Ana Belén Crujeiras, investigadora: «El pronóstico es peor cuando el cáncer aparece en personas que tienen obesidad»
ENFERMEDADES
La experta gallega acaba de recibir el Premio de Investigación Jesús Serra, un aporte de 50.000 euros para llevar a cabo un estudio que analizará el impacto de dos estrategias dietéticas en pacientes con obesidad que padecen cáncer de mama
06 dic 2025 . Actualizado a las 17:15 h.La obesidad es más que una acumulación de grasa en el cuerpo. Este aumento del tejido adiposo puede convertirse en un factor de riesgo importante para desarrollar diferentes enfermedades, entre ellas, el cáncer. De hecho, se estima que la obesidad podría ser la principal causa prevenible del cáncer en los próximos años. En el caso del cáncer de mama, que es la patología oncológica más frecuente en las mujeres y una de las mayores causas de muerte en este grupo poblacional, el tener obesidad no solo aumenta el riesgo de padecer este tipo de tumores, sino que incrementa las probabilidades de sufrir recaídas en aquellas pacientes que ya han sido diagnosticadas.
En este sentido, el campo de investigación acerca de herramientas que permitan controlar el peso para limitar estos riesgos es de gran interés. Ana Belén Crujeiras Martínez (1979, Santa Uxía de Ribeira), jefa de grupo de investigación en Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago (Idis-Sergas), ha sido galardonada en la séptima edición de los Premios de Investigación Jesús Serra, otorgados por la Fundación Occident. En la ceremonia, que tuvo lugar en Madrid, la experta gallega ha recibido un premio de 50.000 euros para el desarrollo de un proyecto de investigación que buscará obtener evidencia acerca de los efectos de la dieta cetogénica en pacientes con obesidad que tienen un cáncer de mama, con el objetivo de mejorar los tratamientos oncológicos, incorporando terapias nutricionales en el abordaje clínico.
—¿Cómo valora este premio?
—Este es un premio con un prestigio importante en el campo de la nutrición y de la salud. Se centra en promover el trabajo de los grupos de investigadores jóvenes, como es el caso del que yo dirijo. Este es un impulso importante para poder llevar a cabo las actividades de investigación que proponemos. Creemos que con este proyecto podremos contribuir a obtener las bases moleculares que justifiquen por qué es importante establecer una vía clínica de nutrición en pacientes con cáncer de mama y obesidad.
—¿En qué consistirá la investigación?
—Mi grupo viene trabajando desde hace unos años en el vínculo entre la obesidad y el cáncer. Especialmente, nos centramos en el cáncer de mama. Estudiamos a mujeres que tienen este cáncer y que tienen obesidad. En los últimos años, hemos evidenciado que existen perfiles moleculares, especialmente en marcas epigenéticas, que son diferentes en los tumores que aparecen en mujeres con obesidad con respecto a las mujeres en normopeso. Entonces, planteamos la hipótesis de que los tumores de mama en mujeres con obesidad probablemente tengan un subtipo molecular diferente a tener en cuenta para la terapia personalizada. En este proyecto, planteamos abordar, al mismo tiempo que se prescriben tratamientos desde oncología para las pacientes con este cáncer, abordar también la obesidad con dos estrategias nutricionales diferentes.
—¿Cuál es el objetivo al tratar la obesidad de manera conjunta con el cáncer?
—Al tratar la obesidad, que es un factor de riesgo muy importante tanto en el desarrollo del cáncer como en la progresión del tumor, podemos ayudar a estas pacientes a que respondan mejor al tratamiento, mejorar su calidad de vida y evitar posibles recaídas.
—¿Qué evidencia existe acerca del vínculo entre obesidad y cáncer?
—Hay evidencias epidemiológicas que demuestran que la obesidad no solo es un factor de riesgo de aparición de nuevos casos de cáncer, sino que además, cuando el cáncer está establecido en las personas que tienen obesidad, el pronóstico es peor. Hay diferencias en la respuesta al tratamiento y después hay mayor prevalencia de recaídas. Lo que estamos es intentando demostrar cuál es el mecanismo molecular que puede estar implicado en esta asociación, para poder establecer estrategias de prevención, ayudar en el tratamiento y mejorar el pronóstico.
—¿En qué consisten las dos estrategias nutricionales que formarán parte de la investigación?
—Por un lado, utilizaremos una dieta cetogénica muy baja en calorías. Es baja en hidratos de carbono y también en grasas, con una composición equilibrada de proteínas que sabemos que es eficaz en el tratamiento de la obesidad, por otros estudios que hemos llevado a cabo en el grupo. Por otro lado, tendremos otro grupo de pacientes con cáncer de mama y obesidad que van a seguir una estrategia de hábitos de vida saludables basados en dieta mediterránea o dieta atlántica. Al ser una cohorte de población gallega, el patrón de alimentación saludable que van a llevar a cabo va a ser el atlántico.
—¿Qué se busca analizar con estas dos dietas?
—Podremos compararlas. Por un lado, tenemos una estrategia un poco más aguda, como la dieta cetogénica, que además de inducir la pérdida de peso en los pacientes, es eficaz en inducir la producción de unos compuestos que se llaman cuerpos cetónicos, que provocan un estado de cetosis nutricional, que sabemos que es beneficiosa en la terapia frente a la obesidad. Pero también hay evidencias científicas que demuestran que esta cetosis nutricional no les gusta a las células cancerígenas, de manera que ayuda también a combatir el tumor.
—¿Cómo contribuyen a combatir el cáncer estos cuerpos cetónicos?
—Se ha demostrado que, además de ser fuentes de energía alternativas a los hidratos de carbono, los cuerpos cetónicos también son compuestos señalizadores. De manera que tienen capacidad antiinflamatoria, capacidad de combatir el estrés oxidativo, y además son capaces de modular los mecanismos epigenéticos asociados a la obesidad y a otras enfermedades.
—Dieta cetogénica y dieta atlántica. ¿Qué diferencias tienen ambos enfoques nutricionales?
—Lo que las diferencia es que un patrón saludable para la población general, como la dieta atlántica o dieta mediterránea no induce esta cetosis. La clave de la dieta mediterránea o, en nuestro caso, la atlántica, está en el mayor consumo de pescado azul y un consumo de verduras diferente en cada caso. En patrón de alimentación atlántico, es mayoritario el consumo de vegetales tipo crucífera, como los grelos. En la dieta cetogénica, se elegiría el tipo de verdura que sea más baja en hidratos de carbono.
—¿Qué evidencias respaldan el uso de la alimentación cetogénica?
—Fuera del ámbito oncológico, sí que ya tenemos evidencias científicas publicadas, hemos demostrado que esta estrategia terapéutica es capaz de inducir hasta 20 kilos de pérdida de peso. Y es una pérdida de peso especialmente debida a la pérdida de masa grasa, sobre todo, a nivel visceral, del perímetro de la cintura, lo que es muy importante, porque se preserva la masa muscular a la que actualmente se le está prestando atención en el campo de la obesidad. Y también hemos demostrado que esta alimentación es capaz de revertir los mecanismos epigenéticos asociados a la obesidad. Todo esto se ha visto en publicaciones previas del grupo en las que nos hemos basado para plantear este proyecto. Hemos demostrado también in vitro, con células tumorales de mama, que al tratarlas con cuerpos cetónicos hay un cambio en la regulación epigenética de genes relacionados con el cáncer y disminuye la proliferación celular cuando tratamos con nuestros cuerpos cetónicos.
—¿Por qué es importante el músculo en obesidad?
—Se está observando cada vez más que la masa muscular está relacionada con la reganancia de peso en la obesidad, que es el gran reto para estos pacientes. Mucha gente realiza un tratamiento y cuando lo deja, vuelve a ganar peso. Y esto en parte está influenciado porque se pierde músculo. Con la cetosis nutricional, esa masa muscular se preserva y hay una disminución de la inflamación, lo que tiene un papel inmunomodulador.
—¿Qué consejos daría a las mujeres en la mediana edad de la vida, cuando comienza a aumentar el riesgo de cáncer de mama?
—El consejo es mantener siempre un peso saludable. Hay evidencias de que el peso saludable es capaz de prevenir ese riesgo de desarrollo del cáncer en el futuro. Para establecer ese peso saludable hay que seguir hábitos de alimentación saludables basados, por ejemplo, en la dieta mediterránea o la dieta atlántica. Una vez establecida la obesidad, es importante acudir a un especialista en endocrinología y nutrición para que pueda prescribir una terapia de pérdida de peso adecuada a cada persona. Esta dieta cetogénica no es una estrategia que se pueda realizar de forma personal sin un seguimiento médico.