¿Puede un apretón de manos predecir tu riesgo de muerte?: «La fuerza de agarre es un signo vital, sobre todo en mujeres»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La fuerza de agarre es un indicador de salud clave.
La fuerza de agarre es un indicador de salud clave. iStock

Los estudios han vinculado esta fuerza con las probabilidades de sufrir una pérdida de funcionalidad y autonomía a futuro, así como con alteraciones en la densidad mineral ósea, en la capacidad cognitiva y en aspectos de la salud mental

19 jul 2024 . Actualizado a las 16:58 h.

¿Un apretón de manos puede predecir tu longevidad? La fuerza de agarre o prensión manual se ha convertido en un indicador de salud que va más allá del músculo. Se la ha relacionado con predictores de la mortalidad como la enfermedad cardiovascular o el riesgo de cáncer. También tiene relación con la función cognitiva y se lo considera un indicador de longevidad. El alcance de este indicador es tal que incluso permite predecir el riesgo de muerte con mayor precisión que la hipertensión, según la literatura científica sobre el tema.

Ejercitar la fuerza de agarre es, entonces, una clave para mantener la funcionalidad a lo largo de la vida. Pero fortalecer las manos no es suficiente como para lograr una buena fuerza manual. Al contrario, es el trabajo muscular sistémico el que tiene como consecuencia una fuerza de agarre adecuada. Analizamos la importancia de este indicador de salud y explicamos cómo medirlo y qué estrategias de entrenamiento ayudan a reforzarlo.

Qué es la fuerza de agarre

Conocida también como fuerza de grip, la fuerza de agarre es aquella que utilizamos con la mano para apretar o sostener objetos. Existen diferentes tipos de fuerza de agarre. Lo que comúnmente imaginamos cuando pensamos en este tipo de fuerza se conoce, específicamente, como agarre de apriete, y es el tipo de fuerza que se ejerce para dar un apretón de manos o para triturar objetos duros. Pero también se puede medir la fuerza de pinza, el agarre en el que se utiliza la fuerza de los dedos y no la palma de la mano, y el agarre de soporte, que es la fuerza que utilizaríamos para llevar algo en una bandeja.

La fuerza de agarre es un indicador de salud altamente preciso.
La fuerza de agarre es un indicador de salud altamente preciso.

La importancia de la fuerza de prensión manual

«En las últimas décadas, la fuerza de agarre ha emergido como un importantísimo biomarcador del estado de salud global de una persona, sobre todo en poblaciones de mediana edad y mayores. Esto se debe a que existe una relación muy estrecha entre la fuerza que somos capaces de expresar con una tarea tan básica como el cierre de la mano y la fuerza general de nuestro cuerpo. Además, la medición de la fuerza de agarre es muy sencilla de realizar para evaluarlo», explica el fisioterapeuta Fernando Ramos, presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF).

Como indicador de salud, esta fuerza es capaz de predecir el riesgo de mortalidad prematura por todas las causas, así como también permite observar fácilmente otros aspectos relacionados con la calidad de vida y la autonomía personal de los pacientes. «Existe un vínculo predictivo entre la fuerza de agarre y la pérdida de funcionalidad y autonomía a futuro, también se relaciona con las alteraciones en la densidad mineral ósea, en la capacidad cognitiva y en aspectos de la salud mental, como las probabilidades de tener depresión», señala Ramos.

¿Por qué tiene un valor predictivo tan importante la fuerza de agarre? Su relación con aspectos como la densidad mineral ósea indica el riesgo que tenemos de sufrir una fractura o una caída. Asimismo, permtie detectar aspectos que van desde la malnutrición hasta el deterioro cognitivo, los problemas del sueño, las enfermedades metabólicas como la diabetes y, de manera general, la pérdida de calidad de vida.

Podríamos pensar que la fuerza de agarre no se relaciona directamente con la realización de actividades funcionales como caminar o subir escaleras, pero esta relación existe, de modo tal que una falta de esta fuerza se asocia a limitaciones físicas para levantarse de una silla, caminar, subir y bajar escaleras y manejarse con independencia en la calle.

Además, según los estudios que hay sobre el tema, la fuerza de agarre también se considera un predictor importante de mortalidad por riesgo cardiovascular. Las investigaciones determinaron que la fuerza de agarre resultaba incluso un predictor más potente de mortalidad cardiovascular que la propia presión cardiovascular sistólica.

En el caso de padecer una enfermedad, contar con una fuerza muscular desarrollada funciona como factor protector ante complicaciones y mejora la supervivencia. Esto ocurre en patologías tan diversas como el ictus o el cáncer colorrectal, de pulmón o de mama. «También es un predictor de la mortalidad en otras patologías, como la artritis reumatoide, neumonías, enfermedad renal o enfermedad pulmonar obstructiva crónica», añade Ramos.

Mujeres y fuerza

Llega un momento en la vida de una mujer en el que tener fuerza se vuelve fundamental para prevenir toda clase de enfermedades. Con la menopausia, la pérdida de masa ósea se agudiza y tenemos un riesgo mayor de sufrir fracturas si no tenemos músculos fuertes para evitar o atajar las caídas.

«Pensemos que la fuerza de agarre es un signo vital y existen datos que son alarmantes. De acuerdo a los valores de referencia que se esperan de cada grupo de edad, por cada disminución de cinco kilos en la fuerza de agarre que somos capaces de expresar, existe un 16 % más de riesgo de muerte por cualquier causa. En mujeres, este riesgo es mayor, es decir que el efecto protector de la fuerza de agarre es mayor en ellas que en los hombres. Esto sucede también con la patología respiratoria. Si disminuyen cinco kilos de la fuerza de agarre, aumentan en un 31 % las posibilidades de muerte en mujeres y en torno al 25 % en los hombres», advierte Ramos.

Fortalecer los músculos

Mejorar la fuerza de agarre no es algo que podamos conseguir ejercitando aisladamente los músculos de las manos o los brazos. Es, en realidad, mucho más favorable contar con una rutina que incluya el trabajo de fuerza de todos los principales grupos musculares del cuerpo, ya que, de esa forma, lograremos, de manera indirecta, incrementar la fuerza de agarre.

El problema es que el sedentarismo al que nos lleva la vida moderna no favorece a que tengamos músculos fuertes. «Si pensamos en los factores que influyen en la fuerza de agarre de una persona a lo largo de su vida, son determinantes los hábitos de vida. La fuerza de agarre es la medida que utilizamos para evaluar el estado de salud general, pero lo que determina el estado de esta fuerza es si hemos mantenido un estilo de vida activo. Entonces, no se trata de mejorar la fuerza de agarre por sí sola, sino de hacer un trabajo de fuerza que mejore todos los grupos musculares corporales», señala Ramos.

Si queremos mejorar el estado de salud y obtener ese efecto protector del ejercicio sobre estas patologías y sistemas, lo que tenemos que hacer es un programa multicomponente que incorpore el trabajo de fuerza de grandes grupos musculares, también el trabajo analítico de pequeños grupos como la musculatura intrínseca de los dedos de la mano y, por supuesto, programas de componente cardiovascular. Con esto se aborda el riesgo de fragilidad de una persona», indica el experto.

Es importante trabajar la fuerza desde la juventud. «Un estudio hecho en adolescentes muestra que tener debilidad muscular en esta etapa respecto de lo que se espera del grupo de referencia predice discapacidad a 30 años. Si hoy tengo 15 años y tengo un desempeño menor al que se espera para mi edad, existe un mayor riesgo de que dentro de 30 años tenga discapacidad. Por lo tanto, este es un dato muy interesante desde el punto de vista preventivo», explica el fisioterapeuta.

Cómo medir la fuerza de agarre

La medición es muy sencilla, lleva menos de cinco minutos y puede realizarse en consulta médica o incluso en casa, con el equipamiento adecuado. Esta fuerza se mide con un dinamómetro, un dispositivo que cuenta con una agarradera para introducir los dedos de la mano y que tiene un valor aproximado de 25 euros. La prueba consiste en apretar todo lo posible durante unos segundos hasta alcanzar el valor máximo al que podamos llegar. «Esa medición se repite tres veces y se registran, nos quedamos con el mejor de los valores y esa es nuestra fuerza de agarre», epxlica Ramos.

Es importante realizar la medición en las dos manos, la dominante y la no dominante. Se acepta una diferencia del 10 % de fuerza entre una y otra, ya que, lógicamente, la mano dominante se utiliza mucho más y puede tener una fuerza más desarrollada.

¿Qué resultados debemos buscar en esta prueba? Principalmente, el signo de alarma sería detectar una baja fuerza de agarre. En términos numéricos, si esta cifra se ubica por debajo de los 26 kilogramos en hombres o 16 en mujeres, esta es una señal de que sería importante consultar con un profesional. Específicamente, estos bajos niveles de fuerza pueden estar indicando una sarcopenia, es decir, una composición corporal en la que el tejido muscular ha perdido volumen y ha aumentado la grasa.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.