La ciudad de Gaza, objetivo militar

José Julio Fernández

INTERNACIONAL

Pinto & Chinto

17 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el ataque del grupo terrorista Hamás a Israel el 7 de octubre del año pasado, el Estado hebreo ha respondido con una estrategia de no contención. En otros momentos Israel no había actuado así. La agitada situación de los conflictos internacionales y, sobre todo, el indubitado apoyo norteamericano le llevó a tomar esa decisión. Consiguientemente, los israelíes asumieron la más que probable violación del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos, como así está sucediendo. Es más, los indicios y las pruebas que vamos conociendo apuntan a que se está produciendo un genocidio.

De esta forma, Israel incide sobre Hamás y sobre la población de Gaza con actuaciones desproporcionadas de distinta índole. La intención aparente es bien sencilla: afectar negativamente al grupo terrorista, de forma directa e indirecta, para que libere a los rehenes. Pero también hay finalidades subyacentes, como la eliminación definitiva de Hamás como un actor en la región, o, incluso, el cambio de estatus de Gaza, lo que podría significar el desplazamiento de población y la reconfiguración territorial de la franja.

En esta línea, la nueva acción operativa hebrea está siendo la toma de Ciudad de Gaza, lo que constituye una ulterior fase de la Operación Carros de Gedeón iniciada en mayo. La elevada población de dicho enclave augura un incremento de la violación de los derechos humanos. La toma de la ciudad, aunque posea valor simbólico, no cambiará nada significativamente, solo aumentará el sufrimiento de sus habitantes. Es cierto que Hamás tiene en ella su bastión más relevante, pero conocemos del carácter diseminado del grupo que le hace muy resiliente.

En todo caso, la situación ya es urgente. Ha habido demasiadas propuestas absurdas e ineficaces. Frente a todo ello hay que actuar con realismo para adoptar iniciativas que verdaderamente sirvan para solucionar el conflicto, no para la mera propaganda populista y maniquea. En este sentido, vemos tres acciones que pueden resultar útiles:

1. Iniciativas multilaterales, dirigidas por la Unión Europea, que ha recuperado parte de la influencia perdida en geopolítica (aunque aún nos queda mucho por recorrer, pero Donald Trump ya nos tiene más en cuenta). Las acciones unilaterales españolas generan perjuicios para nuestro país y no ayudan un ápice a resolver el problema.

2. Debemos presionar a Hamás para que de inmediato libere a todos los rehenes, que son la disculpa que siempre manifiesta Netanyahu en sus operaciones. Hamás es un grupo terrorista, pero persuasible si Catar, Egipto o Irán se empeñan en ello. Lo urgente ahora es parar la guerra en Gaza, lo que debemos hacer entender a estos países para que no antepongan otras consideraciones. ¿O es que realmente les interesa que haya muchos muertos en Gaza para en el futuro obtener otros réditos políticos? Es sorprende la relativa pasividad de los países del entorno, semeja que los gazatíes les interesan poco.

3. Hay que convencer como sea a Estados Unidos para que deje de apoyar totalmente a Israel, que solo puede llevar a cabo estas acciones de envergadura porque su aliado norteamericano le suministra armamento, munición e inteligencia. De otro modo las operaciones israelíes estarían muy delimitadas en el tiempo. ¿La UE puede influir en Trump hasta tal punto? Yo creo que sí, pero debemos jugar bien las cartas, con diplomacia, altura de miras y sugerencias que interesen al presidente estadounidense. Lo que no sé es si tenemos líderes para ello. Sánchez desde luego que no porque se ha deslegitimado con sus extremismos.

En fin, la operación en Gaza City evidencia la urgencia de detener la guerra y el más que presumible genocidio. Esto es lo apremiante, más adelante ya se verán otras consideraciones. ¿Estaremos a la altura de este requerimiento histórico que se abre ante nuestros ojos?

José Julio Fernández es director Centro de Estudios de Seguridad (CESEG) de la USC