Francia se hunde en la inestabilidad tras la caída del Gobierno de Barnier
INTERNACIONAL
La moción censura sale adelante con los votos de la izquierda y la ultraderecha, y Barnier se convierte en el primer ministro más efímero de la V República
04 dic 2024 . Actualizado a las 23:01 h.El presidente Emmanuel Macron llegó este miércoles al aeropuerto de Roissy procedente de Arabia Saudí, media hora antes de que el Gobierno de Michel Barnier cayera por una moción de censura en la Asamblea Nacional. Los diputados votaron la moción registrada por el Nuevo Frente Popular (socialistas, comunistas y ecologistas) por 331 votos, muy por encima de los 288 que necesitaba para tumbar al Ejecutivo, al contar con el apoyo de la ultraderecha. Barnier se convierte así en el primer ministro más efímero de la V República y hunde a Francia en una inestabilidad política que deberá deshacer Macron.
Michel Barnier tomó la palabra tras escuchar a los responsables de todos los grupos políticos. Y, en lo que ya parecía un discurso de despedida, alertó que la realidad del estado de las finanzas públicas no va a desaparecer con la caída de su Gobierno. «No he presentado por placer medidas difíciles en este presupuesto. Habría preferido distribuir dinero aunque no lo tengamos para facilitar las discusiones», insistió el todavía jefe de Gobierno, «esa realidad queda ahí, no va a desaparecer por el encanto de una moción de censura». Pero las cartas ya estaban echadas.
El primero en subir a la tribuna fue Éric Coquerel, en nombre de La Francia Insumisa (LFI), quien reprochó a Barnier haber intentado llegar a compromisos «pero con la extrema derecha». Y desde el primer momento dejó claro que su objetivo iba más allá de la censura del Gobierno: «Hoy suena el toque de difuntos de un mandato, el del presidente de la República», aseguró.
En la misma línea se pronunció la líder del grupo parlamentario LFI, Mathilde Panot, tras conocer los resultados. Así, afirmó que el pueblo había censurado toda la política del presidente, «para los ricos», y añadió que «solo queda una solución: la celebración de elecciones presidenciales anticipadas, para que Macron se vaya».
Marine Le Pen, a quien se debe el triunfo de la moción de censura presentada por la izquierda, justificó su apoyo a pesar de que «las ideas de la extrema izquierda son devastadoras», pero dijo que las instituciones «nos obligan a utilizar al Nuevo Frente Popular como instrumento para evitar un presupuesto tóxico».
La líder de extrema derecha acusó a los apoyos del Gobierno, en referencia al antiguo primer ministro Gabriel Attal, de «intransigencia y sectarismo» y los hizo responsables de impedir a Barnier hiciera las concesiones que ellos pedían y que, según Le Pen, habrían evitado esta crisis. No quiere pasar como la que ha sembrado el caos, aunque su objetivo, como el de los insumisos, es también la celebración de presidenciales antes del mes de marzo (cuando conocerá su sentencia por el desvío del fondos del Parlamento Europeo).
Ahora Emmanuel Macron tiene la obligación de encontrar un nuevo primer ministro capaz de formar Gobierno. Aunque la Constitución no le impone unos plazos, corren rumores de que podría nombrarlo en 24 horas, pero nadie sabe si optará por una persona que siga intentando negociar con la extrema derecha, o alguien de la izquierda moderada que forme coalición con el centro. El Elíseo anunció que se dirigirá a los franceses este jueves a las 20.00 horas, y quizás aclare sus intenciones.