El asesino de la escuela de Graz dejó un vídeo de despedida a su madre pidiendo perdón por lo que iba a hacer
INTERNACIONAL

La policía austríaca encontró una bomba casera «no operativa» durante el registro del domicilio
11 jun 2025 . Actualizado a las 19:30 h.El autor de la masacre en un colegio de la ciudad austríaca de Graz, con once muertos a tiros, entre ellos el propio protagonista, dejó dos mensajes a sus padres y hermanos. Arthur A., de 21 años, envió a su madre un vídeo de despedida poco antes del ataque, en el que le pide perdón por «lo que voy a hacer ahora», según el diario Kronen Zeitung. En la carta a su familia culpa de la matanza a la escuela y al acoso escolar, y en otro párrafo pide que cuiden a su gata.
La policía austríaca encontró una bomba casera «no operativa» durante el registro del domicilio del asesino, según informó ayer Franz Ruf, director general de Seguridad Pública. Entre las víctimas hay nueve alumnos, seis chicas y tres chicos, el más joven de 14 años y el resto de entre 15 y 17, La décima es una profesora de 59 años que falleció la noche del martes en un hospital como consecuencia de las heridas sufridas.
El instituto de enseñanza media Borg en la Dreischützengasse de la capital del estado de Estiria, ha amanecido este miércoles lleno de ramos de flores y velas, colocados a sus puertas por una población conmocionada por el inexplicable suceso. En todo el país ondean las banderas a media asta, a la vez que se han declarado tres días de luto nacional.
A las diez de la mañana, la hora del atentado, se paralizó todo el país. Los austríacos guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas, mientras en Graz repicaron las campanas de todas las iglesias. En Viena sonó la Halbpummerin, la campana de la catedral de San Esteban, que solo se usa para tocar a muertos.
Todos los transportes públicos han parado en plena ruta. También a las puertas del colegio, a donde acudieron alumnos y padres se ha rendido homenaje a los fallecidos y heridos, arropados por personal de protección civil especializado en la atención de personas traumatizadas. El colegio permanecerá cerrado el resto de la semana.
Artur A. ha resultado ser para su edad un fantasma en las redes sociales, donde no existe un perfil que pueda definir su persona. Muy poco se sabe del mayor asesino de masas en la historia de la II República austríaca, fuera de que hace dos años abandonó el Borg sin acabar el bachillerato.
Medios locales aseguran que la masacre tuvo lugar en dos aulas, una de ellas la que fue su última clase en ese centro. Sus antiguos compañeros de estudios se habrán alegrado probablemente de no encontrarse en ella en el momento en el que irrumpió en la misma y descargó repetidamente sus armas para causar el mayor número de muertos posible.
Pero no existen indicios de que fuera un extremista o actuara por motivos ideológicos. El ministro del Interior austríaco, Gerhard Kärner, insistió en que «se especula sobre muchas cosas, pero ahora es el momento de llevar a cabo una investigación profunda». El análisis de su ordenador y móvil podría ayudar a conocer los motivos.
En todo caso, Artur A., que residía en la localidad de Kalsdorf, junto a Graz, estaba registrado como parado, carecía de antecedentes penales y nunca había llamado la atención de las fuerzas de seguridad. Las dos armas que utilizó para cometer la masacre, una escopeta de cartuchos y una pistola de fabricación nacional Glock que había comprado recientemente, eran legales, aunque la legislación austríaca prohíbe portarlas en lugares públicos.
Diecisiete minutos de terror
El horror en el instituto Borg duró tan solo 17 minutos, los que tardó un gran operativo policial de 300 agentes en acudir al lugar de los hechos tras recibir las primeras llamadas alarmantes de la población, también desde el propio colegio, al escuchar disparos. En ese tiempo disparó a sangre fría contra alumnos y profesores. Cuando los agentes del comando de operaciones especiales Cobra entraron en el edificio Artur A. se introdujo en uno de los baños y se pegó un tiro en la cabeza.
La Sociedad Estiria de Hospitalización ha comunicado que seis personas continúan ingresadas por las heridas sufridas en el ataque armado. Cuatro de ellas se encuentran en la unidad de cuidados intensivos y dos han podido ser trasladadas ya a planta. Una se encuentra aún en estado crítico, aunque estable. «Una persona con heridas en el rostro y otra en la rodilla necesitarán nuevas operaciones», dijo un portavoz.
«Por favor, vengan rápido, alguien está disparando», fue una de las llamadas recibidas por la policía desde el instituto Borg. Vídeos grabados por los propios alumnos muestran a los adolescentes en pánico, escondiéndose bajo las mesas de sus aulas, mientras se escuchan los disparos.
Una profesora que pudo esconderse con sus alumnos tuvo ocasión de llamar a su marido. «Estamos seguros pero la situación es dramática. No paran de disparar», relató la mujer desde el interior del edificio, un colegio de 20 aulas en el que se encontraban varios cientos de personas, desconcertadas y alarmadas por unas detonaciones que algunos confundieron con petardos.