistas hacen a Ventura sobre si estaba pensando en el presidente del PSD cuando escribió una novela titulada «Montenegro», publicada en 2008, con un protagonista llamado Luís Montenegro, ninfómano, drogadicto y ganador de la Vuelta a España. Ventura siempre ha dicho que no lo conocía en aquella época.

El Montenegro real, cuyo nombre completo es Luís Filipe Montenegro Cardoso de Morais Esteves, nació en 1973 en Oporto y se forjó en política local en el pueblo donde se crio, Espinho, una localidad de 10.000 habitantes al sur de la segunda ciudad del país.

Filipinho, como le llaman en casa, o el ervilha (guisante) como le apodaban sus amigos, fue líder de la Juventud Social Demócrata de Espinho y ocupó puestos como el de presidente de la Asamblea Municipal -encargada de supervisar la labor del Ayuntamiento- y concejal, e incluso fue derrotado en dos ocasiones cuando se postuló para la alcaldía.

Montenegro sabe de sobra lo que es perder y levantarse, porque también fue derrotado como aspirante de su partido para dirigir el distrito de Aveiro y años más tarde fue vencido en dos ocasiones por Rui Rio en la contienda para presidir el PSD.

Echando la vista atrás contaba en una entrevista reciente a la cadena TVI qué se considera una persona reflexiva a la que le gusta ponderar bien las cosas a la hora de tomar una decisión y nunca precipitarse, lo que ha sido su filosofía a lo largo de su carrera.

A nivel nacional fue diputado durante 16 años en el Parlamento e incluso presidente de la bancada de su partido entre 2011 y 2017, aunque no tenía escaño en la cámara disuelta en enero con motivo de las elecciones de este 10 de marzo, lo que le restaba visibilidad.

En mayo de 2022 venció las primarias del PSD con el 72,48 % de los votos ante el exministro Jorge Moreira da Silva. El mismo día que asumía la presidencia del PSD en un acto en Oporto, Montenegro durmió en su casa de Espinho con su mujer y sus dos hijos.

Este vínculo con su familia y sus raíces -dice que la máxima inspiración en su vida ha sido su padre-, siempre ha guiado a este hombre, cuya gran afición es el fútbol y que perdió a uno de sus dos hermanos, Henrique, un año y medio mayor que él por una parada cardiorrespiratoria en 2017. Hace poco admitía en una entrevista que su vida era «más intensa» antes de meterse en política, porque «no tenía tanta preocupación».

Infraestructura, servicios públicos y vivienda, entre los retos del futuro Gobierno

Brais Suárez

Tanto Luís Montenegro como Pedro Nuno Santos adquirieron durante la campaña una serie de compromisos que le reclama la ciudadanía. El primero, una recuperación de los servicios públicos, necesaria tanto para usuarios como funcionarios. Socialistas y conservadores se prestaban a negociar con profesores, fuerzas de seguridad y personal sanitario.«Eso dependerá de la coyuntura económica, si permite mejorar sus condiciones manteniendo otra cuestión prioritaria para la ciudadanía, que son unas cuentas públicas equilibradas», apunta el profesor de Ciencia Política en la Universidade do Minho, José António Passos. «Tendrán que hacer verdaderas acrobacias para satisfacer a esos colectivos y mantener la inversión pública, que es un gran dinamizador de la economía», añade.

En ese sentido, Portugal debe mostrar agilidad para aprovechar los fondos comunitarios, que está en pleno período de ejecución. Dos de los proyectos clave serán en el terreno de infraestructuras, con el impulso definitivo a la alta velocidad ferroviaria y el nuevo aeropuerto de Lisboa.

Según Passos, «la gran dificultad no será tanto interna como externa». Alude a las incógnitas procedentes de Ucrania y de los previsibles planes de la Unión Europea (en función también de las elecciones presidenciales en EE.UU.) para invertir más en el área de defensa, lo que implicaría recortar en otros aspectos.

Otro de los mayores problemas de los portugueses es la vivienda. «Por una parte, no sabemos si la inflación continuará siendo tan baja [2,3 %]; por otra, el BCE sigue retrasando la bajada de tipos y, en Portugal, con muchas hipotecas de tipo variable, las familias están empeñadas», reflexiona Passos. 

Resultados económicos

La política económica restrictiva de Europa también recorta el margen de maniobra al nuevo Gobierno, pese a que los excelentes resultados macroeconómicos le den un respiro. Por eso, se considera más «prudente» la propuesta fiscal socialista. «La bajada de impuestos que proponen los conservadores podría ser inviable», opina Passos.

Sin embargo, en la campaña se han ignorado una serie de desafíos a los que Portugal ha de hacer frente quiera o no. Los más evidentes son el energético y climático. Para el politólogo, «Portugal está muy avanzado con las renovables, pero hay un gran potencial de litio que no está sabiendo explotar».

Pero todo deberá esperar a que el país consiga resolver el reto más inmediato que es la formación de Gobierno y una estabilidad y serenidad a medio plazo que permitan tomar decisiones estratégicas. Entre ellas, tres requerirían un compromiso de, al menos, los dos grandes partidos: la revisión de un sistema electoral que contemple la nueva realidad demográfica del país, una decisión sobre el proceso de regionalización y la reforma de la Justicia, más en el foco que nunca tras la facilidad con que ha hecho caer a los Gobiernos central y de Madeira.