El reencuentro entre una superviviente de cáncer y su cirujana en pleno acto: «Doutora Rodríguez, dez anos despois estou aquí»
ENFERMEDADES
Médica y paciente se reencuentran en el acto organizado por La Voz de la Salud: «Cáncer, ahora el paciente soy yo»
07 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Por las escaleras, subían y bajaban personas vestidas de negro. Les acompañaban pequeñas luces verdes, indicando que sus auriculares estaban operativos, carretando papeles y cableado. Entre el trajín, llegaban los invitados que exploraban el espacio; miradas lógicas a todo lo que había alrededor, la experiencia habitual la primera vez que visitas un museo.
Algún político, alguna institución, claro; pero lo de ayer fue sobre todo un foro médico, cada uno desde su parcela. Unos doctores, otros gestores y otros momentáneamente ubicados en la posición de pacientes. Todos con redes tejidas entre ellos, pero, quizás por primera vez, entrando en contacto fuera de un ambiente asistencial. Sin mesa que los separe. Mientras el aforo se completaba, alguien se levantaba de su silla, tocaba el hombro de su acompañante y le decía discretamente: «Mira quién está».
Debutó Mercedes Suárez, que expuso su caso clínico, pero sobre todo vital, con un nudo en la garganta, contenido y tensionado. Solo se desató cuando comenzó a dar gracias. Entre cada agradecimiento, segundos que pesaban toneladas y que se llenaron con una ovación. Francisco Martelo la seguiría. Será médico, será presidente de la Real Academia de Medicina de Galicia, pero fue sobre todo un tipo gracioso que hizo reír. Varias veces. Hizo reír hablando de su cáncer, demostrando que la risa es un vehículo excelente para comunicar incluso las cosas más serias. Cerró Soengas. Marisol. La científica tiene un aura arrolladora; es magnética. Fue un ciclón de realidad, una lección. «Por todos ellos. Y por nosotros mismos, seguimos», cerró su discurso tras entregar la gratitud inequívocamente sincera sobre «los que, en definitiva, nos quieren tanto». Cuando terminó, no sin dificultad, todo el auditorio, tenía ya, cada uno el suyo, el corazón en un puño.
El cáncer será una enfermedad terrible. Pero cuando las asociaciones de pacientes alzaron la voz pasaron cosas muy bonitas. Una superviviente de cáncer de mama reconoció entre la gente a la cirujana que le había extirpado su tumor diez años antes. «Eu, despois de todo o que vivín esta tarde, non podo pasar sen dicir algo», anunció: «Nesta sala está a doutora que me operou. Seino porque nos une un fío vermello. Para mín, foi tan importante a operación como o primeiro abrazo que me dou. Non quería deixar de dicilo: doutora Rodríguez, dez anos despois estou aquí», dijo. Y fue precioso.