Blanca Madurga, uróloga: «Existe una relación del tamaño del pene con el de la nariz»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Blanca Madurga es especialista en urología con más de treinta años de experiencia.
Blanca Madurga es especialista en urología con más de treinta años de experiencia. Javier Ocaña

La experta derriba mitos sobre el pene y la circuncisión, y señala que el tamaño medio del órgano en los jóvenes está aumentando a medida que la población general incrementa su talla

25 jun 2024 . Actualizado a las 16:39 h.

No hay ninguna parte del cuerpo tan atravesada por los mitos como el pene. Desde su anatomía y sus dimensiones hasta las funciones fisiológicas que tiene han sido objeto de curiosidad tanto como de tabú. Porque aunque algunas corrientes filosóficas afirman que vivimos en una sociedad falocéntrica, es mucho lo que desconocemos acerca de este órgano y la cultura se ha encargado de rellenar esos espacios en blanco del conocimiento con tópicos y verdades a medias. El resultado es un cúmulo de dudas que son suficientemente frecuentes como para surgir de manera cotidiana en la consulta médica, pero que muchas personas no se atreven a plantear de manera abierta. Este es el panorama que observó Blanca Madurga Patuel, uróloga con más de 30 años de experiencia y profesora de la Universidad de Cádiz. Para resolver estas inquietudes y derribar, de paso, muchos mitos perniciosos, ha escrito Todo lo que necesitas saber sobre el pene y nunca te atreviste a preguntar, un libro que acaba de publicar, editado por Planeta.

—¿Cuáles son algunos de los mitos más frecuentes que ha visto sobre el pene en consulta?

—El mito más importante gira en torno a la funcionalidad del pene. Se cree que hay que tener erecciones potentes, que el pene no puede fallar, que si falla, es signo de debilidad, porque toda la sexualidad masculina gira en torno al pene, y eso hay que desbaratarlo un poquito. Por no hablar del tamaño del pene, porque cuando empezamos con las medidas, los hombres se quieren muy poquito, siempre se lo ven pequeño y desde la infancia se lo comparan en el colegio.

—¿Es verdad que la medida es proporcional a la de otras partes del cuerpo?

—Lo único que se ha demostrado hasta ahora es una relación del tamaño del pene con el tamaño de la nariz. Hay un trabajo japonés que menciono en el libro que halló una relación entre el tamaño del pene y el tamaño de la nariz, porque ambos forman su medida desde el útero materno. Entonces incluso por ecografía de una mujer embarazada se puede ver si el tamaño del pene es normal o no. Pero también hay un mito de que un hombre con pies grandes o con el pulgar grande va a tener un pene grande. Eso no está demostrado. El tamaño medio del pene en la población ha crecido también, porque también ahora somos más altos. Nuestra dieta ha cambiado, ahora tenemos una dieta muy proteica y eso hace que los jóvenes de ahora sean altísimos, que maduren muy temprano, antes de lo que maduraban hace 50 años, con lo cual, el pene, en consonancia con el resto del cuerpo, crece más.

—¿La circuncisión es recomendable desde un punto de vista médico?

—Hay que tener en cuenta que en muchos casos se realiza por motivos religiosos y en este sentido, yo respeto todas las religiones. Los musulmanes y los judíos tienen el hábito de hacer la circuncisión a los bebés recién nacidos. A mí me parece bien. De hecho, una cosa que se ha comprobado es que en las mujeres judías y las musulmanas, la incidencia de cáncer de cuello de útero es bajísima. Se cree que es porque al no tener prepucio, la higiene del pene es mucho mejor. A nivel médico, nosotros operamos a todo aquel al que le hace falta, por ejemplo si hay un prepucio fimótico, es decir, estrecho y que no baja. Y a los pacientes diabéticos les recomendamos que se hagan una circuncisión, porque se les cierra muchísimo el prepucio por el azúcar que eliminan por la orina. Esto ha aumentado muchísimo el número de circuncisiones que se hacen al año en España y eso es bueno.

—Se está viendo un aumento de las infecciones de transmisión sexual. ¿Por qué los hombres no se cuidan tanto como deberían?

—Hubo un momento, cuando apareció el SIDA, en el que a nivel gubernamental en todo el mundo hubo campañas enormes sobre el uso del preservativo. En España se hizo una campaña que fue magnífica, la del Póntelo, pónselo. Pero eso de pronto ha dejado de publicitarse. Porque el VIH se mantiene con sus retrovirales y hay cada vez más tratamientos. Pero el tema no solamente está en el VIH, estamos viendo un aumento de los casos de gonorrea y de sífilis, de un montón. El virus del papiloma humano es bestial en España. Y creo que hay que educar a nuestros jóvenes y ya no tan jóvenes también, porque también está aumentando mucho la incidencia de enfermedad de transmisión sexual en la tercera edad, cuando desaparece el miedo al embarazo. La prevención es lo mejor y tenemos que reforzarla a todas las edades.

—¿Cuáles son los motivos de consulta más frecuentes en urología?

—Una de las consultas más frecuentes es por la disfunción eréctil. Yo siempre digo que la disfunción eréctil no es una enfermedad en sí misma, es un síntoma. Sobre todo cuando estamos hablando del varón joven o del adulto joven, estamos hablando de un paciente que probablemente tenga una patología vascular importante o que tenga una diabetes o una hipertensión, enfermedades que provocan una disfunción eréctil como síntoma. Cuando aparece hay que ir al médico.

—¿Cómo cambian las erecciones con la edad?

—A medida que envejecemos, ya la vista ya no es la misma, ya la fuerza muscular no es la misma, ya nos empieza a doler la cadera porque empezamos a tener artrosis por desgaste del hueso y, lógicamente, los vasos que forman los cuerpos cavernosos del pene, que son los que se llenan de sangre para tener una erección, se colapsan por placas de ateroma, es decir, por el exceso de colesterol, de triglicéridos, el azúcar va tapando esos vasitos poco a poco y eso hace que las erecciones sean menos potentes. Esto no es una enfermedad en sí mismo, entra dentro del proceso del envejecimiento que todos sufrimos. Pero hay formas de reforzarlo también. Si uno no está conforme con su calidad de vida porque sus erecciones han perdido potencia, el médico le puede ayudar.

—¿Qué opciones de tratamiento existen en esos casos?

—La escalada siempre empieza por lo más sencillo, aunque lo más sencillo a veces es lo más difícil, el cambio de hábitos. Una persona que fuma se ha demostrado que si deja de fumar recupera hasta el 25 % de su potencia sexual en el primer año. Alguien que tiene obesidad, si pierde peso recupera hasta el 50 % de su potencia sexual. Entonces, siempre hay que empezar por un buen estilo de vida, una buena alimentación y la práctica de deporte. Cuando esto no es suficiente, podemos recurrir a la farmacia. Tenemos Viagra, pero también tenemos muchos más medicamentos que van a potenciar la afluencia de sangre al pene y va a permitir que tenga unas erecciones de mayor calidad. Cuando ya estamos ante casos de disfunción eréctil muy severa, tendríamos que recurrir a la cirugía. La más típica que tenemos en estos casos es la colocación de las prótesis de pene.

—¿Por qué se producen las erecciones por la mañana al despertar?

—Lo que provoca esa erección es la retención urinaria. En cuanto la vejiga por la noche se llena de orina, provoca una erección. Porque se cierra el esfínter, llega sangre, se mantiene ahí dentro y entonces, los hombres normalmente se levantan con una erección. Eso es lo habitual. De hecho, una de las preguntas que hacemos siempre es, ¿usted por la mañana tiene erecciones? Porque si nos dicen que no, probablemente estemos ante una disfunción eréctil severa. Por eso, por ejemplo, cuando a los chicos jóvenes les operamos de fimosis, les decimos que se pongan el despertador por la noche cada dos o tres horas para hacer pis, para que por la mañana, con los puntos recién puestos, no tengan una erección que les pueda doler.

—¿Cómo es una eyaculación normal? ¿Cuándo debería preocuparnos?

—El semen normal sale en el momento de la eyaculación en un volumen aproximado de entre dos y seis centímetros cúbicos, dependiendo de la frecuencia sexual que tenga cada uno y de la producción que tiene cada varón. Es de un color blanco, ligeramente amarillento, espeso. Mientras que eso sea así, todo va bien. ¿Cuándo tenemos que preocuparnos? Básicamente, cuando salga ese semen con sangre. Pero ojo, que no se asuste la gente, que el semen con sangre es muy común que salga en ocasiones en alguna eyaculación y no corresponde más que a una infección de orina o de la próstata, que es manejable con antibióticos. No siempre va a ser signo de que haya una patología maligna. Pero de todas formas hay que mirarlo.

—¿Qué deberían saber los hombres acerca de los testículos? ¿Cuáles son algunas señales de que hay un problema en ellos?

—Las mujeres estamos muy concienciadas de que tenemos que autoexplorarnos y ante cualquier bultito que nos notemos en las mamas ir corriendo al médico. Con el testículo pasa lo mismo, sobre todo en varones jóvenes. Entre los 20 y los 30 años, esos bultitos que no duelen y que se pueden notar fácilmente al palparse los testículos pueden indicar que hay un tumor y en fases tempranas es completamente curable. Entonces, no hay que dejarlo avanzar. Hay que decirles a los a los jóvenes, en esas edades en las que es más frecuente el cáncer de testículo, que se autoexploren por lo menos una vez al mes y si notan algún bultito, que vayan al urológico.

—¿Qué cuidados cotidianos necesita un pene?

—Hay que lavarlo, pero no en exceso, igual que la vulva. Con una vez al día, dos, si se ha hecho ejercicio físico y se ha sudado mucho, es más que suficiente. Bajando el pellejito, limpiando y siempre volviendo a subir el pellejo para arriba, para que no estrangule el glande y tener un problema, que es la parafimosis. Eso por una parte. Por otra parte, los ejercicios de suelo pélvico, que se recomiendan tantísimo a las mujeres, ellos también deberían hacerlos. No hay que olvidar que los hombres también tienen suelo pélvico. Y de hecho, los músculos que ayudan en el momento de la eyaculación, que coincide con el momento del orgasmo, cuanto más fuertes estén, mejor será el orgasmo. Además, les sirve de prevención para la incontinencia urinaria y ayuda a controlar los músculos del esfínter de cara al envejecimiento.

—¿El suelo pélvico se relaciona con la eyaculación precoz?

—Sí. Los fisioterapeutas hacen trabajos especializados en el suelo pélvico y esto tiene un resultado fantástico. El suelo pélvico está formado por muchísimos músculos. Entonces hay que aprender primero a reconocerlos. Una vez aprendes a reconocerlos, aprendes a utilizarlos. Y si tienes una eyaculación precoz y sabes utilizar tus músculos, puedes retrasarla. Pero no debemos olvidarnos de los psicólogos especialistas en sexología, que tienen un papel fenomenal y grandísimo en el tratamiento de las disfunciones eréctiles y de las eyaculaciones precoces.

—¿La vasectomía afecta a la posibilidad de tener erecciones y eyacular?

—No, para nada. La vasectomía no va a influir en el volumen eyaculado, porque lo único que cortamos es el conducto que lleva los espermatozoides, y estos son una mínima parte de todo el volumen seminal eyaculado, entonces nadie nota una disminución de la eyaculación, y por supuesto, no tocamos para nada la función del testículo de generar testosterona, por lo tanto su virilidad tampoco se va a ver afectada. Es una técnica que se hace con anestesia local, en muy poco tiempo y es definitiva. Cuando uno está completamente seguro de que no quiere tener más hijos, lo mejor que puede hacerse es una vasectomía.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.