El expresidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, detenido tras ser acusado de crímenes contra la humanidad durante su campaña contra las drogas
INTERNACIONAL

Fue arrestado en el aeropuerto por orden de la Corte Penal Internacional. «¿Cuál es la ley y cuál es el crimen que he cometido?», se preguntó tras la detención
11 mar 2025 . Actualizado a las 09:42 h.El expresidente de Filipinas Rodrigo Duterte fue detenido este martes por la Policía del país asiático después de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera una orden de arresto, acusándolo de crímenes contra la humanidad durante su sangrienta campaña contra las drogas, afirmó una fuente oficial.
Duterte fue detenido en el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino de Manila a su llegada de Hong Kong, donde participó el pasado fin de semana en un acto electoral previo a los comicios del próximo 12 de mayo entre rumores sobre su orden de arresto.
La detención tuvo lugar después de que la oficina de Interpol de Manila recibiera este lunes la copia oficial de la orden de arresto de la CPI, señaló la oficina presidencial en un comunicado.
Duterte y sus acompañantes llegaron al aeropuerto a las 9:20 hora local (1:20 GMT), momento en que el Fiscal General del país asiático presentó la notificación de la CPI por crímenes de lesa humanidad, y el expresidente fue escoltado por las fuerzas de seguridad fuera del aeropuerto.
Según el comunicado de la oficina presidencial, el político de 79 años de edad goza de buena salud y fue examinado por un equipo médico tras ser detenido.
El exmandatario llevó a cabo una guerra contra las drogas durante su mandato, entre 2016 y 2022, en la que murieron unas 6.000 personas en operativos antidroga y ejecuciones extrajudiciales, según las cifras de la Policía, aunque organizaciones no gubernamentales locales elevan esta cifra a más de 30.000.
La Corte Penal Internacional inició una investigación por las ejecuciones extrajudiciales, a pesar de que Duterte retiró a Filipinas del organismo en 2019 para evitar ser implicado, y en 2021 vinculó a las autoridades y fuerzas de seguridad con los crímenes cometidos.

«¿Qué crimen he cometido?»
«¿Cuál es la ley y cuál es el crimen que he cometido?», dijo el propio Duterte desde la base aérea de Villamor, donde fue trasladado tras ser arrestado, según un vídeo compartido en la red social Instagram por su hija Verónica.
El expresidente afirmó haber sido trasladado a la base «en contra» de su propia voluntad y cuestionó los motivos de su detención por la Policía filipina al afirmar que no le presentaron los motivos de su arresto. Verónica Duterte, que se encuentra junto con su padre en la base militar, calificó además la detención de ilegal al carecer de orden judicial.
Estas declaraciones se suman a otras similares pronunciadas en las últimas horas por seguidores del político, entre las llamadas a la calma del senador Bong Go, exasesor especial del expresidente, que lamentó sin embargo que las autoridades no le dejasen entrar en la base militar a la que se había desplazado dispuesto a entregar él mismo una pizza al detenido.
Frente a las denuncias de ilegalidad de Duterte, la oficina presidencial señaló en un comunicado que el arresto tuvo lugar después de que Interpol en Manila recibiera esta mañana la copia oficial de la orden de arresto de la CPI.
El exmandatario debería ser extraditado a La Haya, según afirmó la letrada que presentó el caso ante el tribunal, Kristina Conti. «Cuando una persona es detenida en virtud de una orden de detención de la CPI, debe ser entregada a las fuerzas del orden de un Estado miembro, y debe ser trasladada a La Haya (Países Bajos) lo antes posible», dijo Conti, secretaria general de la Unión Nacional de Abogados del Pueblo.
El expresidente deslenguado, violento y muy popular que pretendía volver a la política
El exdirigente, conocido por su incontinencia verbal que dejó una ristra de polémicas declaraciones durante su mandato, pretendía regresar a la arena política y se había presentado como candidato a la alcaldía de Davao, la sureña ciudad de Mindanao que regenta su clan familiar, para los comicios a mitad de mandato del próximo 12 de mayo.
Desde que dejara el poder, y tras unos meses de tranquilidad, el líder del clan político había regresado a la palestra para insultar en numerosas ocasiones al actual presidente del país, Ferdinand Marcos Jr., a quien calificó repetidamente de «drogadicto».
Las ofensas dejaron patente el profundo cisma entre los clanes políticos reinantes en Filipinas, tras la alianza de conveniencia durante las elecciones de 2022, donde la hija de Duterte, Sara, hizo tándem con Marcos Jr. y ganó los comicios para la vicepresidencia del país.
Sara Duterte, quien desde el año pasado no lidera ninguna cartera ministerial, se enfrenta ahora a un proceso de destitución acusada de utilizar fondos de manera indebida, en el marco de su divorcio político de Marcos Jr.
Chistes sobre la violación de una monja, comentarios machistas y graves insultos dirigidos contra personalidades como el Papa Francisco o el expresidente estadounidense Barack Obama, han sido otro de los legados que dejó el periodo de Duterte en el cargo.
Sus defensores aseguran que las salidas de tono y las formas jocosas y toscas del expresidente son malinterpretadas y derivan de su personalidad vehemente, característica de su Mindanao natal, en el sur del país, mientras sus críticos condenan sus excesos y deriva autoritaria.
El mandatario filipino protagonizó polémicas casi mensuales durante sus primeros años en el poder, pero a medida que fue consumiendo el mandato poco a poco redujo sus explosiones dialécticas.
Miembro de uno de los clanes políticos del archipiélago y nacido en la provincia central de Leyte en 1945, Duterte es licenciado en Derecho y Ciencias Políticas a pesar de que fue expulsado de dos colegios por mala conducta.
Sus familiares lo recuerdan como un adolescente irresponsable, mujeriego y bravucón, que llegó a volar una avioneta sobre el instituto donde estudiaba para impresionar a una de sus compañeras, por lo que fue reprendido.
Tras sus estudios universitarios ocupó durante una década distintos puestos en el consistorio de la ciudad de Davao, hasta que en 1988 accedió a la alcaldía.
En esta ciudad, donde sirvió como regidor durante 22 años, Duterte puso en práctica su guerra contra las drogas a una menor escala, pero con unas consecuencias similares.
Las crónicas periodísticas de la época reflejan un político que pistola en ristre patrullaba las calles con los agentes del orden en busca de criminales, actitud que le valió el sobrenombre de «Harry el sucio».
Organizaciones en favor de los derechos humanos denunciaron entonces que Duterte ya toleró numerosos asesinatos extrajudiciales en Davao de supuestos traficantes de droga y otros presuntos delincuentes por parte de grupos vigilantes catalogados de «escuadrones de la muerte», delitos de los que entonces salió impune.