Draghi espolea a la UE y ve sus reformas «aún más urgentes» tras la victoria de Trump

Hace ya dos meses que Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, presentó el informe sobre el futuro de la competitividad europea, en el que propone movilizar una inversión adicional de hasta 800.000 millones de euros para proyectos de innovación, descarbonización o defensa conjunta, con el fin de reducir la brecha frente a Estados Unidos y China. Y lo que tocaba ahora era defender el documento ante los líderes de los Veintisiete, que son los que tienen la última palabra para impulsarlo. Con este propósito acudió ayer el economista italiano a la cumbre informal de Budapest, donde advirtió nada más llegar que las recetas que plantea se han vuelto «aún más urgentes» tras la victoria electoral de Donald Trump.

Y es que Draghi no dudó en interpretar que el giro político que en breve vivirá Estados Unidos va a tener consecuencias para la Unión Europea, aunque matizó que no todas ellas tienen por qué ser negativas. No obstante, anticipó que el futuro inquilino de la Casa Blanca «dará un impulso a los sectores innovadores», dijo, en palabras recogidas por Efe, que son además los que aportan mayor productividad a la economía y en los que Europa está más rezagada.

Proteccionismo

De igual modo, prevé que Trump aumente el proteccionismo de lo que llama «la industria tradicional», la ligada al sector agroalimentario o al automóvil, que son precisamente los segmentos en los que Europa más exporta a Estados Unidos. Sin ir más lejos, el 17 % de las exportaciones de coches de la UE tuvieron en el 2023 por destino EE.UU. y un incremento de los aranceles puede darle un golpe definitivo a un sector que también pierde fuelle ante China con los vehículos eléctricos.

Cueste lo que cueste, Mario

Domingos Sampedro

Antes este escenario, Draghi sostiene que Europa no puede aplazar más los cambios y reformas que tiene que hacer. «Todos estos años se han pospuesto decisiones importantes porque esperábamos el consenso, pero el consenso no ha llego», añadió el italiano, sabedor de que el principal punto de discordia con su informe estriba en la importante cantidad de recursos que propone movilizar: entre 750.000 y 800.000 millones de euros, la mitad de ellos de fondos públicos.

Alemania y los llamados países frugales, entre los que se sitúan Dinamarca, Suecia, Países Bajos y Austria, no quieren ni oír hablar de asumir más gasto público, sobre todo cuando aún se están financiando los compromisos adquiridos con la pandemia.

Eje franco-alemán agarrotado

Tampoco ayuda que los socios que acostumbran tirar más del carro europeo vivan sus horas bajas con el agarrotamiento del llamado eje franco-alemán. El liderazgo del presidente francés, Emmanuel Macron, inició un camino descendente al perder la mayoría parlamentaria y el canciller alemán, Olaf Scholz, se asomó al precipicio con una crisis de gobierno que lo puede abocar a convocar unas elecciones que añaden más incertidumbre para el futuro de Europa.

Con todo, los líderes europeos se comprometieron ayer a tomar medidas encaminadas a mejorar la competitividad de la economía de la UE en base al informe Draghi. El compromiso es solo un gesto de cortesía y agradecimiento hacia el expresidente del BCE, pues en una cumbre informal como la de Budapest tampoco se pueden adoptar acuerdos más precisos y ejecutivos.

Las opiniones sobre lo que hacer a partir de ahora parecen dispares. El belga Charles Michel, presidente saliente del Consejo Europeo, deslizó que «todo está sobre la mesa y en los próximos meses tendrán que tomarse decisiones importantes». La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, abundó que la UE sabe «más o menos» lo que tiene que hacer, pero la incógnita es cómo obtener los recursos. Y el canciller Scholz apostilló que los objetivos no solo se pueden lograr movilizando capital, sino «reduciendo enormemente la burocracia».

Y también en esa dirección Draghi pone tareas. Como luchar contra la fragmentación del mercado único y avanzar en la unión del mercado de capitales.

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