Por qué el cáncer de páncreas es el más letal en nuestro país: estos son los factores que lo explican

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Cuando aparecen los síntomas, el tumor suele estar avanzado, pero uno de los más característicos es el dolor en el centro del abdomen
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Es uno de los tumores más silentes, por lo que su diagnóstico precoz resulta muy difícil. Además, presenta una gran capacidad de diseminarse en la sangre, provocando metástasis de una forma mucho más rápida

23 sep 2023 . Actualizado a las 18:18 h.

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que a lo largo de este 2023 se diagnosticarán cerca de 9.280 tumores en el páncreas. Una cifra muy inferior a otros cánceres, como los 28.465 de colon que se prevén este año, pero lo suficientemente importante a nivel de salud pública por su elevada mortalidad. En el año 2021, fallecieron 7.663 personas que habían sido diagnosticadas. Así, mientras otros tipos de tumores consiguen mejorar el pronóstico, parece que el de páncreas va a un ritmo más lento. Pero ¿por qué?

Debemos empezar por el principio. El páncreas es un órgano alargado, de unos 15 a 23 centímetros de largo, que se encuentra detrás del estómago y delante de la columna vertebral. Consta de una parte más ancha —conocida como cabeza—, una intermedia —el cuerpo— y otra más estrecha, cerca del bazo, que se conoce como cola. El conducto pancreático conecta el páncreas con el duodeno. Las enzimas digestivas pasan a través de este conducto para ayudar a digerir la comida; mientras que otro, conocido como biliar, pasa por la cabeza del páncreas. Este último es el que transporta la bilis, sustancia que ayuda a digerir las grasas, desde el hígado al intestino delgado. 

En cuanto a las funciones de este órgano, una sería la digestiva y otra, la hormonal. La digestiva se basa en que las glándulas exocrinas del páncreas se encargan de producir enzimas que ayudan en la digestión; mientras que la hormonal, sobre todo, en la producción de dos hormonas pancreáticas principales: la insulina y el glucagón. La primera rebaja los niveles de glucosa en sangre y la segunda los aumenta. Por lo tanto, el páncreas ayuda al cuerpo a filtrar y almacenar la energía que obtiene de los alimentos y minimiza el impacto de las grasas y azúcares contenidas en estos. 

Dicho esto, el cáncer de páncreas se produce cuando aparecen células anómalas en sus tejidos. «El más frecuente, que representa un 95 % de todos los tumores que se diagnostican de este tipo, provienen de las glándulas del páncreas. Originan un tumor que se llama adenocarcinoma», apunta Teresa Macarulla, jefa de la unidad del programa de cáncer gastrointestinal en el departamento de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d'Hebron en Barcelona. Según la Asociación de Cáncer de Páncreas, dentro de este, el 80 % de los casos ocurren en la cabeza o el cuello del páncreas, el 15 % en el cuerpo y el 5 % en la cola. 

Pero no es el único tipo. «Hay un 5 o un 7 % de los tumores que pueden originarse en las células endocrinas del páncreas. En este caso se denominan tumores neuroendocrinos y tienen una historia, un pronóstico y un tratamiento completamente distinto al del adenocarcinoma», añade la doctora.

Síntomas de cáncer de páncreas 

«Uno de los problemas que tenemos y no solo con el tumor de páncreas, aunque es uno en los que más sucede, es que es silente. En el momento en el que da síntomas, normalmente, ya estamos hablando de un tumor avanzado. De manera que, por casualidad, se puede diagnosticar porque hacemos una prueba de imagen por otro motivo y lo encontramos o es muy difícil encontrarlo», explica Ana Fernández Montes, vocal de Junta Directiva de SEOM y oncóloga médica del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). Sin embargo, la especialista apunta a una excepción: «Hay un grupo pequeño de pacientes que tienen el tumor localizado en la cabeza del páncreas y que el tumor lo que hace es tapar la salida de la bilis del hígado, por comprensión, por vecindad. Los pacientes se ponen amarillos y es el único síntoma que nos puede llamar la atención». 

Los síntomas más frecuentes, son: 

  • Ictericia. Cuando el tumor se sitúa en la cabeza del páncreas puede llegar a obstruir el conducto biliar e impedir así la eliminación de las sales biliares. La retención de dichas sales provoca el aumento de la bilirrubina
  • Dolor abdominal y de espalda. «Produce mucho dolor porque está muy cercano a estructuras adyacentes y el dolor que produce es típico, en el centro del abdomen, irradiándose como un cinturón a los lados», comenta Fernández.
  • Pérdida de peso imprevista y falta de apetito. Suele ir acompañada de astenia (cansancio). «Es el tumor que produce más pérdida de peso que existe en el mundo. He visto a pacientes perder diez kilos en una semana», subraya la oncóloga.
  • Náuseas y vómitos. Si el tumor bloquea el conducto pancreático esa obstrucción provocará la llegada de enzimas al intestino para digerir las grasas. En consecuencia, esto puede producir náuseas, vómitos y alteraciones en las deposiciones (diarrea).
  • Digestiones pesadas e hinchazón abdominal por acúmulo de líquido en el abdomen (ascitis). 

Factores de riesgo 

Desgraciadamente, existen muchas incógnitas sobre el cáncer de páncreas y una de ellas, son sus posibles factores de riesgo. «Pero es cierto que hay causas identificables», indica la oncóloga del Vall d'Hebron. «Por ejemplo, alrededor de un 10 % de los pacientes puede tener una alteración genética. Es decir, un gen alterado, heredado de sus padres, que le predispone a tener cáncer de páncreas. Es un porcentaje pequeño de pacientes». Estas mutaciones se encuentran en los genes KRAS, p53 y p16, que se asocian con el control del crecimiento tumoral. 

«Luego tendríamos pacientes con diabetes o bien pancreatitis crónica, ambas de larga evolución, que podrían favorecer que apareciera un tumor. También aquellos que han abusado del alcohol o del tabaco», amplía la doctora. No obstante, insiste en que «la mayoría de los pacientes, cuando analizas sus casos, no tienen ninguno de estos factores». 

Edad en la que es más frecuente el cáncer de páncreas

«El cáncer siempre va unido a la edad por una cuestión de degeneración de las células», afirma Macarulla. Con todo, la mediana de este tipo de tumor se encuentra entre los 65 y los 70 años. «Aunque es cierto que en los últimos años estamos viendo un aumento del cáncer de páncreas en gente joven, en menores de 50. Lo que no sabemos a día de hoy es por qué está sucediendo este fenómeno».

Pronóstico

«Solo somos capaces de curar el cáncer de páncreas que está localizado y que se opera. Si hablamos de tumores metastásicos, su expectativa de vida es entre ocho y doce meses», indica Fernández. 

Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes con unas alteraciones moleculares muy específicas que son candidatos a inmunoterapia. «No está aprobada en nuestro país, pero se sabe que puede hacer desaparecer el tumor. Pacientes con fusiones en un gen que se llama NRG1 que tiene tratamientos en desarrollo que puede ayudar a ganar supervivencia; y pacientes que tengan alteraciones en los genes de reparación del ADN, que pueden beneficiarse de tratamientos dirigidos como son los fármacos que se llaman inhibidores de CARP. Esos subgrupos moleculares tienen un mejor pronóstico pero, aun así, es una enfermedad incurable desde todo punto de vista», amplía la doctora. 

Factores que se han apuntado como posibles contribuyentes al crecimiento del tumor:

  • Diabetes mellitus de larga evolución. Hay algunos estudios que han apuntado la diabetes mellitus de larga evolución como posible etiología del cáncer de páncreas. Sin embargo, hay factores como la obesidad o el mismo tratamiento para la diabetes que pueden confundir los resultados. Es muy frecuente un debut de diabetes un tiempo antes del diagnóstico del cáncer de páncreas, sin embargo, no se sabe exactamente cómo puede influir la diabetes en el tumor o el propio tumor en la diabetes.
  • Pancreatitis crónica de repetición. No existe ningún estudio concluyente al respecto.
  • Tabaco. Cerca de un 30 % de los casos de cáncer de páncreas podría estar asociado al tabaco. 
  • Síndromes hereditarios. Aproximadamente un 10 % de los cánceres de páncreas se encuentran asociados a alteraciones genéticas. Entre ellos se destaca el Síndrome de Peutz-Jeghers, pancreatitis familiar, melanoma maligno familiar, sdr. Lynch, pacientes con mutaciones en el gen de BRCA-1 o BRCA-2 (entre un 4 y un 7 % de los pacientes con cáncer de páncreas).

Fuente: SEOM

El más letal de nuestro país

Existen diferentes factores que pueden llegar a explicarlo. «El primero que tenemos es que no lo cogemos casi nunca en etapas muy localizadas. Además, es un tumor que, aún siendo mínimo, un pequeño conjunto de células hace una diseminación por la sangre y ya se suele coger en estadio metastásico», apunta la oncóloga del CHUO. 

Una idea con la que Macarulla también concuerda: «Es un tumor que no es muy frecuente y, además, es muy difícil diagnosticarlo en fases muy iniciales. No existen screening como sí hay con el de mama o colon, que permiten dar con él antes de que lleguen los síntomas». Este tipo de prueba se ha intentado, según Fernández, incluso en personas que tienen síndromes hereditarios. «En realidad, este tipo de programas tiene sentido cuando tienes identificadas unas causas. Por ejemplo, como pasa con el cáncer de pulmón: sabes que esa persona ha fumado toda su vida, el riesgo aumenta. En el de páncreas ni siquiera en los síndromes hereditarios está bien definido ese cribado. ¿Cuál será el futuro? Técnicas de biopsia líquida. Lo que llamamos alteraciones moleculares precozmente en sangre que nos ayuden a diagnosticar la enfermedad en etapas precoces», remarca. 

Desgraciadamente, falla el diagnóstico precoz, pero también los tratamientos. A día de hoy, existen muy pocos fármacos aprobados contra el cáncer de páncreas. «Se han investigado múltiples agentes y todos han fracasado. Una de las condiciones que lo puede explicar es que se trata de un tumor que lo rodea el estroma, una especie de membrana que hace que resulte muy difícil que penetren los fármacos. A pesar de que ha existido mucha investigación, no somos capaces de dar con la diana. Lo único que tenemos para tratarlo son los esquemas de quimioterapia», lamenta Fernández.

De esta forma, el único tratamiento al que se puede recurrir cuando la cirugía no es posible, tal como indica la doctora, la quimioterapia. Así lo explica la oncóloga: «Cuando eres metastásico, a pesar de esos grupos moleculares que hemos comentado, la única arma que ha demostrado ser eficaz es la quimio. Hay diferentes tumores como el melanoma, el cáncer de pulmón o de estómago, donde la inmunoterapia es eficaz. O cánceres de mama donde los anticuerpos conjugados o anticuerpos monoclonales, son eficaces. En cambio, en el cáncer de páncreas nos estamos quedando sin ningún tratamiento diferente, solo con quimio». 

«En otros tumores, la inmunoterapia ha sido muy útil y ha cambiado la historia completamente, pero no es el caso del de páncreas. De momento, no hemos conseguido que funcione. Al igual que la terapia dirigida, encontrar un gen alterado en el tumor y tratarlo de forma personalizada. En el de páncreas solo funciona en alrededor de un 5 a un 7 % de los pacientes, no en la mayoría», señala Macarulla. 

Avances que sí se han dado en los últimos años

Ante esta situación parece incluso más necesario mencionar aquellos avances que sí se han conseguido en los últimos años y que van arrojando un pequeño halo de luz en el camino. Por su parte, Fernández apunta a uno: «Creo que el mayor que hemos tenido ha sido identificar pequeños subgrupos moleculares que son candidatos a tratamientos dirigidos. Por ejemplo, los pacientes con inestabilidad de microsatélites se benefician de inmunoterapia y esto ha conseguido, por ejemplo en Galicia, que los pacientes se curen». 

«También hemos conseguido, aunque no está financiado en España porque se ha denegado, que el subgrupo de pacientes con alteraciones RCA 1 o RCA 2 sean candidatos a tratamientos dirigidos», señala Fernández. «Tenemos mucha investigación en marcha que nos va a propiciar grandes avances, en letras mayúsculas, en cáncer de páncreas», concluye. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.