Ana Molina, dermatóloga: «Cuando los labios empiezan a secarse, pasado mañana tu piel va a estar seca también»
VIDA SALUDABLE
La experta asegura que los labios son la brújula de la piel en invierno: «Nos indican, antes de que suceda, que está seca o que nos está faltando hidratación»
25 ene 2025 . Actualizado a las 13:36 h.Nos duchamos con agua muy caliente que elimina la barrera protectora de nuestra piel, nos olvidamos de la crema corporal e ignoramos las señales de hidratación que nos mandan nuestros labios, que son la «brújula» del resto del cuerpo. El invierno es una etapa complicada y sobre todos los retos que nos presenta La Voz de la Salud ha habado con Ana Molina, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y divulgadora en redes sociales, donde acumula más de 340.000 seguidores.
—¿Cómo afecta el frío a nuestra piel?
—Los pacientes se acuerdan mucho de nosotros en invierno porque es una de las épocas en las que más sufre la piel. Una crema hidratante es al invierno lo que el fotoprotector en verano. No podemos sobrevivir a él sin una hidratación extra.
—¿Por qué nuestra piel está más dañada en esta época?
—En invierno se dan tres factores importantes que hacen que la piel esté especialmente dañada. Por un lado, los cambios bruscos de temperatura. Luego, las calefacciones en casa, que resecan mucho la piel porque se disminuye la humedad ambiental relativa. En nuestros hogares está todo más seco y esto hace se evapore más agua de la piel. Y luego, que como hace frío, nos damos duchas calientes y esta agua se lleva por delante la grasa natural de nuestra piel. Siempre lo digo: para los platos es fenomenal porque limpia de maravilla, pero para la piel, no. Por eso, nos juntamos con una serie de factores que hacen que en invierno tengamos la piel mucho más seca, irritada e incluso con grietas.
—En cuanto a la rutina facial, ¿tenemos que variarla algo en esta época?
—En general, podemos usar la misma rutina en invierno que en verano, pero sí que es cierto que esta época es ideal para aplicar los cosméticos más de tratamiento. Por ejemplo, la mayoría de las personas que quieren empezar a usar retinoides, que es el gran activo transformador por excelencia, les recomendamos que lo hagan en invierno porque, no hay tanto sol y así no se queman ni van sufrir reacciones.
También es muy buen momento para utilizar los cosméticos que llevan sustancias para tratar las manchas. Ácido azelaico o niacinamida, por ejemplo, estos activos nos vienen muy bien en invierno. Y en cuanto a texturas, nuestra piel va a estar más seca y nos va a pedir que los activos hidratantes sean un poquito más densos. En cuanto al fotoprotector, en invierno nos podemos relajar un poco más que en verano y usar los de tipo urbano, que suelen estar en torno al 30 de factor protector solar (FPS).
—Las pieles grasas o con tendencia a acné temen a la hidratación por miedo a que les aparezca más grasa y granitos. ¿Qué recomendaría en esos casos?
—Claro, esto es muy importante. Es verdad que vemos las dos cosas, es decir, pieles grasas con tendencia a acné que no se hidratan, deshidratadas, que, aunque parezca un oxímoron o una paradoja, existe y lo vemos muchísimo. Al igual que vemos pieles grasas que se hidratan con activos que no les corresponden, que terminan siendo oclusivos, es decir, que pueden ocluir el poro y favorecer el acné, lo que llamamos comedogénicos. Empeoran muchísimo el acné. Para todos estos pacientes lo que les solemos recomendar es que hoy en día, casi todas las marcas de skincare de farmacia tienen líneas específicas para acné. Un limpiador concreto que incluye ácido salicílico, que es un activo estrella porque es el único capaz de limpiar el poro. Luego tienen hidratantes con este tipo de activos, que además tienen unas texturas tipo sérum o gel, muy adecuadas para no ser oclusivas, e incluso fotoprotectores solares que tienen activos para tratar el acné.
—¿Por qué se nos resecan los labios en esta época?
—Los labios son la brújula de la piel en invierno. Siempre digo, cuando tus labios se secan, la piel viene detrás. Nos indican, antes de que suceda, que nuestra piel está seca o que nos está faltando hidratación. Por un lado tenemos la piel del cuerpo, las mucosas, como la del interior de la boca y genital, pero luego tenemos unas partes del cuerpo que se llaman semimucosas, que son las zonas de transición, es decir, de la piel de la cara a la mucosa del interior de la boca tenemos la semimucosa de los labios. Una piel que no es ni tan fina ni sensible como una mucosa, pero tampoco es tan resistente como la piel. Los labios tienen mucha menos hidratación por glándulas sebáceas, encima los estamos humedeciendo con saliva todo el rato, lo cual los puede irritar, y están muy expuestos a los condicionantes ambientales y al sol y se pueden quemar.
—¿Cómo cuidarlos?
—Para los labios siempre recomendamos vaselina y, si además nos va a dar el sol, que incorpore fotoprotección solar. Sobre todo, si vamos a esquiar en invierno. Los labios se queman mucho antes que otras partes del cuerpo y nos van a avisar del estado de nuestra piel. Cuando los labios empiezan a secarse, ya sabes que pasado mañana tu piel va a estar seca también y le va a hacer falta un plus de hidratación.
—En verano no recurrimos tanto a él, pero en invierno, sí. ¿Cómo debemos cuidar nuestro maquillaje?
—Lo primero es la limpieza. Antes de aplicarnos maquillaje, que nuestra cara esté limpia, al igual que nuestras brochas y esponjas. Lo segundo, respetar la fecha de caducidad. En otros ámbitos, como la alimentación, se tiene muy claro. En cambio la gente tiene maquillaje de hace treinta años en casa y lo sigue usando, cuando este tiene una fecha de caducidad que la pone en el envase. Por un lado tenemos el simbolito de un reloj de arena, que es la fecha de caducidad si no hemos abierto ese maquillaje, y luego otro símbolo que es el famoso PAO, el dibujo de un tarro abierto que significa period after opening, en inglés. Nos indica cuánto dura ese maquillaje una vez abierto y debemos respetar esos períodos, sobre todo en productos que llevan agua. Si se trata de polvos o sombras que no la llevan, es más difícil que crezcan microorganismos. Pero donde hay agua, hay alegría.
Al igual que no compartir maquillaje, como barras de labias o máscaras de pestañas, entre amigas. Esto va a provocar que nos contagiemos de infecciones, sobre todo en la zona de los ojos, como orzuelos, y los labios. Y por último, guardarlo. Casi todo el mundo lo hace en el baño y es una zona llena de humedad. Es contraintuitivo, pero lo ideal es tenerlo en una zona de casa más seca, con una temperatura más baja, como un tocador, por ejemplo.
—¿Cómo debemos lavar las brochas?
—Para la piel siempre defendemos usar jabones que sean respetuosos con la piel, que no limpien de forma agresiva; en cambio, si hablamos de brochas y esponjas, todo lo contrario. El año pasado se viralizó lavarlas con agua micelar, que la utilizamos para desmaquillarnos. Básicamente, es agua con muy poquito jabón, que hasta la podemos dejar aplicada en la piel una vez que la usamos. En las brochas yo sí que usaría jabones más fuertes. Da igual si es uno específico para esto, que sí que es verdad que las va a dejar más suavitas, o uno de los platos o tipo lagarto. No pasaría nada porque aquí el objetivo es que se queden lo más limpias posible, necesitamos un jabón con alta capacidad detergente que se lleven por delante toda la porquería, tanto la liposoluble como la hidrosoluble.
—En cuanto a rutina facial, ¿cuántos productos deberíamos usar?
—Los dermatólogos somos muy minimalistas con las rutinas que recomendamos. Últimamente me río cuando me meto en redes sociales porque siempre digo que, antiguamente, cuando las rutinas de la cara y las cremas no estaban tan de moda, los dermatólogos eran los que más productos cosméticos usaban y recomendaban, comparados con el resto de la población. Creo que hoy en día ha pasado lo contrario: un dermatólogo es el que menos productos de skincare usa. La rutina más recomendada es la de los cuatro pasos, ¿por qué? Porque sabemos que lo más importante es el cumplimiento y que sea sostenible en el tiempo, y para que eso suceda, tiene que ser muy sencilla. Si una persona llega de una cena a una de la madrugada y se encuentra que tiene que hacer una rutina coreana de 15 pasos, no la va a hacer.
—¿En qué consiste la rutina en cuatro pasos?
—Básicamente es limpiar la piel por la mañana y noche. Por el día, aplicar una hidratante que incluya antioxidantes, por ejemplo, como la vitamina C, para luchar contra todo ese estrés oxidativo de la contaminación, sin olvidarnos de la fotoprotección. Cuando llega la noche, usar un transformador, un solo producto que incluya retinoides o hidroxiácidos. Así, en una sola rutina incluimos prácticamente todos los activos que han demostrado eficacia frente al envejecimiento.