Las víctimas del vuelo: la tragedia se ceba con el presente y futuro del patinaje

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Reuters

En el avión viajaban al menos 13 personas vinculadas con este deporte

31 ene 2025 . Actualizado a las 09:17 h.

El mortal accidente del avión de American Airlines en Washington duele especialmente al norte, en Massachusetts. Parte del presente y futuro del Skating Club of Boston viajaba en ese vuelo. «No sé cómo se dice. ¿Estar destrozado? ¿Estar devastado? La gente está atónita», afirma el consejero ejecutivo del club, Doug Zeghibe. Seis de los pasajeros estaban vinculados con el club. Según la web especializada Golden Skate, al menos 13 pasajeros que viajaban en el fatídico vuelo estaban relacionados con el patinaje sobre hielo. Los patinadores habían participado en un campeonato en Wichita y, una vez finalizado, permanecieron en Kansas para entrenar en una concentración.

Dos jóvenes promesas

Spencer Lane y Jinna Han. El Boston Skating Club ya había tragado con el amargo sabor de la tragedia. En 1961, un accidente de avión no dejó supervivientes. Cerca de la mitad de los pasajeros pertenecían a este equipo, cuna de campeones mundiales.

Spencer Lane ha vivido siempre por y para el patinaje. El joven estaba en un gran momento. En noviembre se impuso en la final individual de la sección este. «Estoy muy feliz y asombrado», publicó en redes sociales, después de superar sus expectativas —su objetivo era estar entre los cuatro mejores— y su mejor marca personal. «Spencer, en el mejor sentido de la palabra, era un chico loco», recordó Zeghibe. Loco por el patinaje, su pasión. Esa que lo llevó a subir sus progresos a las redes sociales —para deleite de sus miles de seguidores en TikTok—, como sus triples saltos y sus triples toeloop, el clásico salto con la puntera del pie. Spencer brilló también en el Instrust Arena de Wichita, antes de pasar por el campamento de tecnificación. Lo acompañaba su madre, Christine, que también perdió la vida.

El club llora la muerte de la joven Jinna Han y de su madre, Jin. «Una niña maravillosa, unos padres maravillosos. Una gran atleta, una gran competidora. Querida por todos», lamentó Zeghbide. Han soñaba con la antorcha olímpica. «Es muy emocionante porque todo puede pasar en los Juegos Olímpicos», aseguró a NC Boston. Era febrero del 2022 y la víspera de la gran cita. La joven observaba admirada los movimientos del estadounidense Nathan Chen, gran triunfador con dos oros de los Juegos de invierno que se celebraron ese mismo año.

Fotografías de Spencer Lane y Jinna Han en Boston, junto a un homenaje en su recuerdo
Fotografías de Spencer Lane y Jinna Han en Boston, junto a un homenaje en su recuerdo CJ GUNTHER | EFE

Veteranos ilustres

Shishkova y Naumov. El talento necesita una guía para florecer. Y en Boston sobraba. El accidente acabó con la historia de Evgenia Shishkova y Vadim Naumov. Una historia deportiva y de amor, el que les unía al menos desde que en 1995 contrajeron matrimonio. Su cénit en el patinaje artístico llegó poco antes, en la ciudad japonesa de Chiba. Allí, lograron el campeonato del mundo, con el doble de puntuación que la pareja que se alzó con la plata. Juntos rozaron el podio en dos Juegos Olímpicos de Invierno. Su medallero es extenso: tres metales en los mundiales y cinco en los campeonatos de Europa. Se retiraron en 1998 y se establecieron en Estados Unidos. Tres años después, tuvieron a su hijo, Maxim Naumov. La genética y el afán de sus padres han hecho de él un deportista prometedor. Ganó el campeonato nacional juvenil del 2020. Afortunadamente, no se quedó al campamento de desarrollo y dejó Wichita en un vuelo anterior. La pareja usó su experiencia para ser entrenadores. Eran «de la vieja escuela», como los definen en el Boston Skating, eran muy queridos por todos.

Inna Volyanskaya. Vivió etapas similares a sus compatriotas. Brilló en la Unión Soviética, ganando siete medallas internacionales y, tras retirarse, pasó a ser entrenadora en el Washington Figure Skating. «Va a ser muy difícil sin ella, es duro, porque significaba mucho para estos niños. Inna era única, una de las mejores patinadoras que he visto», aseguró ayer a NBC su marido, Ross Lancel.

Un viaje de caza

Mickey y sus cinco amigos. El mortífero vuelo también supuso el fin de las vidas de Michael Stovall y sus cinco amigos, algunos de ellos de la infancia. Aficionados a la caza, habían pasado unos días en Kansas para cazar patos, tal como confirmó la prima del fallecido, Shawna Slarb, a The New York Times. Mikey, como lo llamaban en Maryland, donde residía, disfrutaba del campo y la naturaleza. Le encantaba esquiar y fotografiar sus viajes con su esposa. También falleció Jesse Pitcher. Su padre, Jameson, contó que «apenas estaba empezando su vida». Jesse tenía una plomería; acababa de casarse y su nueva casa estaba en construcción.

Uno de los pilotos

Sam Lilley, el primer oficial. «Me sentí muy orgulloso cuando Sam se convirtió en piloto. Ahora siento tanto dolor que ni siquiera puedo llorar». Timothy Lilley lleva toda una vida como piloto. Ayer perdió a su hijo, Sama, el primer oficial del avión accidentado. Estuvo dos décadas a los mandos de helicópteros Black Hawk, el mismo modelo que el que acabó ayer siniestrado. «Si vuelan en la ruta sobre el Potomac y llevan gafas de visión nocturna, será muy difícil ver el avión», aseguró ayer a Fox 5. Timothy se llevó una alegría cuando su hijo Sam le dijo que se había cansado del márketing y que quería ser piloto. «Es muy devastador perder a alguien a quien amas tanto», confesó ayer en Facebook. Su hijo iba a casarse y contaba con ascender a capitán.