Trump y Putin rebajan las expectativas de llegar algún acuerdo en su cara a cara de hoy
15 ago 2025 . Actualizado a las 21:15 h.El esperado cara a cara entre Donald Trump y Vladimir Putin de este viernes en Alaska está precedido por declaraciones de ambos protagonistas que, lejos de elevar las expectativas de lograr algún tipo de acuerdo que ponga fin a la guerra de Ucrania, solo dejan un rastro de incertidumbre sobre la posibilidad de una eventual paz.
En declaraciones el jueves a la cadena de radio Fox News, Trump estimó que hay un «25 por ciento de probabilidades de que fracase» la cumbre con su homólogo ruso, y que espera, al menos, preparar el terreno para una segunda reunión en la que participe Volodímir Zelenski e incluso algunos líderes europeos. «Tenemos una idea de tres lugares diferentes, e incluiremos la posibilidad, porque sería mucho más fácil, de quedarnos en Alaska», señaló. En sus habituales giros, a la vez no dio por seguro ese encuentro. «Ni siquiera quiero insinuar que pueda haber una segunda reunión. Quizás sí, quizás no. Pero sería muy conveniente que tuviéramos un buen encuentro, porque voy a dejar que negocien su acuerdo, yo no voy a negociarlo», respondió ante las preguntas del presentador de la Fox Brian Kilmeade.
Cree que en cuanto cruce las primeras palabras sabrá si Putin tiene la intención de cooperar. Aseguró que si el encuentro da buenos resultados, llamará inmediatamente a Zelenski y a los líderes europeos, pero si esta no va bien, no llamará «a nadie». Estas negociaciones son «como jugar al ajedrez», concluyó.
Sin planes de una firma
Una vez más, Vladimir Putin intentó ganarse el favor del líder de EE.UU. en la víspera de la cumbre al reconocer sus «esfuerzos enérgicos y sinceros para poner fin a las acciones militares y a la crisis» en Ucrania. Durante una reunión con altos cargos para preparar la reunión, también sugirió que podría estar listo para alcanzar un acuerdo nuclear con Estados Unidos. La parte negativa la puso el portavoz del Kremlin al aclarar que no hay planes de que los presidente ruso y estadounidense firmen documento alguno y que sería «un gran error» predecir el resultado de las conversaciones.
En medio del escepticismo y la preocupación reinante entre los dirigentes de Kiev y la población ucraniana, los aliados europeos rezan para que Putin y Trump respeten sus líneas rojas, entre ellas las cuestiones territoriales.
El primer encuentro entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos desde la invasión de Ucrania arrancará a las 11.30 hora local (21.30 en España) en la base militar Elmendorf-Richardson ubicada en Anchorage, la mayor ciudad de Alaska. Putin pisará territorio estadounidense con la certeza de que no será detenido, pese a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), un tribunal que Estados Unidos no reconoce.
Primero tendrá lugar un cara a cara entre Trump y Putin, acompañados solo por sus respectivos traductores, y después se sumarán delegaciones integradas por cinco altos cargos de cada país, lo que incluirá un desayuno de trabajo. Al término de las conversaciones habrá una rueda de prensa conjunta. Que los periodistas tengan la posibilidad de hacer preguntas dependerá del éxito de la reunión, apuntó Trump.
«Se espera un intercambio de opiniones relativo al futuro desarrollo de la cooperación bilateral, incluido en el ámbito económico-comercial», dijo Yuri Ushakov, asesor del Kremlin para política internacional. Solo tras una pregunta, apuntó que «evidentemente, el tema central será el arreglo de la crisis ucraniana», pero evitó aludir a un posible alto el fuego, sea aéreo o total, una de las prioridades de Trump.
En su agenda Putin lleva un arsenal de propuestas para refrendar la tan deseada victoria en Ucrania que prometió a los rusos en el 2022, que pasa por hacer prevalecer las repetidas concesiones que impone a Kiev, ante la difícil posibilidad de alcanzar un triunfo total en el campo de batalla. El resurgimiento militar ruso (con la reorganización de sus fuerzas y tácticas) guía los esfuerzos de Putin por lograr un acuerdo de paz bajo sus términos. La actual guerra de desgaste favorece al Kremlin, que moviliza más hombres y armas que Ucrania y sus aliados occidentales. Las fuerzas rusas avanzan lentamente —aunque con numerosas bajas en su filas— a lo largo de la mayor parte del frente de 1.200 kilómetros en el este del país invadido, lo que refuerza la determinación del jefe del Kremlin a seguir luchando hasta lograr el acuerdo para poner fin a la guerra que desea.
Los cañones siguen hablando en el Dombás, donde las tropas rusas apuran sus opciones de tomar los últimos bastiones ucranianos en Donetsk, mientras en la retaguardia rusa los drones ucranianos continúan causando estragos en la infraestructura energética enemiga, como el ataque de este jueves a una refinería en Volgogrado.
Lavrov llega a Alaska con una sudadera con las siglas de la URSS
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sorprendió a su llegada a Anchorage con una vestimenta con mensaje: una sudadera con las siglas en mayúscula CCCP, acrónimo ruso de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Este peso pesado de la diplomacia rusa durante varias décadas, no hizo declaraciones al llegar, pero la sudadera blanca de estilo vintage que asomaba bajo un chaleco azul fue interpretada como un recordatorio de la era soviética, una época añorada por Putin. Algunos medios estadounidenses lo interpretaron como una burla a Trump y un recordatorio de que el objetivo de Putin siempre ha sido el regreso del imperio soviético.
La reivindicación trae a la memoria un tiempo en que EE.UU. y Rusia dominaban el mundo en la Guerra Fría, que duró hasta el desmantelamiento de la URSS, en los años 90 y la consiguiente pérdida de influencia de Rusia en la geopolítica mundial.