¿Qué personas deben evitar el consumo de té?

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La sustancia comúnmente conocida como teína no es otra cosa que la cafeína.
La sustancia comúnmente conocida como teína no es otra cosa que la cafeína. iStock

Pese a que nos referimos comúnmente a la teína, realmente esta bebida contiene cafeína, la misma molécula que el café

26 may 2023 . Actualizado a las 10:39 h.

El té es una de las bebidas más populares y más consumidas en todo el mundo. Aunque en España estemos más acostumbrados a ver a la gente en las terrazas tomando café, el té tiene su propio público y se le suele apreciar por sus propiedades antioxidantes. Prepararlo y beberlo es un ritual en diversas culturas. Pero si la hora del té es prácticamente sagrada para tantas personas en el mundo, no es solo por el sabor de esta infusión ni por los polifenoles que aporta. El té es, al igual que el café, una bebida estimulante. Contiene teína, una sustancia psicoactiva que estimula la actividad del sistema nervioso. Pero ¿qué es la teína, exactamente?

En realidad, aquello que denominamos comúnmente teína no es otra cosa que la ya conocida cafeína, la sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial con un amplio margen. En otras palabras, se trata de la misma molécula, solo que, cuando hablamos de teína, nos referimos a aquella cafeína que se encuentra en el té.

Como explica la tecnóloga en alimentos Beatriz Robles, la cafeína es un alcaloide de la familia de las metilxantinas que se halla de forma natural en diversas especies de plantas, entre las que se incluyen, por supuesto, la del café y la del té, pero también otras como la del cacao o la yerba mate. Lo que varía, en cada caso, es la cantidad de cafeína contenida. Y es esto lo que hace que las distintas bebidas tengan efectos diferentes en el sistema nervioso. Según la Fundación Española del Corazón (FEC), una taza de café de 150 mililitros contiene entre 60 y 80 miligramos de cafeína, mientras que en un té negro del mismo volumen encontramos alrededor de 40 miligramos de este alcaloide.

Hay que tener en cuenta que la cafeína se absorbe en el organismo a un ritmo distinto según el formato en el que esté contenida. Así, en el café, el grado de biodisponibilidad de la sustancia es más elevado que en el té, lo que hace que este último tenga un efecto más progresivo y duradero.

Estimulante

Ante todo, la cafeína es un estimulante del sistema nervioso. Su consumo suscita una sensación de bienestar y alerta que mejora el rendimiento cognitivo, con efectos que se han observado a partir de los 30 a 45 minutos después de la ingesta y que persisten durante hasta seis horas. Los beneficios son notorios sobre todo en la atención visual y la concentración, aunque varían, por supuesto, de persona a persona. De manera general, los estudios concluyen que estos beneficios en el rendimiento cognitivo y la alerta se logran con un consumo moderado de cafeína, es decir, de entre 200 y 400 miligramos. Dado su poder estimulante, se recomienda evitar el consumo de cafeína a partir de la tarde, o al menos durante las seis horas previas a irse a dormir.

Como explica la psiquiatra Ana Adán, profesora del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica e investigadora del Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta de la Universidad de Barcelona, existen importantes diferencias en el ritmo de metabolización de la cafeína entre individuos, es decir, en la duración de su efecto. La edad es un factor importante en esta ecuación. Un adulto mayor, de más de 70 años, puede tardar hasta 8 horas en eliminarla de su organismo.

La cafeína «se distribuye en la mayoría de tejidos corporales y atraviesa la barrera hematoencefálica con mucha facilidad, lo que explica su capacidad de actuar en el Sistema Nervioso Central (SNC). Se metaboliza de forma intensa en el hígado, produciéndose en este proceso sustancias también con actividad farmacológica, como su conversión en teofilina, que prolongan la duración del efecto en el organismo», detalla Adán.

¿Cómo actúa sobre el sistema nervioso central? «El mecanismo de acción de la cafeína consiste en el bloqueo de los receptores de la adenosina tipo A1 y A2A. La adenosina es una sustancia transmisora del SNC que transmite mensajes de disminuir la actividad allí donde establece comunicaciones. Los receptores de la adenosina están ampliamente distribuidos en una gran cantidad en estructuras cruciales para la ejecución de las habilidades cognitivas. El bloqueo de los receptores de la adenosina, por tanto, impide que esta se una a los receptores y actúe en el SNC», explica Adán. De esta forma, se incrementa la actividad de los sistemas neuronales relacionados con la alerta, la atención y el aprendizaje, es decir, la capacidad de procesar información nueva.

Con todo, la cafeína puede tener efectos negativos en algunos casos. Su consumo está desaconsejado en personas con ansiedad o insomnio, ya que puede potenciar estos problemas. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, sobrepasar los 400 miligramos diarios de ingesta puede causar inquietud, temblores, dolor de cabeza, mareos, deshidratación y aumento del ritmo cardíaco. Pero, teniendo en cuenta que la medida de cafeína que incorporamos con un té negro es de unos 40 miligramos, deberíamos tomar diez tés al día para alcanzar estos riesgos. 

En realidad, lo más relevante en este sentido son los riesgos asociados a aquellos aditivos que añadimos al té o al café: azúcar, edulcorantes o leche. Sustancias que, consumidas en exceso, representan una ingesta calórica significativa que se suma a nuestra alimentación de manera inadvertida.

¿Quién debe evitar o limitar la cafeína?

  • Embarazadas, ya que la cafeína pasa a través de la placenta a su bebé
  • Madres en período de lactancia, ya que la cafeína pasa con la leche al bebé
  • Pacientes con insomnio
  • Personas que sufren migrañas u otros dolores de cabeza crónicos
  • Pacientes con ansiedad
  • Personas con reflujo gastroesofágico o úlcera
  • Quienes tienen arritmia o hipertensión
  • Quienes toman ciertos medicamentos o suplementos, incluyendo estimulantes, ciertos antibióticos, medicamentos para el asma y medicamentos para el corazón
  • Niños y adolescentes, puesto que son especialmente sensibles a sus efectos

El mito de la adicción a la cafeína

Aunque se suele pensar que el consumo de cafeína es adictivo, porque existen y están bien documentados los síntomas de la abstinencia cuando dejamos de tomarla, esto no es suficiente para considerarla una adicción.

«A veces en términos coloquiales hablamos de adicción a la cafeína, pero aún con consumos elevados o excesivos las personas no muestran la pérdida de control o comportamiento compulsivo que es el aspecto determinante de una adicción. A diferencia de lo que sucede con muchas otras sustancias psicoactivas, como el alcohol o la nicotina, del consumo de cafeína no se derivan consecuencias negativas físicas, psicológicas o sociales», sostiene Adán.

Otros compuestos

Además de la cafeína (que, en este caso, se suele llamar teína), el té contiene otras tres sustancias beneficiosas para nuestro organismo, y que se asocian a la sensación de bienestar que solemos experimentar con el consumo de esta bebida.

Por un lado, está la L-teanina, un aminoácido presente de manera natural en la planta del té, la camellia sinensis. Esta sustancia tiene la capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica. En el cerebro, interactúa con los circuitos de serotonina y dopamina, importantes para regular el estado de ánimo, la alerta, la motivación e incluso el sueño. También ayuda a regular el cortisol, lo que la hace útil para controlar los niveles de estrés.

La L-teanina tiene detrás varios estudios que evidencian estos beneficios. Por ejemplo, una investigación del 2019 muestra que la sustancia incrementa la formación de ondas cerebrales alfa, que se asocian a estados de tranquilidad y concentración. En combinación con la cafeína, los estudios sugieren que puede mejorar la atención y la función cognitiva.

Por otro lado, el té contiene teofilina y teobromina, dos alcaloides de la familia de la metilxantina. Son estimulantes del sistema nervioso central. La teofilina, en particular, es diurética, es decir que ayuda a eliminar la retención de líquidos. También tiene efecto broncodilatador, por lo que se la utilizaba a nivel farmacológico para tratar el asma antes de que se popularizara el uso de glucocorticoides inhalados. En el cerebro, la teofilina actúa estimulando la corteza y bloqueando los receptores de adenosina, lo que produce efectos similares a los de la cafeína.

Por su parte, la teobromina, conocida por pertenecer al cacao, es un alcaloide presente también en la planta del té y tiene efectos diuréticos y vasodilatadores. Esta es una de las razones por las que el té se ha recomendado para personas con enfermedades circulatorias y vasculares. La teobromina también parece ser efectiva contra las caries, incluso más que el tradicional fluoruro según un estudio realizado en Nueva Orleans (Estados Unidos).

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.