Todo lo que se puede hacer para aliviar el dolor de espalda (más allá de tomar un analgésico)

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Dos de cada tres individuos sufrirá dolor de espalda en algún momento de su vida.
Dos de cada tres individuos sufrirá dolor de espalda en algún momento de su vida. iStock

La aplicación de frío y calor, el uso de fajas o realizar ejercicios de estiramiento son algunas de las medidas a tener en cuenta

14 dic 2023 . Actualizado a las 18:23 h.

No hay un dolor más universal que el de espalda. El 80 % de la población lo sufrirá a lo largo de su vida. En España, es la cuarta causa más frecuente de incapacidad laboral. Predomina más entre las mujeres y su frecuencia aumenta con la edad. Pudiendo afectar a la región cervical, dorsal o lumbar, el más común es el tipo mecánico. Se manifiesta al realizar determinados movimientos o después de mantener ciertas posturas durante tiempos prolongados. «Normalmente se localiza en una zona próxima al centro de la espalda, sin desplazarse la molestia a los brazos o piernas», explica Fernando Ramos, presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF). Pero, más allá de tomar un analgésico, ¿qué se puede hacer para solucionarlo?

Analgésicos y antiinflamatorios

La vía farmacológica es la más recurrida. Se basa en el uso de analgésicos y antiinflamatorios (AINE). Según indican desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), el paracetamol es un fármaco analgésico con una acción antiinflamatoria muy débil. Es la primera opción de tratamiento. Además, puede utilizarse en mujeres embarazadas y en período de lactancia. La posología puede ser de 500 miligramos a 1 gramos, cada seis u ocho horas. La dosis máxima diaria en adultos es de 3 gramos al día. Además, está totalmente contraindicado en pacientes con problemas hepáticos.

Sin embargo, no es de los fármacos que más eficacia tienen contra el dolor de espalda. Según un metaanálisis publicado en Lancet con 60.000 pacientes, el paracetamol no evidenció una eficacia clínicamente significativa, aunque fuera ligeramente mejor que el placebo. No era el único estudio que lo confirmaba. Otra reciente revisión publicada en British Medical Journal también puso en duda su utilidad para tratar los dolores de espalda. Tras evaluar 13 estudios, los autores llegaron a la conclusión de que el paracetamol no ayudaba a mejorar el dolor lumbar. Además, los pacientes que tomaron el fármaco tuvieron cuatro veces más posibilidad de padecer alteración en la función hepática.

Otro de los fármacos que puede aliviar el dolor y que no requiern receta médica es el ibuprofeno. «El tratamiento será más o menos intenso según el dolor que presente el paciente y más o menos largo según el tiempo que persista el dolor. En todos los casos las dosis se ajustarán según la evolución, es decir, que el tratamiento varía según el grado de dolor que presente un paciente en un momento determinado», indican desde Semergen. De esta forma, la posología recomendada de indicación farmacéutica es de 400 miligramos cada ocho horas. Así mismo el ibuprofeno con arginina puede mejorar la rapidez de acción antiinflamatoria. 

En cuanto a los AINE tópicos, estos presentan una acción antiinflamatoria local, es decir, solo actúan en la zona donde se aplican. Suelen ser bien tolerados y se presentan en tres formatos distintos: gel, crema y espray. Su aplicación es con un masaje, tres veces al día, sobre la zona dolorida. Y la duración del tratamiento se ajustará al tiempo que persista el dolor. 

Complejos vitamínicos del grupo B

«Las vitaminas B1 (tiamina), B6 (piridoxina) y B12 (cobalamina) a dosis terapéuticas participan en el metabolismo de neurotransmisores y en la síntesis de mielina, inhibiendo la transmisión medular del estímulo doloroso», indican desde Semergen. Su combinación con antiinflamatorios puede aliviar el dolor, mejorar la movilidad y llevar a una recuperación más temprana. Además, si se combinan con los fármacos pueden disminuir la dosis y duración del tratamiento de estos fármacos. Con todo, el tratamiento con estos complejos vitamínicos no debe exceder los quince días y debe ser valorado por un profesional. 

Fajas 

Las fajas lumbares son utilizadas para el control, tratamiento, alivio o compensación de una lesión lumbar. Según la zona afectada se pueden utilizar fajas dorso-lumbares o fajas lumbosacras. La función de las mismas es estabilizar la columna vertebral, limitar el movimiento, proporcionar un efecto de descarga mecánica de la columna vertebral para disminuir la presión sobre los discos invertebrales o proporcionar calor. 

Existen varios modelos, variando su rigidez. Las más elásticas pueden utilizarse en situaciones que supongan un esfuerzo diario, como prevención y tratamiento en lumbalgias banales. Por el contrario, las más rígidas, son utilizadas cuando la lesión es más grave y deben ser prescritas por un especialista. 

Desde la Semergen recalcan que estas no deben utilizarse en exceso para no provocar hipotonía en la musculatura del paciente. Hay que retirarlas unas horas al día para que la piel transpire y no se pueden utilizar para dormir. Cuando la persona está tumbada, lo ideal es retirarla, haciendo uso de la misma solo cuando se está de pie o sentado. También se deben quitar durante las digestiones.

Además, pueden aumentar la presión arterial, por lo que no son recomendables para pacientes cardiovasculares o con patologías cardíacas. También aportar una sensación de «falsa seguridad» provocando que el paciente se confíe y lleve a cabo  y hacer que el paciente se actividades o movimientos forzados. Es recomendable, además, que el uso de la faja lumbar vaya acompañado de otro tipo de tratamientos, como por ejemplo, la fisioterapia.

La terapia frío-calor

El frío intenso se recomienda como tratamiento agudo en las primeras 24 a 48 horas desde la lesión porque produce vasoconstricción con el consiguiente efecto antiinflamatorio y efecto local de alivio. Por otro lado, el calor está indicado en el tratamiento crónico por su efecto calmante y relajante, al disminuir la rigidez muscular o contractura. 

Se puede llevar a cabo a través de cremas, espráis, gel, parches, o bolsas reutilizables de frío y calor. «Los tres primeros tienen un efecto más superficial que veinte minutos en contacto directo con una bolsa frío-calor, por lo que pueden no llegar al músculo afectado. No se debe aplicar el frío-calor directamente sobre la piel y, en el caso de las bolsas, ir renovándolas cada veinte minutos varias veces al día para evitar quemaduras», recomiendan. 

Tratamiento rehabilitador 

Los masajes de un profesional también contribuyen a la mejoría del dolor de espalda. «Actualmente se ha visto que es más favorable el movimiento controlado que el reposo para fortalecer la musculatura de la espalda y contribuir a la curación», remarcan desde Semergen. 

Otro de los pilares de este tratamiento rehabilitador son ejercicios que potencien la movilidad muscular. Los profesionales de atención primaria recomiendan que, al principio, estos se llevan a cabo con vigilancia profesional, para corroborar que se hacen correctamente y así evitar futuras lesiones. 

El presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas destaca que «la prescripción de ejercicio individualizado a las necesidades de la persona resulta fundamental para fortalecer la musculatura que se encarga de proteger la espalda». Mantener un estilo de vida activo y adoptar expectativas positivas frente al dolor son imprescindibles. «Hay que entender que la espalda es una de las zonas estructuralmente más robustas de nuestro cuerpo, por lo que una molestia fuerte no tiene por qué relacionarse con un problema grave, más bien con una sensibilización de la zona», sostiene. La actividad física es una pieza clave del tratamiento, con mejores resultados que otros más agresivos, y recomienda evitar el reposo porque favorece la atrofia muscular. «Aunque se pueda percibir que al principio el movimiento genera dolor, mejorará a medida que uno se mantiene activo. Cuánto más nos movamos, más fuerte será nuestra espalda», remarca Ramos. 

Si se trata de una cervicalgia, se pueden realizar estos ejercicios:

  1. Consiste en dejar caer la cabeza hacia delante, con la barbilla tocando el pecho y dejar caer la cabeza hacia atrás. Repetir diez veces en ambos sentidos. 
  2. Girar alternativamente la cabeza hacia la izquierda, después hacia la derecha (mirar hacia atrás por encima del hombro). Repetir diez veces en ambos sentidos. 
  3. Ejecutar un círculo muy lentamente con la cabeza en ambos sentidos, haciendo una pausa entre un sentido y otro. 

Ejercicios que pueden aliviar el dolor en las cervicales.
Ejercicios que pueden aliviar el dolor en las cervicales.

Si se trata de una dorsalgia: 

  1. Tumbado boca abajo, los brazos extendidos a la altura de los hombros y la frente sobre el suelo. Levantar la cabeza, los brazos y la parte alta del busto. Repetir diez veces.
  2. Boca abajo, los brazos extendidos y la frente sobre el suelo. Levantar los dos brazos a la vez sin mover la cabeza ni las piernas. Repetir diez veces.

Si se trata de una lumbalgia: 

  1. Boca abajo, las piernas extendidas y las manos bajo la cabeza. Levantar la cabeza y el busto con las manos siempre en la frente. Repetir diez veces. 
  2. De espaldas con las rodillas dobladas contraer los abdominales, presionar la zona lumbar contra el suelo, doblar ambas rodillas contra el pecho, volver a la posición de partida y levantar ligeramente la zona lumbar. Repetir diez veces. 

Fuente: Documento de consenso sobre el dolor de espalda. Síntomas y tratamiento. Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac)

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.