Los líderes europeos discrepan sobre el envío de una fuerza de paz a Ucrania
INTERNACIONAL

La cumbre de líderes en París apuesta por reforzar la seguridad y la defensa europea, pero evita una crítica directa a EE.UU. por apartarles de la negociación de paz
17 feb 2025 . Actualizado a las 23:26 h.El presidente Emmanuel Macron reunió este lunes en el palacio del Elíseo a los jefes de Gobierno de Alemania, Italia, Polonia, España, Reino Unido, Países Bajos y Dinamarca para definir con urgencia una posición común ante el desafío de Donald Trump de protagonizar con Rusia unas conversaciones de paz en Ucrania, dejando de lado a Europa, pero evitando una crítica directa a EE.UU.
Una reunión que puso de relieve, por un lado, el sentimiento unánime de que a partir de ahora hay que redoblar los esfuerzos para reforzar la seguridad y defensa del Viejo continente y, por otro, las divergencias sobre cómo respaldar a Kiev, en concreto el envío o no una fuerza de paz.
La reunión, en la que estuvieron también los dirigentes de las instituciones de la UE, Ursula von der Leyre y António Costa, y el de la OTAN, Mark Rutte, trató de dar respuesta a la iniciativa de Trump y al discurso de su vicepresidente J.D. Vance criticando abiertamente las democracias europeas, que se ven excluidas de un asunto que les concierne directamente como es el futuro de Ucrania y la defensa de Europa.
El nuevo escenario que se abre a partir de las conversaciones entre la Administración Trump y el Kremlin para poner fin a la guerra de Ucrania ha llevado a los europeos a exigir que cuenten con ellos para que ese acuerdo no sea un cierre en falso.
Garantías de seguridad por parte de EE.UU.
No hubo consenso ante el posible envío de tropas de paz a Ucrania, una medida avanzada por algunos, para velar por un eventual cese el fuego, si Washington y Moscú llegaran a un acuerdo. Para el canciller alemán, Olaf Scholz, este debate es «altamente inapropiado» y «prematuro».
En líneas semejantes se manifestó Pedro Sánchez, mientras que el primer ministro británico, Keir Starmer, volvió a insistir en que está dispuesto a enviar «fuerzas británicas sobre el terreno junto a otras, si se alcanza un acuerdo de paz duradero». A la salida de la reunión, el premier añadió que ese despliegue debe ir acompañado del apoyo de Washington «porque la garantía de seguridad estadounidense es la única manera de disuadir eficazmente a Rusia de que no vuelva a atacar Ucrania». Ni Francia ni Suecia, Bélgica y los Países Bajos cierran la puerta a un eventual envío de tropas.
Los participantes en la reunión llegaron a la conclusión de que la amistad con Estados Unidos «entra en una nueva fase», como declaró el primer ministro polaco, Donald Tusk. Y pone en dificultad a una Europa cuya principal amenaza es Rusia y sus «sueños imperialistas», como apuntó su homóloga de Dinamarca, Mette Frederiksen. La primera ministra danesa se mostró «muy inquieta ante la idea de un cese el fuego rápido» porque podría dar a Putin más oportunidades «para movilizarse de nuevo y atacar Ucrania u otro país de Europa».
En general todos se manifestaron de acuerdo con la necesidad de incrementar el presupuesto de defensa hasta el 2 % del PIB. España espera que para ese cometido, además de la flexibilización de las reglas fiscales europeas, que se movilicen fondos para hacer frente a los gastos, como se hizo con la crisis de la pandemia del covid. Scholz, que abandonó antes la reunión para acudir un mitin de cara a los comicios del domingo en Alemania, reiteró su compromiso de apoyar a Ucrania y manifestó su oposición a la idea de una «paz impuesta a golpe de dictado».
Hungría acusa a los líderes reunidos en París de no querer la paz en Ucrania
Desde el Elíseo se ha justificado que este encuentro «informal» tenga un formato reducido por la necesidad de agilidad —mucha más de la que implicaría una reunión de los Veintisiete, con países cercanos a Moscú de por medio, como Hungría y Eslovaquia— y porque se trata de conversaciones preliminares. Esta clase de reuniones «son frecuentes y no deben ser dramatizadas», señaló el jefe de la diplomacia gala, Jean-Noël Barrot.
Las críticas no tardaron en llegar desde el Gobierno húngaro. Su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, acusó a los líderes reunidos en París de no querer la paz en Ucrania. «Desde hace tres años no han dejado de echar leña al fuego de la guerra». «Quieren impedir que se alcance un acuerdo de paz en Ucrania», dijo. «Son los países que están en el bando de la guerra, que apoyaron la estrategia equivocada de sanciones en Europa», sentenció ante la prensa tras reunirse con su colega kazajo, Murat Nurtleu, en Astaná.
Por su parte, el primer ministro de Eslovaquia, el populista de izquierdas Robert Fico, criticó la participación de la Unión Europea en la cita convocada por Macron. Así, telefoneó al presidente del Consejo Europeo, António Costa, para preguntarle por qué aceptó dicha invitación a un encuentro que «se supone que abordará la cuestión de la participación de tropas extranjeras en el territorio de Ucrania».
Lavrov ningunea a Europa antes de su reunión en Riad con Rubio
El ministro de Exteriores ruso afirma que los europeos «no pintan nada» y descarta concesiones territoriales a Ucrania
R. Paíno
Mientras tenía lugar la cumbre de ocho países europeos en París, los jefes de la diplomacia de EE.UU., Marco Rubio, y de Rusia, Serguéi Lavrov, llegaban a Arabia Saudí para su primer contacto directo este martes con el objetivo de poner fin a la guerra en Ucrania sin contar con Europa y, de paso, normalizar las relaciones entre las dos potencias, tras tres años de aislamiento del Kremlin.
Si el vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, y el enviado de Trump a Ucrania, Keith Kellogg, ya dejaron claro en la Conferencia de Múnich que Europa no estará en las negociaciones, Moscú hace mucho tiempo que mantiene esa postura con el argumento del incumplimiento hace diez años de los Acuerdos de Minsk por parte de Kiev, Berlín y París. Por si no había quedado claro, antes de partir rumbo a Riad, Lavrov ninguneó a Europa: «No sé qué pintan [los europeos] en la mesa de negociaciones». También reiteró que no habrá concesiones territoriales a Kiev para facilitar un acuerdo de paz. «Miren las atrocidades que [Ucrania] comete en los territorios, ¿y quieren que en las negociaciones para llegar a un acuerdo se tenga en cuenta que todavía hay que ceder algunos territorios?», argumentó.
Zelenski avisa
Desde los vecinos Emiratos Árabes Unidos, el presidente Volodímir Zelenski declaró que no fue informado de la reunión entre Lavrov y Rubio, y dejó claro que su país no reconocerá ninguna conclusión fruto de esos contactos. En una entrevista a la cadena alemana ARD, lamentó que EE.UU. quiera «complacer a Putin», calificó de «débil» la capacidad defensiva europea y advirtió de que el fin de la guerra lleve a una situación similar a la retirada de Afganistán en el 2021. Zelenski podrá plantear todas sus preocupaciones al representante especial de la Casa Blanca para Ucrania, Keith Kellogg, que llegará el miércoles a Kiev para una visita de tres días, tras sus encuentros en Bruselas con el secretario general de la OTAN, y los dirigentes comunitarios.
Además de Lavrov, la delegación rusa contará con Yuri Ushakov, un destacado asesor de Putin, en el primer encuentro de alto nivel entre ambas potencias desde la invasión de Ucrania. Por parte estadounidense también viajaron al reino saudí el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, y el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz.
El primer objetivo del encuentro será el restablecimiento de las relaciones ruso-estadounidenses, según apuntó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Lavrov reiteró que hay que «dejar atrás un período completamente anormal en las relaciones entre las dos grandes potencias», mientras Marco Rubio habló de solventar «los problemas heredados» de la Administración Biden, antes de reunirse con el con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman.