Clotilde Vázquez, endocrinóloga: «Durante la menopausia ocurre como cuando se deja de fumar, se va a engordar aunque se coma lo mismo»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Clotilde Vázquez es endocrinóloga experta en menopausia.
Clotilde Vázquez es endocrinóloga experta en menopausia.

La experta aconseja la práctica de ejercicio físico y una alimentación sana para compensar esa tendencia a ganar peso

02 jun 2023 . Actualizado a las 12:22 h.

A la hora de hablar de menopausia, la doctora Clotilde Vázquez es una de las referentes en nuestro país. La jefa del departamento de Endocrinología y Nutrición en la Fundación Jiménez Díaz, elegida como una de las 100 mejores médicos de España en su especialidad, según la lista Forbes, ha escrito dos libros sobre el tema: Klimaterio. Historia de mujeres y hormonas (Letrame, 2020) y Con hormonas y a lo loco: Claves para cuidarte durante la menopausia y el climaterio (Vergara, 2021). «Existen muchas cosas que se pueden hacer para evitar que degeneren nuestros músculos, articulaciones, metabolismo y empeore nuestra salud cardiovascular en esta etapa», asegura. Además, también dirige el departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, del Hospital Universitario Infanta Elena y del Hospital Universitario General de Villalba.

—¿Considera que no tenemos conocimiento sobre qué supone para nosotras la menopausia?

—Creo que no lo hemos tenido y todavía no lo tenemos porque tampoco nadie nos lo ha explicado. En general, hasta ahora, se ha dicho mucho lo de «pues es lo que toca». Incluso profesionales, decían: «Bueno, si no tienes muchos sofocos, hay que aguantar». Creo que existe una equivocación de raíz. El cese de producción hormonal de una glándula que, además de permitirnos la fertilidad, ejerce muchas otras funciones en el organismo, puede tener consecuencias a corto, medio y largo plazo. Aunque no a todas las mujeres, sí a muchas. Eso, conviene saberlo. No para asustarnos, sino para evaluar en qué situación estamos y tomar medidas globales. Las hormonas que produce el ovario, no son solo para la fertilidad y sexualidad, también para el corazón, vasos sanguíneos, cerebro, colágeno, piel, huesos, etcétera. Tenemos que ver cómo estamos en todos estos ámbitos y, si hay algún aspecto que se pueda mejorar, esté indicado o no el tratamiento hormonal, tomar medidas. Una frase que pongo en mi libro y que repito mucho es que los 50 definen los 70. Por eso es importante conocerlo, para ponerse en el camino de la salud. 

—¿El cuerpo manda señales conforme nos estamos acercando al fin de nuestras menstruaciones?

—Generalmente, el cese total se precede de ciclos más irregulares, o bien estos se cortan y luego existe otra fase en la que empieza a faltar la menstruación algunos meses. A veces ya empiezan ahí pequeños síntomas, como irritabilidad o peor sueño. Son signos, sobre todo, de tipo premenstrual. Pero otras mujeres no tienen ninguno. Un día se acaba y listo, dejan de tener la regla de un día para otro. Aunque lo normal es que sí que se preceda de irregularidades en la menstruación.

—¿Puede que estos síntomas sean incluso peores que los de la propia menopausia?

—En esa fase previa, antes de cesar la producción, existen unas variaciones de las hormonas ováricas e hipofisarias, que son las que las estimulan y producen muchos cambios de carácter, irritabilidad, depresión, una situación muy vulnerable desde el punto de vista emocional y psíquico. Sí, existe un pequeño porcentaje de mujeres que están peor en la premenopausia que en la menopausia.

—¿Qué ocurre en el cuerpo de la mujer cuando se produce esa reducción de estrógenos?

—La producción ovárica cesa e, indirectamente, las hormonas hipofisarias, que son estimulantes del ovario, se elevan. Eso nos sirve, sobre todo, para el diagnóstico. Si una mujer no tiene síntomas, tienen en plasma unos niveles de estrógenos bajos y unos niveles de hormonas hipofisarias elevadas, es diagnóstico de seguridad de que está en la menopausia. 

Pero esas hormonas, si no oscilan, si ya están elevadas permanentemente, no producen ningún perjuicio. Lo que sí que puede dar síntomas es que, en ausencia de estrógenos, empiezan a predominar hormonas masculinas (andrógenos), que no tienen oposición. Entonces la mujer, empieza a virilizarse. Le puede salir bigotillo y el reparto de la grasa se convierte en más abdominal, más propio del hombre. Esa es otra consecuencia, la predominancia del andrógeno. No es que aumente, sino que no tiene nada que lo contrarreste. 

—El síntoma del que más se habla en esta etapa son los sofocos. ¿Son de verdad los más importantes?

—La verdad es que en algún grado, el sofoco lo experimentan el 80 %  de las mujeres, pero a veces es muy leve, mientras que en otros casos es al contrario, es el síntoma predominante y más grave porque impide el sueño y se puede prolongar durante años. Sí que es el más popular y conocido, pero el segundo, que en algunos casos es el síntoma que más altera la calidad de vida, es el insomnio. Obviamente, en las mujeres que tienen muchos sofocos nocturnos se produce también porque te despiertas con esa sensación de calor-frío. Pero otras personas no tienen sofocos tan importantes y, sin embargo, tienen insomnios muy frecuentes. Ya sea trastornos del sueño, dificultad para conciliar o, más frecuentemente, despertares precoces, complicaciones para volver a conciliar el sueño. Por tanto, al día siguiente, se da cansancio y malestar. El insomnio es uno de los síntomas que más consecuencias tiene en la calidad de vida de la mujer durante esta etapa. Luego los terceros signos más a tener en cuenta serían los psicológicos, emocionales, de cambio de carácter, tendencia a estar más irritable. Y por último, los síntomas genitourinarios: sequedad, a veces molestias en las relaciones y más frecuencia de infecciones de orina.

—Otra de las creencias extendidas es que la mujer va a subir de peso sí o sí. ¿Es cierto?

—Totalmente cierto. Evidentemente, si se toman medidas, no. Lo que sí es verdad es que a muchas mujeres se les ha dicho que no tiene por qué cuando sí tiene. Si una mujer sigue haciendo lo mismo, tiene muchas probabilidades de aumentar de peso porque al bajar los estrógenos, disminuye la producción de calor, la termogénesis. Ocurre como cuando se deja de fumar. Ya no es que se coma más, es que aunque se coma y haga lo mismo, se va a engordar. Además, vamos a hacerlo en la zona masculina que es la peor desde el punto de vista de la salud. Por eso, precisamente, siempre es importante cuando estamos en la menopausia, evaluarnos y prevenir. Vale la pena hacerse esa ITV en torno a los cambios que se producen en esta etapa.

—¿Para pasar esa ITV se deben hacer cambios en la dieta?

—Si no se ha cuidado la dieta hasta ese momento, no nos deberíamos de permitir el lujo de seguir haciéndolo. Lo primero es comer sano y bien. No tomar alimentos procesados, azúcares añadidos y que la mayor parte sean productos de la tierra. El aforismo de cinco raciones de fruta y verdura al día es para toda la población, aunque nadie lo cumple. Pero a partir de que pasen los años, tenemos que intentarlo porque es imprescindible para la salud. Debemos procurar también aumentar la actividad fisica porque con eso y una alimentación sana compensamos perfectamente la tendencia a ganar peso y perder músculo que tenemos a partir de la menopausia. Porque ya no solo es perder grasa, es que se pierde músculo. «Me cambia el cuerpo, doctora». Es algo que dicen muchas mujeres y efectivamente, lo hace porque se pierde músculo y se gana grasa. Pero con actividad física y comiendo bien, se corrige totalmente. Y a veces, hay mujeres que dicen: «Estoy mejor ahora que antes». Claro, porque te lo tomas en serio. 

—¿Es necesario aumentar la ingesta de calcio?

—La ingesta de calcio tiene que ser adecuada. Eso sí que es importante, porque muchas mujeres no toman leche por intolerancia a la lactosa o porque esta no cuenta con muy buena fama. Pero sí, hay que tomar lácteos. Los fermentados son muy recomendables. También pescados pequeños, que son muy ricos en calcio, o frutos secos. Hablar de suplementos de calcio ya es más controvertido. Lo mejor es obtenerlo de la dieta.

Además, los niveles de vitamina D deben de estar dentro del rango alto de la normalidad, porque si tenemos suficiente, vamos a absorber y a utilizar muy bien el calcio de la dieta. Y eso es mejor que tomar el suplemento de calcio.

—¿La vitamina D tampoco deberíamos tomarla por suplementos?

—Por desgracia, la vitamina D la tenemos que tomar por suplementos porque del sol tenemos que huir un poco, por los perjuicios que conlleva tomar mucho el sol directo. En cuanto a la dieta, la de los alimentos es muy escasa. A todo esto añadiría los omega 3, un tipo de grasa muy saludable que siempre es conveniente tomar. El problema es que la conversión a omega 3 es escasa en el organismo y, después de la menopausia, con la ausencia de estrógenos, ni se produce. Con lo cual, hay que insistir en la importancia de tomar en la dieta pescado blanco y azul, ambos ricos en omega 3, y los frutos secos, que también tienen. 

—Sin dejar de lado la vitamina D. Teniendo en cuenta que un gran porcentaje de la población la tiene baja, ¿cuáles serían los niveles óptimos de esta vitamina en la menopausia?

—Depende del laboratorio. Concretamente, en los nuestros, se habla de insuficiencia por debajo de 30. No obstante, cualquier persona que ya tenga una edad, creo que 50 es el nivel más adecuado. 

—¿Qué relación tiene la menopausia con los problemas cardiovasculares?

—La mujer, a no ser que tenga una genética muy marcada, se defiende bastante bien hasta la menopausia del riesgo de padecer un infarto o diabetes, que son dos enfermedades muy prevalentes en la sociedad. Pero a partir de esta etapa, se da la ausencia de estrógenos. Estos están en el hígado, intervienen en el metabolismo, de intermediario de todos los principios inmediatos, están en el colágeno, en el hueso, pero también en el endotelio, que es la capa interna de los vasos, de las arterias grandes y pequeñas. La ausencia de estrógenos hace que degeneren antes y sean más proclives. Si además, se tiene el colesterol un poco alto, que es otra de las cosas que ocurre con frecuencia a partir de la menopausia, se puede acelerar un proceso de aterosclerosis. De hecho, la mujer prácticamente no sufre infartos antes de los 50 y sin embargo, a partir de esa edad, alcanza los niveles del varón. Para la salud, para evitar que la tensión arterial suba y para que no degenere el endotelio vascular y se favorezca el depósito de placas de ateroma, el estrógeno es importante si no tenemos contraindicaciones de tomarlo. 

 —¿Y cuál es la relación con la diabetes?

—Probablemente por la confluencia de ganar peso y empeorar la sensibilidad de la insulina (que se favorece también por la ausencia de estrógenos), la mujer está mucho más predispuesta o tiene mucho más riesgo de desarrollar una diabetes tipo II. Y si son las dos cosas a la vez, el riesgo cardiovascular de una mujer de 60 años, comparado con una de 35, es tres veces mayor. Creo que no se recalca suficiente que la primera causa de muerte en la mujer es cardiovascular. Y que una mujer de 60 años, si presenta un dolor precordial, hay que pensar en un problema cardiológico. La mujer, a partir de la menopausia, si no toma medidas preventivas, por desgracia tiene riesgo de padecerlo. 

—¿Qué tipo de actividad física es mejor: salir a correr o ejercicio de fuerza?

—Hay que combinarlos. El ejercicio de fuerza, la verdad es que cada vez tiene más importancia, pero también el ejercicio aeróbico tiene utilidad a nivel, sobre todo, de funcionalidad cardiovascular. Ahora se recomienda combinarlos. Dos veces a la semana ejercicios de fuerza y dos o tres, caminar al aire libre o correr, ejercicio aeróbico. 

 —Después del estudio Women's Health Iniciative del año 2002, que ponía el foco sobre la terapia hormonal, sigue existiendo controversia sobre este tipo de tratamiento. ¿Cuál es su opinión al respecto?

—Ese estudio ha sido muy criticado. Todos los defectos y, sobre todo, las conclusiones parciales y sesgadas que tuvo. Ya entonces se podría haber dicho que las mujeres que no tienen útero pueden tratarse porque van a estar mejor. Después ha habido muchos reanálisis con aquellos datos, al igual que muchos otros estudios que también han corroborado que la cosa no es así. Recientemente, el año pasado, hubo un reanálisis de los datos del estudio Woman Health Iniciative y, distinguiendo entre mujeres de menos de 60 años, aquellas que comenzaban con la terapia de reemplazo se les disminuía la morbimortalidad por todas las causas. Cuando el ovario deja de funcionar es cuando el reemplazo hormonal tiene su oportunidad, si es que no hay contraindicación. Pero sí que es verdad que cuando ha pasado un tiempo, de cinco a diez años, hay que ser más prudente.

—¿Cuál sería ese grupo de mujeres para las que no se recomienda la terapia hormonal?

—Una de las primeras contraindicaciones absolutas es haber tenido un cáncer ginecológico hereditario. Siempre tenemos en la cabeza el caso de Angelina Jolie, que pertenecía a una familia en las que prácticamente todas las mujeres, el 75 % de ellas, tenían cáncer de mama, útero u ovarios. Ahí está contraindicado absolutamente. Asimismo, también en personas que padecen migraña severa porque el tratamiento estrogénico lo puede agravar. Y sobre todo, pacientes con trastornos de la coagulación, que generalmente también son hereditarios.

Es decir, si interrogamos por la patología familiar hay que preguntar por cánceres ginecológicos, trombos, ictus a edades tempranas en la familia y estudiar si hay algún problema de coagulación. Eso son contraindicaciones absolutas. Al igual que haber pasado un cáncer de mama que, durante al menos cinco años, sí que es una contraindicación. A pesar de que el tratamiento de cáncer de mama produce síntomas de menopausia muy acusados, no se puede dar. 

—¿Qué es el síndrome genitourinario de la menopausia?

—Es un conjunto de síntomas que afectan a la vejiga, la vagina, la vulva y al suelo pélvico. La ausencia de estrógenos en esa zona que tiene montones de receptores, va causando una atrofia. Esta produce sequedad, dolor en las relaciones. A veces una atrofia importantísima, incluso una situación de dolor y también favorece las infecciones, tanto vaginales como urinarias. El suelo pélvico, que es un músculo, también se puede debilitar. De hecho lo hace, como todos los músculos, en ausencia de estrógenos. Si no se lleva a cabo gimnasia o fisioterapia del suelo pélvico puede dejar que prolapse la matriz o incluso el recto y el ano. Y así, que haya los famosos escapes de orina, incontinencia, que puede ser urinaria, pero también fecal. Todo ese conjunto de síntomas, de dolor en las relaciones, sequedad, infecciones, debilidad del suelo pélvico, todos esos síntomas, forman parte del síndrome genitourinario de la menopausia. 

—También puede existir una falta de libido, de deseo sexual. 

—Por supuesto. La ausencia de libido como síntoma único también se puede dar en ausencia de síndrome genitourinario. Es debido a la falta de estrógenos en algunas mujeres, pero como es tan complejo… Los ovarios también segregan en pequeña cantidad, testosterona. Y a veces, en algunas mujeres, si los niveles de esta hormona son muy bajos y tienen lo que se llama el deseo sexual hipoactivo, como un síntoma importante, mejoran con dosis bajas de testosterona. 

—¿Se puede mejorar en consulta?

—Esto es más propio de un grupo multidisciplinar. Aquí el papel de psicólogos y sexólogos es importante porque hay que evaluar muchas más cosas. A veces se le achaca a la hormona todo, cuando somos muy complejos los seres humanos. La parte nuestra, lo que podemos hacer como endocrinólogos, es ver si los niveles de testosterona realmente son muy bajos. Y no pasa nada por reemplazarlos prudentemente. Hay estudios que garantizan la seguridad. Siempre y cuando se monitorice. Porque en una mujer los niveles elevados de testosterona pueden provocar hipertensión y pueden ser nocivos. Como todas las hormonas, hay que medir y ajustar dosis. 

—¿Qué tres medidas propondría para una mujer que acaba de llegar a esta etapa?

—La primera, evaluar nuestro estado de salud, con una analítica y una exploración detallada. Saber cómo son sus hábitos alimentarios y cuál es su grado de sedentarismo y actividad física. Con todo eso, ir viendo cómo está y tomar medidas. En general, lo que siempre hay que hacer es ejercicio, porque ya no podemos permitirnos el lujo de ser sedentarios. Además, si se padece hipertensión o colesterol, abordarlo. Y si se tiene una deficiencia hormonal y no hay contraindicaciones, a mi juicio, se debe suplir con terapia hormonal, de manera que prolonguemos mejor la salud multiorgánica. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.