Inma Casas sufrió un infarto con 43 años: «Me sentía culpable porque casi dejo a mi hija sin madre»
ENFERMEDADES
No tenía factores de riesgo cardiovascular y llevaba una vida saludable: «Me dieron las recomendaciones a seguir después de padecerlo y pregunté: ''¿Pero qué es lo que tengo que cambiar si ya hago todo esto?''. Era muy chocante»
08 oct 2024 . Actualizado a las 15:29 h.Las mujeres sufren ataques cardíacos en la misma medida que los hombres y, sin embargo, ellas fallecen más por este motivo que ellos. Entre los factores que lo explican, que reportan síntomas diferentes a los de los hombres. Es el caso de Inma Casas que, además, era muy joven cuando sufrió este evento cardíaco: 43 años.
El 27 de julio del 2023, asistió a una comida familiar. De pronto, al acabar el café, sintió un dolor en la boca del estómago. «En un primer momento, pensé que eran gases», dice. Empezó a caminar por el pasillo, con la intención de que la molestia se redujera. «Pero fue subiendo por el pecho y la garganta, como si me estuvieran ahogando. Llegó al brazo, sobre todo en el codo izquierdo. Me tendí en la cama, estuve haciendo respiraciones y sentí que se me alivió un poco», relata.
Ya más recompuesta, Inma fue a recoger a su hija al gimnasio en compañía de su marido. Esperaban en el coche cuando el dolor intenso apareció de nuevo. «Ahí sí fue fuerte, ya no sabía cómo colocarme. Se me bloqueó la mandíbula, no podía moverla. Se me cortó el cuerpo y empecé a vomitar». Se fueron directamente al centro de salud. «Allí contamos mis síntomas y me preguntaron si había discutido con mi marido, si era posible que estuviera alterada y tener ansiedad. Miré a mi marido, incrédula, porque yo no sabía qué me estaba pasando, pero que a ellos ni se les pase por la cabeza que era un infarto...», lamenta Inma.
La derivaron al hospital y, aunque el electrocardiograma salió bien, un análisis de sangre reveló niveles altos de un grupo de proteínas que indican el sufrimiento del corazón: troponina. «Me dejaron ingresada para hacer un cateterismo. Ahí pregunté qué me estaba pasando; me asusté. Fue cuando empecé a darme cuenta de que se trataba de un infarto. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza».
Diferentes síntomas de infarto en mujeres y hombres
Aunque el infarto presenta síntomas comunes en ambos sexos, como los sudores fríos, el dolor en el pecho, náuseas o dolor en la espalda; en el caso de las mujeres se pueden presentar mareos, dolor de mandíbula, malestar en la garganta, fatiga inusual y dolor epigástrico.
Sin factores de riesgo
Inma no tenía factores de riesgo cardiovascular. «Llevaba una vida saludable. No bebía, no fumaba, hacía ejercicio y cuidaba mi alimentación. Cuando me dieron las recomendaciones a seguir después de sufrir el infarto, pregunté: ‘‘¿Pero qué es lo que tengo que cambiar si ya hago todo esto?’’. Era muy chocante». Con todo, reconoce que si antes se cuidaba, ahora lo hace más. «Sí que hago más cardio porque tengo que fortalecer mi corazón».
Inma no sabe decir qué ha podido influir para que le diera un infarto, pero en realidad los médicos, tampoco. «Como no había ningún factor de riesgo importante, ahora mismo sestán estudiando mi sangre. Parece ser que tengo una mutación en un gen y puede ser que este fuera el causante de que mi sangre formara coágulo. De hecho, ya sabemos que mi madre también lo tiene. Y ahora tendrá que hacérselo mi hija».
Miedo
Inma no solo tuvo que cuidar aspectos físicos de salud. A raíz de haber sufrido el infarto, dejó de asistir a eventos. «El miedo juega un papel importante y en su momento, dejé de hacer muchas cosas que nunca me hubiera imaginado». Puso fin a los eventos sociales multitudinarios, conciertos y otro tipo de aglomeraciones. «Pensaba que si me pasaba algo en un lugar concurrido, la ambulancia no iba a llegar para ayudarme». Por eso, buscó una consulta psicológica a la que asistió durante varios meses. «Y ahora, la verdad, lo llevo mucho mejor».
En el momento en el que se lleva a cabo la entrevista con ella, Inma se acababa de reincorporar al trabajo después de más de un año de baja. «Estoy contenta porque por ahora todo va bien. He visto el cambio porque al principio, estaba muy mal. Apenas podía caminar, me ahogaba, estaba muy cansada y fatigada. Con trabajo y esfuerzo he podido ver el cambio», confiesa.
Su hija tiene ahora 15 años. «Una de las cosas que peor he llevado es que casi la dejo sin madre. Llegué a sentirme culpable, pero con el tiempo te das cuenta de que no, que no has hecho nada», reflexiona. Inma festeja a diario estar en este mundo: «Celebro los cumpleaños, que me junte con mis amigas después de un tiempo, incluso las risas mucho más. Celebro la vida cada día».