Europa abre la puerta a una salida negociada a la guerra entre Israel e Irán

Ricard G. Samaranch ALEPO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El ministro de exteriores iraní, Abás Araqchi, a su llegada al hotel de Ginebra donde se convocó la cumbre
El ministro de exteriores iraní, Abás Araqchi, a su llegada al hotel de Ginebra donde se convocó la cumbre MARTIAL TREZZINI | EFE

El intercambio de bombardeos continuó pese a los contactos diplomáticos

20 jun 2025 . Actualizado a las 22:58 h.

Durante las últimas horas, se ha abierto una rendija a la esperanza de encontrar una salida negociada a la guerra entre Israel e Irán, cuando este viernes se cumplía una semana justa de su inicio. Los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y el Reino Unido se reunieron con su homólogo iraní en Ginebra aprovechando la ventana de 15 días que el presidente estadounidense, Donald Trump, se dio el jueves para tomar una decisión respecto a la entrada de EE.UU. en el conflicto en apoyo de Israel. Este clima de cierta distensión no se tradujo en una interrupción en el intercambio de bombardeos entre Irán e Israel, una señal de que el acuerdo no será fácil, ni inmediato.

A la salida de la reunión, los jefes de la diplomacia de Francia, Jean-Noël Barrot; el Reino Unido, David Lammy; y Alemania, Johann Wadephul, así como la alta representante de Exteriores de la Unión Europea, Kaja Kallas, confirmaron la apertura de esa vía diplomática. «[Teherán] ha marcado su disposición a seguir las conversaciones sobre su programa nuclear y esperamos una apertura del debate, incluso con Estados Unidos», declaró Barrot. «Consideramos que esta iniciativa diplomática debe abrir la vía a una negociación», agregó.

Minutos después, el ministro iraní, Abás Araqchí, confirmó que su Gobierno también quiere privilegiar la vía diplomática, pero lo condicionó al cese de la «agresión» por parte de Israel. «Estamos listos a considerar la diplomacia una vez que la agresión se detenga y el agresor sea juzgado», dijo, según recoge Efe.

Antes de iniciarse la cumbre, el presidente francés, Emmanuel Macron, indicó que Irán «debe mostrar su voluntad de acuerdo» para que los esfuerzos diplomáticos lleguen a buen puerto.

Macron también explicó las líneas maestras de la propuesta europea, y que se basa en su renuncia a enriquecer uranio en su territorio, el control internacional de su programa de misiles balísticos, el fin de la financiación de las milicias proiraníes de la región, y la liberación de los «rehenes» occidentales.

La insistencia en que Irán se comprometa a un «enriquecimiento cero de uranio», que Teherán considera una línea roja de su soberanía nacional, pone de manifiesto la enorme dificultad que revisten las actuales conversaciones. Días antes del estallido del conflicto, Washington ya planteó al Gobierno iraní esta exigencia, en línea con la posición de Israel, y que parece ser el nudo gordiano del conflicto. Aunque solo es necesario enriquecer el uranio a cerca de un 4 % para poder producir electricidad en una planta nuclear, las centrales iraníes lo han hecho hasta un 60 %, y algunos expertos consideran que ya atesora suficiente combustible como para fabricar más de una bomba nuclear.

Esta renovada oportunidad para una salida negociada al conflicto llega después de días de máxima tensión, cuando parecía que la entrada de EE.UU. en el conflicto era inminente. Según varias informaciones aparecidas en la prensa estadounidense, una de las razones principales para este giro de los acontecimientos es la duda entre los asesores de Trump de que las bombas anti-búnkeres estadounidenses sean capaces realmente de destruir la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow, situada en el interior de una montaña. En caso de no lograrlo, y de provocar una respuesta airada de las milicias iraníes en la región contra intereses de EE.UU., el fracaso sería sonado.

En una muestra de la fuerza renovada que ha adquirido la diplomacia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebró este viernes una sesión de urgencia. En su intervención inicial, el secretario de la ONU, António Guterres, advirtió del peligro que significa para el mundo entero la actual guerra. «La expansión de este conflicto puede encender un fuego que nadie podrá controlar», espetó Guterres, en un velado mensaje a Trump.

Guterres pareció situarse más bien del lado iraní al recordar que Irán «ha declarado repetidamente que no busca armas nucleares». En todo caso, reconoció que hay «una brecha de confianza» e hizo una llamada «al fin de los combates y a un retorno serio a las negociaciones».

Mientras, un día más, los bombardeos continuaron aterrorizando a los ciudadanos israelíes e iraníes. Teherán lanzó una ola de 35 misiles balísticos que causó decenas de heridos, dos de ellos de gravedad. Haifa, una ciudad situada al norte del país, fue la que sufrió mayores daños. Por su parte, Israel atacó, entre otros objetivos, el complejo industrial de Sefi-Rud, en la costa del Mar Caspio, así como también la ciudad de Rasht, en las afueras de Teherán.

Los musulmanes de Oriente Medio se manifiestan contra la agresión israelí

Después del rezo semanal del viernes, día de descanso para los fieles musulmanes, decenas de miles de personas se manifestaron en varias ciudades de Oriente Medio para expresar su rechazo a la agresión israelí contra Irán. Las principales concentraciones tuvieron lugar en los países donde hay importantes segmentos de la sociedad de religión chií, como en el Líbano o en Irak. Además, a pesar de las restricciones y la escasez provocada por la guerra, también hubo grandes manifestaciones en varias ciudades de Irán, el principal país chií del mundo. Entre los cánticos más coreados, los mismos que ya resuenan desde la creación de la república islámica: «¡Muerte a América!» y «Muerte a Israel». Sin embargo, esta vez, había una mayor rabia en las gargantas de muchos iraníes.

En Irak, una multitud se concentró en Sadr City, un suburbio de Bagdad, un bastión del clérigo Muqtada al Sadr, y se quemaron banderas de Israel y EE.UU. Curiosamente, en los últimos años, las relaciones de Sadr con Teherán habían sido más bien tensas, pues el imán ha criticado las injerencias iraníes en la política interna iraquí. En los suburbios del sur de Beirut, controlados por la milicia Hezbolá, se cantaron consignas en favor de Alí Jamenéi.

En otros países, como Egipto o Argelia, no hubo manifestaciones, quizás porque cualquier concentración no organizada por el Gobierno puede llevar a una condena de cárcel. En Siria, un país que aún se está recuperando de más de 14 años de guerra civil, no hubo manifestaciones, pero la mayoría de la población se sitúa del lado de Irán. «Por supuesto, ¡estoy contra Israel!», comenta Hassan, un taxista de Alepo al ser preguntado por qué bando apoya. Sin embargo, algunos sirios tienen emociones encontradas puesto que Teherán, junto a Moscú, sostuvo al régimen de Asad enviando a miles de combatientes a territorio sirio.