Enrique Domínguez Muñoz, catedrático y médico digestivo: «Se está diagnosticando SIBO a muchas personas que no lo padecen»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Enrique Muñoz es catedrático de Medicina y jefe de Servicio en el Chus.
Enrique Muñoz es catedrático de Medicina y jefe de Servicio en el Chus. SANDRA ALONSO

El jefe de servicio del CHUS explica que estos fármacos, así como los antibióticos y el consumo elevado de determinados alimentos, se han asociado a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias intestinales

15 ago 2025 . Actualizado a las 12:50 h.

El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, por sus siglas en inglés) se ha convertido en una de las enfermedades digestivas más conocidas —quizás sea más apropiado decir más populares— en la actualidad, debido a las historias y los testimonios de muchos pacientes que se han viralizado en las redes sociales. Se trata de una alteración de la microbiota, es decir, del ecosistema de bacterias y microorganismos que habitan en este órgano. El doctor Juan Enrique Domínguez Muñoz, Catedrático de Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela y Jefe de Servicio de Aparato Digestivo en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (Chus), nos acerca al abordaje de este cuadro complejo.

—Hoy en día vemos un aumento de los cuadros digestivos, sobre todo aquellos relacionados con el SIBO. ¿A qué factores podemos atribuirlo?

—Hay una serie de factores comunes que explican, al menos en parte, un incremento en la incidencia y prevalencia de las enfermedades digestivas. Entre ellos destacan el sobrepeso y la obesidad, las distintas formas de tabaquismo, el sedentarismo y los hábitos dietéticos inadecuados, con un elevado consumo de alimentos ultraprocesados y un descenso en las frutas y verduras. La esofagitis, o lo que la gente suele llamar ardor de estómago, es consecuencia de lo que denominamos enfermedad por reflujo gastroesofágico, que está íntimamente ligada al sobrepeso, al sedentarismo y al consumo de alcohol y tabaco. La incidencia de enfermedad inflamatoria intestinal se duplicó en nuestro país en las últimas dos décadas. En este hecho influyen probablemente factores medioambientales, microbianos, dietéticos y socioeconómicos. Cambios en la dieta, con bajo consumo de fibra y elevado de grasas y azúcares, así como el consumo de fármacos como los antibióticos y antiinflamatorios alteran la microbiota y se han asociado al riesgo de desarrollar enfermedad inflamatoria intestinal. Algo parecido sucede con el SIBO, aunque en este tema es importante matizar algunos aspectos.

—¿A qué se refiere?

—El SIBO se refiere al crecimiento anómalo de bacterias perjudiciales en las primeras porciones del intestino delgado. Los tests que se emplean habitualmente para el diagnóstico de esta condición tienen una baja especificidad y presentan un número elevado de falsos positivos. Esto implica que se esté diagnosticando de SIBO a muchas personas que no lo padecen. Por tanto, el incremento de casos no es del todo real. Es un tema preocupante porque las consecuencias de un diagnóstico erróneo de SIBO no son menores.

consejos de los expertos para cuidar la salud digestiva

  1. Prioriza el descanso. «El sistema digestivo necesita limpiarse y repararse durante un período en el que no haya alimentos en estos órganos», apunta Fani García, bioquímica especializada en digestión.
  2. Elige alimentos frescos. «A día de hoy, lo que está claro es que la dieta mediterránea es el pilar básico», indica el médico digestivo Pablo Vega. Este patrón alimentario da protagonismo a los productos frescos, las verduras, las frutas y el aceite de oliva, dejando de lado la bollería industrial, los precocinados y las bebidas carbonatadas.
  3. Evita usar el coche. Siempre que sea posible, es preferible caminar o trasladarse en bicicleta. Estos métodos de transporte, además de mantenernos en movimiento, son más sostenibles y reducen la contaminación ambiental, un factor que se ha vinculado con la inflamación crónica de bajo grado.
  4. No sigas modas. El médico digestivo Javier Alcedo advierte acerca de los riesgos de dejarse llevar por pseudoterapias, dietas de cajón o consejos que circulan en las redes sociales. «Cualquier solución que prometa resultados milagrosos conducirá a la frustración, cuando no a un agravamiento de la condición del paciente», señala el especialista.
  5. Haz ejercicio. La actividad física regular es un pilar para la vida saludable y tiene beneficios claros a nivel digestivo. En varios estudios científicos se ha visto que el control del sobrepeso a través del ejercicio y de la alimentación favorece a una mejor salud en pacientes con síntomas gastrointestinales.
  6. Come con calma. Tomarnos nuestro tiempo para comer sentados y en compañía, en lugar de hacerlo de pie o mientras trabajamos o realizamos otras actividades, contribuye al bienestar y a una correcta digestión. No deberíamos hacer una comida en menos de 20 minutos.
  7. No sigas dietas restrictivas. Salvo en casos de alergias alimentarias o condiciones específicas que lo requieran, «los perjuicios nutricionales son evidentes, hay impacto en el equilibrio de la microbiota y aumenta el riesgo de trastornos de la conducta alimentaria», advierte el doctor Alcedo.
  8. Cuida tu salud oral. La dietista-nutricionista Lucía Redondo explica que «muchas alteraciones digestivas tienen origen en la boca», ya que la microbiota oral es la primera frontera del sistema digestivo y «merece más atención de la que solemos darle».
  9. Gestiona el estrés. El control de la ansiedad a través de técnicas de respiración, relajación muscular o psicoterapia puede beneficiar a aquellas personas que sufren síntomas digestivos sin causas claras.

—¿Cuál es el rol de la alimentación en el riesgo de sufrir trastornos digestivos?

—El consumo habitual de alimentos ultraprocesados y una dieta pobre en frutas y verduras y rica en grasas y carnes rojas altera la función de barrera intestinal y produce cambios en la microbiota, disminuyendo la diversidad bacteriana y provocando que haya un número menor de bacterias beneficiosas y un aumento de aquellas que resultan perjudiciales.

—¿Por qué algunos pacientes desarrollan dolor digestivo u otros síntomas persistentes incluso sin un diagnóstico claro?

—Las enfermedades funcionales digestivas, es decir, aquellas que conllevan la aparición de síntomas sin que exista una causa orgánica que los justifique, son muy frecuentes en la población general. Hablamos de cuadros clínicos como la dispepsia funcional, el síndrome de intestino irritable o la hinchazón abdominal. Se deben a una alteración del funcionamiento normal de la interacción entre el intestino y el cerebro y en ellas intervienen factores como una hipersensibilidad del estómago y el intestino, alteraciones inespecíficas de la función motora intestinal y de la respuesta inmunológica gastrointestinal. Son alteraciones que no se ven en las pruebas analíticas o de imagen habituales y que, por tanto, pueden dar lugar a la sensación de que no existe un diagnóstico claro. En este tipo de alteraciones, los hábitos dietéticos y de vida, el sedentarismo y el estrés juegan un papel importante y, por tanto, llevar una vida y una dieta saludables son el primer escalón en su tratamiento.

—¿Qué medidas simples recomendaría para cuidar la salud intestinal en el día a día?

—La buena noticia es que las medidas para mantener un aparato digestivo sano son las mismas que se recomiendan para mantener un organismo sano y evitar enfermedades cardiovasculares o reducir el riesgo de cáncer. La población es de sobra consciente de que una dieta saludable, con consumo adecuado de alimentos frescos y evitando ultraprocesados, el ejercicio físico regular, la abstinencia absoluta de cualquier forma de consumo de tabaco, la abstinencia o consumo moderado de bebidas alcohólicas y evitar el sobrepeso y la obesidad son la base para mantenerse sanos. El aparato digestivo no es una excepción en esta fórmula de vida saludable.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.