El G7 acuerda un método para ayudar a Ucrania con los activos rusos congelados
INTERNACIONAL
Zelenski firma pactos bilaterales de seguridad con Estados Unidos y Japón
13 jun 2024 . Actualizado a las 23:52 h.La cumbre anual del G7 empezó el jueves en el sur de Italia teñida de guerra. Con Volodímir Zelenski como invitado de honor, el objetivo de Italia, Francia, Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Canadá y Japón era encontrar una forma de usar los activos rusos congelados en Europa para brindar ayuda a Ucrania. La UE había aprobado la medida, en principio, en enero, pero faltaba definir cómo se iban a usar esos fondos. Hasta ahora.
El encuentro se celebró en Borgo Egnazia, un megacomplejo de lujo en la región de Apulia con vistas al mar Adriático. Allí, la primera ministra italiana y anfitriona, Giorgia Meloni, fue saludando uno a uno a sus colegas internacionales. Los primeros en llegar fueron Ursula von der Leyen y Charles Michel, presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo; después lo hicieron el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el canciller alemán, Olaf Scholz. Pronto los siguieron el jefe del Gobierno japonés, Fumio Kishida, y los presidentes canadiense y francés, Justin Trudeau y Emmanuel Macron. Joe Biden fue el último en aparecer.
Después de algunas sesiones matutinas sobre África y Oriente Medio, el grupo de líderes abordó, en una reunión con Zelenski, el tema central. Cuando Rusia invadió Ucrania, en el 2022, Estados Unidos y la UE inmovilizaron unos 260.000 millones de euros del banco central ruso en todo el mundo, sobre todo en Europa. A principios de este año, la UE acordó usar los intereses que generan esos activos —unos 3.000 millones de euros anuales— para financiar la defensa ucraniana. Pero ese dinero no es suficiente para mantener a flote a Kiev; apenas llega para costear el Ejecutivo ucraniano durante un mes. Así que el G7 ha decidido adelantar 46.000 millones de euros, en forma de préstamo que se devolverá poco a poco con esos intereses rusos.
La iniciativa de Biden
Uno de los puntos de fricción claves fue qué país adelantaría los fondos, pero finalmente EE.UU. tomó la iniciativa. Biden quiere acelerar las contribuciones a Ucrania no solo por las necesidades de Kiev, sino también para dejarlo todo bien atado antes de las elecciones de noviembre, en las que Donald Trump podría llegar a la Casa Blanca y cortar el flujo de ayuda. Finalmente, Von der Leyen aseguró que «todo el G7 contribuirá al préstamo».
Otra fuente de diferencias fue quién sería el responsable último en el caso de que la guerra termine sin que se hayan generado intereses suficientes para devolver el dinero. A ese respecto, el G7 decidió que los activos seguirán congelados hasta que el Kremlin pague por sus daños en Ucrania: unos 450.000 millones de euros, según el Banco Mundial. Sin embargo, la realidad es un poco más compleja, porque los Veintisiete tienen que votar cada seis meses unánimemente para renovar el bloqueo de fondos, y Hungría —principal aliado de Moscú en la UE— podría votar en contra.
La respuesta del Kremlin será «dolorosa» si la UE usa sus activos para financiar a Ucrania, aseguró la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova. Mientras tanto, Zelenski aprovechó para cerrar acuerdos bilaterales de seguridad con Washington y Tokio, los dos a diez años. Japón accedió a proporcionar a Ucrania 4.500 millones de dólares, y EE.UU. señaló que su pacto servirá como puente para la entrada de Kiev en la OTAN. «Es un acuerdo sobre seguridad y, por tanto, sobre la protección de la vida humana», dijo Zelenski, que calificó el día de «histórico».