Ana Belén Medialdea, psicóloga: «Recomiendo dedicar un ratito al día a tener una cita con nuestro dolor»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Ana Belén Medialdea es psicóloga y psicoterapeuta.
Ana Belén Medialdea es psicóloga y psicoterapeuta.

La experta, que sufrió durante su infancia la muerte de su padre, se ha formado para acompañar a otras personas en su proceso de duelo y asegura que el llanto es parte fundamental de ese camino

19 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Perder a un ser querido es uno de esos escenarios de la vida que son inevitables pero para los que, de todos modos, nunca estamos preparados cuando llegan. La psicóloga Ana Belén Medialdea aborda esta temática en su nuevo libro, La luz que hay en ti (Zenith, 2025), a partir de su propia historia. Con seis años, tuvo que enfrentarse a la muerte de su padre, un suceso repentino y traumático, ya que fue víctima de un crimen violento. Pero Medialdea asegura que, si atravesamos ese dolor, podemos encontrar nuestra fuerza interior del otro lado.

—¿Cómo ha influido su propia experiencia de duelo en la escritura del libro?

—Este es un libro que he querido escribir durante toda mi vida. Al haber sufrido esta pérdida tan pequeña, para protegerme de ese dolor, mi familia me ocultó mucha información. Entonces, crecí fingiendo que no pasaba nada y cuando fui adulta tuve que enfrentarme a atender ese duelo que no tenía resuelto. Uno de mis objetivos es ayudar a otras personas que estén atravesando una pérdida a gestionar ese dolor. En este sentido, tenemos que saber que todos los duelos que no se hacen en su momento se hacen después. Y los duelos siempre duelen, porque para poder salir del dolor tenemos que atravesarlo. Una persona muerte cuando le olvidamos, cuando dejamos de hablar de ella, y muchas personas acaban olvidando por el dolor que les provoca conectar con esa pérdida. Para evitar ese olvido es necesario aprender a transitar el dolor y a darle un lugar diferente.

—¿Cómo describiría el duelo?

—Todas las personas en algún momento nos vamos a sentir como que naufragamos, como en medio de un lugar donde no podemos salir y donde sentimos que nos ahogamos con nuestra propia emoción. El duelo se trata de poder acompañarnos dentro de ese naufragio para no hundirnos.

—¿Qué función tiene la tristeza en esa etapa?

—La tristeza tiene una función muy importante, que es hacernos reflexionar sobre aquellas cosas que no nos gustan. Cuando conectamos con la tristeza, somos capaces de conectar con aquello que nos genera malestar y, si no conectamos con eso, tampoco podemos enfocarnos en soluciones o en hacer cambios en nuestra vida que no están funcionando. La tristeza nos avisa que hay algo que tenemos que revisar y si intentamos evitarla, no podremos hacer los cambios que necesitamos para sentirnos mejor. El problema aparece cuando el dolor nos lo provocan situaciones que no podemos cambiar porque no dependen de nosotros. Esto ocurre cuando nos enfrentamos a una pérdida o a una mala noticia inesperada. En esos momentos, es más importante aún acompañarnos dentro del dolor.

—¿Cree que es importante llorar?

—Sin duda. Yo recomiendo dedicar un ratito al día a tener una cita con nuestro dolor. Porque muchas veces, cuando estamos atravesando una dificultad, no queremos conectar con el dolor e intentamos evitar pensar, nos llenamos la agenda de planes para no conectar con nosotros mismos, para no quedarnos solos y evitar el sufrimiento. Pero justamente es resistirnos al dolor lo que nos hace sufrir más. Y es inevitable que haya situaciones en las que la vida duela. Al igual que la risa es algo que caracteriza a la alegría, las lágrimas son propias de la tristeza y es tan válido reír como llorar. Las lágrimas tienen un gran poder y nos ayudan a liberar cortisol, es por eso que llorar tiene un efecto de sedación cuando te permites soltarte y hacerlo.

—La ira es otra etapa inevitable del duelo. ¿Qué nos aporta?

—La ira tiene mala fama, pero tiene una función muy importante, que es la de defendernos de las injusticias. Gracias a ella podemos decir basta, podemos rechazar lo que no queremos. Pero tenemos que aprender a canalizarla, porque si no escuchamos qué es lo que nos está diciendo para tomar acción poniendo un límite, se puede volver en nuestra contra y hacernos mucho daño a nosotros mismos. Podemos explotar y hacerle años a alguien que queremos y cuesta mucho reparar emocionalmente esos daños.

—¿Cómo impacta el miedo a la vulnerabilidad en nuestra capacidad de atravesar el duelo?

—El miedo es como un fantasma. Cuanto más huyes de él, más te persigue, pero cuando te plantas y le miras a la cara, desaparece. Tenemos que hacer cosas con miedo. No hay ninguna otra forma de poder enfrentarlo. A veces tenemos que hacer cosas que nos acerquen a enfrentarnos al miedo, pero tenemos que tener en cuenta que cuando estemos frente a él no va a ser agradable. Sin embargo, cuantas más veces nos enfrentemos a esa situación, el miedo va a ir reduciéndose poco a poco.

—Explica que el perdón puede ser útil para superar un duelo. ¿Cómo nos ayuda?

—El autoengaño es que pensamos que perdonar significa olvidar. Y no tiene nada que ver con eso. Cuando perdonamos, no tenemos que hacerlo por el otro. Perdonar es un acto de amor propio que hacemos por nosotros mismos. Porque vivir en ese resentimiento, vivir con esa angustia, al final lo único que nos hace es daño a nosotros mismos. No significa que uno tenga que irse a comer con alguien que le ha herido. Significa soltar el estar continuamente con ese dolor en la cabeza. Porque hay veces que le damos mucho poder a alguien que nos ha hecho daño al darle tantas vueltas a todo lo que nos ha hecho y soltar el lastre es más útil. Y perdonar también es hacerme cargo de mi dolor para repararlo, para curar esa herida.

—Señala la importancia de la autocompasión. ¿Cómo podemos ejercerla sin caer en la victimización?

—Hay una diferencia muy grande entre victimizarse y tener compasión de uno mismo. La victimización te incapacita. Estar todo el rato hablando de todas aquellas cosas que no puedes hacer te lleva a que acabes creyendo que no eres capaz de hacer nada. Pero la compasión se trata de tener amabilidad contigo. Se trata de comprender que hay cosas que no puedes hacer, pero también de ayudarte a estar tranquila en esa situación y de cuidarte. Porque una de las cosas más difíciles cuando estamos atravesando una adversidad es aprender a cuidar de nosotros mismos para no abandonarnos dentro de ese proceso. Las únicas personas que estamos capacitadas para poder cuidarnos tal y como necesitamos, cuando ya somos adultas somos nosotros mismos.

—¿Qué mitos hacen que sea más difícil superar un duelo?

—Uno de ellos es que mostrar nuestro malestar nos conecta con la vulnerabilidad, que no somos fuertes. Hemos aprendido a tener que aparentar como esa fortaleza basada en no mostrar nuestro dolor, no mostrar nuestras emociones. Y la realidad es que la verdadera fortaleza es poder reconocer lo que sentimos y poder mostrar lo que sentimos. Cuando una persona expresa su dolor y otra persona lo recoge, eso te ayuda también a conectarte con el otro. Compartir nuestro dolor muchas veces nos alivia.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.