María Tudela, paciente electrodependiente: «Si la máquina se corta un minuto, se fastidió el día»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Santi M. Amil

Padece insuficiencia renal y hace años le quitaron los dos riñones. Desde febrero, puede realizar la diálisis desde su casa y no acudir al hospital a diario

06 dic 2024 . Actualizado a las 17:16 h.

María Tudela tiene 62 años y le diagnosticaron insuficiencia renal cuando tenía 34. A los 40 tuvo que empezar con diálisis porque sus dos riñones ya no funcionaban al cien por cien. En un primer momento era de tipo peritoneal. Desde Alcer Galicia (Asociación para a Loita Contra as Enfermidades de Ril) indican que se introduce un líquido dentro del cuerpo en el peritoneo, se deja un tiempo para que actúe y se saca. «Estuve un año y tres meses con ella y enseguida me llamaron para el trasplante». Todo salió bien, pero «este no dura para siempre, suele tener una media de 12 a 14 años». Su caso también cumplió esa norma. Desde hace un tiempo, no tiene ninguno de los dos riñones. «Primero me descubrieron un bulto en el izquierdo y era maligno, cáncer. Me lo quitaron. Y al cabo de dos años me descubrieron otro en el derecho y me lo extirparon también; para evitar problemas».

A día de hoy, se encuentra en lista de espera para trasplante de riñón. «Pero me dicen que no tengo muchas posibilidades porque, como es la segunda vez que me someto a uno, parece ser que tengo muchos anticuerpos: los míos y los del anterior trasplante. Y eso dificulta mucho encontrar uno que sea compatible. Soy consciente de que no tengo muchas posibilidades».

24 horas a la semana

El año pasado sufrió varias infecciones en el catéter de la diálisis peritoneal, «por eso hubo que quitarlo y pasarme a hemodiálisis», señala. Confiesa que «no me gusta tanto, pero es lo que hay»: «La hemodiálisis ya implica poner dos agujas en el brazo, hacer una intervención para juntar una arteria y una vena, y así conseguir que la zona sea más grande para salir y entrar la sangre», explica la ourensana sobre el proceso.

Todos los días de la semana, menos uno que tiene libre y que ella misma puede elegir, María se pasa unas cuatro horas conectada a la máquina. Antes debía desplazarse hasta el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) para realizar la diálisis, pero desde principios de año lo puede hacer ella misma en su propia casa: «De momento estamos solo tres pacientes en este sistema domiciliario. Te enseñan en el hospital cómo hacerlo, y la verdad es que te ahorras tener que ir hasta allí todos los días». Según datos del Servizo Galego de Saúde, en el 2023 se ofreció diálisis domiciliaria y peritoneal a 321 pacientes de toda Galicia y se trabaja para incrementar esa en un 10 % durante este año 2024. 

Ella ha optado por las mañanas, para dejar de preocuparse el resto de día. «Al final, aunque son dos horas y media de diálisis, el hecho de montar la máquina, pincharse y despincharse, lo alarga todo mucho más», lamenta.

Santi M. Amil

A diario, María tiene miedo a que la máquina de hemodiálisis se pare por cualquier motivo. «Si me falla la corriente eléctrica y la máquina se corta, ya se me fastidió el día, porque esté donde esté, tengo que acabar con el procedimiento». Si eso sucede, tiene que ir de inmediato al centro hospitalario «o que ese pase a ser el día que libro».

Podría viajar, ya que sus médicos no se lo desaconsejan, pero prefiere no hacerlo. «A la máquina, que pesa un montón, hay que sumarle todo el material que hay que llevar. Es toda una logística que me desanima», asegura. «Normalmente todo el proceso sale bien, pero es cierto que pueden pasar mil cosas y eso es un poco agobiante». Por fortuna, confiesa que el consumo de la máquina no repercute mucho en la factura de la luz: «Pensé que iba a ser más, la verdad».

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.