Clàudia Llopis, dietista: «Los carbohidratos es mejor que provengan del boniato, la yuca o la calabaza y no tanto del trigo o la avena»

VIDA SALUDABLE

Tras ser diagnosticada de artritis reumatoide con tal solo siete años, la vida de la experta dio un vuelvo cuando comenzó a llevar un estilo de vida antiinflamatorio
22 mar 2025 . Actualizado a las 11:41 h.A Clàudia Llopis le diagnosticaron artritis reumatoide cuando tenía siete años. «Pasé veinte años medicada y con graves efectos secundarios y nadie me había dicho nunca que la alimentación tenía un papel tan importante», confiesa. Descubierto este relevante papel, decidió dedicarse también profesionalmente a ella. A día de hoy es dietista y creadora de contenido en redes sociales. Acaba de publicar Vida antiinflamatoria (Zenith, 2025), «un libro imprescindible para decir adiós al cansancio y pasarte al estilo de vida antiinflamatorio».
—¿Qué puede haber detrás del cansancio y la falta de energía?
—Normalmente es un tema multifactorial, no es solo una cosa, sino que se van sumando pequeñas causas. Por ejemplo, una alimentación proinflamatoria, rica en alimentos ultraprocesados, con grandes cantidades de azúcar y grasas que no sean saludables, alcohol. Este tipo de alimentación hace que perdamos energía rápidamente. Así, la alimentación puede ser un problema que nos lleve a este cansancio. También hay bastantes patologías que pueden provocarlo: relacionadas con la tiroides, sensibilidad química múltiple, fatiga crónica o patologías que generan dolor como la mía.
También está el tema del cansancio y de no ir acorde a los ritmos circadianos del sol. Personas que duermen más de día que de noche. Esto también hace que nuestro cuerpo esté más cansado de la cuenta. El abuso de pantallas también hace que nuestro cuerpo no genere tanta melatonina y nos cueste más conciliar el sueño por la noche. Además, no estamos expuestos a la luz solar y muchas veces nos pasamos ocho o nueve horas encerrados. Esta falta de luz solar también hará que nos cueste más dormir por la noche. Por último, también hay una parte de cóctel de tóxicos que genera niebla mental, provocando que nos cueste concentrarnos. Es una respuesta del cuerpo a demasiados estímulos que nos están sobrecargando nuestro sistema inmune y hace que nuestras mitocondrias se agoten y no puedan generar la suficiente energía.
—Partiendo de la base, ¿qué es la inflamación?
—La inflamación no es mala porque nuestro cuerpo se inflama para podernos defender. Mientras nosotros comemos, nuestro sistema inmune se activa porque dice: «Vamos a ver esta comida que ha entrado aquí, si esto es tóxico o no, qué me puede pasar y qué no». Al final, sufrimos una pequeña inflamación totalmente natural cuando nos entra comida en nuestro intestino. Después me doy un golpe, me inflamo para poder recuperar la zona muy rápido. Estas inflamaciones serían totalmente naturales y suerte que las tenemos, sino no estaríamos aquí. Pero existe otro tipo, la crónica, que se va instalando en nuestro cuerpo de forma silenciosa. No es algo que no nos permite salir de la cama, pero no estamos tampoco al cien por cien.
—¿Cómo saber si sufro esa inflamación crónica?
—Diría síntomas clásicos, como por ejemplo, dormir ocho horas y aun así me levanto cansada, tu sueño no ha sido reparador. Este sería un indicador de que podemos estar inflamados. Personas que tienen de forma recurrente gases, hinchazón después de comer, diarrea o estreñimiento. Esto un día puntual puede pasar, pero cuando es una cosa cronificada se tendría que ver, podría ser también un síntoma de alerta. Asimismo, problemas en la piel, como acné, rosáceas y eccemas. La pérdida de cabello de forma excesiva, picores. Y uno que es bastante clásico, muy acusado, es la niebla mental. Esa falta de foco, que cuesta concentrarnos. Incluso si se prolonga en el tiempo, muchas personas sienten dolores a nivel articular, muscular, contracturas. Estos serían los síntomas más habituales con inflamación crónica de bajo grado.
—¿Cuáles serían las claves para llevar a cabo una vida antiinflamatoria?
—La portada del libro es una flor de loto con cinco pétalos, lo resumiría de la misma forma, cada uno de ellos es un pilar. La dieta ya hemos dicho que no tiene que llevar procesados, ni azúcar, ni alcohol. Nos vamos a ceñir a una alimentación muy natural, de alimentos y no de productos. Evidentemente siempre vamos a priorizar también el agua como bebida, que haya muchos vegetales, carne, pescado y huevos de la máxima calidad. Grasas de calidad como el aguacate, las verduras, el aceite virgen extra o los fermentados. Esto sería a modo de alimentación. Después tenemos toda la parte del deporte, recomendable de dos a tres veces a la semana de fuerza y si podemos complementarlo con yoga, pilates, correr, fútbol, todo esto es estupendo.
Otro pilar sería la buena gestión del descanso, es decir, dormir unas siete u ocho horas y el cuarto sería la gestión del estrés, por eso también en el libro hablo de algunas técnicas de mindfulness o de journaling, de agradecimiento. Porque ya lo podemos hacer todo muy bien, que si vivimos súper estresados nos va a costar desinflamarnos. Y por último, el último sería la reducción de tóxicos en medio de lo posible. Siempre digo que no nos obsesionemos, pero ir reduciendo los tóxicos de nuestra vida.
—¿Podemos mantener la energía a lo largo de nuestro día con la alimentación?
—Yo recomiendo hacer máximo dos, tres comidas al día, es decir, no estar picando todo el rato porque el proceso en sí de la digestión nos gasta mucha energía. Nuestro cuerpo necesita tener el sistema digestivo sin comida para poder repararse. También podemos añadir carbohidratos, pero mejor que provengan, por ejemplo, de tubérculos, de patata, de boniato, de yuca, de calabaza y no tanto de cereales refinados como el trigo, la avena o el centeno. Sabemos que este tipo de cereales son más proinflamatorios y al final tienes más cantidad de azúcar libre. Son mejores otros más antiguos, como el trigo sarraceno y la quinoa. Otro de los trucos es intentar no mezclar muchas cosas dentro de una misma comida porque nuestro sistema digestivo va a tener que hacer muchísimo más trabajo para digerirlo.
—¿Qué opinión tienes del pan?
—Justamente en España somos muy de pan, lo tenemos muy integrado. Yo también era de esas, del pan en desayuno, comida y cena. La verdad es que depende de cómo sea este pan, o sea el típico pan blanco, que yo le digo de gasolinera, de estas baguetes blancas que vemos que están hechas en 30 minutos, este pan segurísimo que no nos va a ayudar. Pero después tenemos posibilidad de tener un pan de masa madre, fermentado o mejor aún, un pan de trigo sarraceno, o de quinoa, que van a tener un índice glucémico mucho más bajo y nos van a saciar más. El pan tiene que ser un complemento y no hace falta incluirlo en todas las comidas. Escoge una de las comidas donde más te apetece y tómatelo, pero un pan de calidad.
—¿Y el café?
—Del café también se tienen que hacer varios matices. Punto número uno, si estamos en un momento en que tenemos el sistema digestivo irritado, es decir, inflamación o diarrea, el café es bastante agresivo para nuestro intestino. Así que, si estamos en este momento, o padecemos una enfermedad autoinmune, no nos interesa tomarlo. Pero si nos encontramos bien y nos gusta el café, hay varios puntos a tratar. Por una parte, el café, que sea de calidad, si puede ser en grano y molido al momento, estupendo. Y este grano, de tueste natural, esto es importante. Un café solo tiene poderes antioxidantes y nos interesaría.
—¿Recomendarías hacer ayuno?
—En estos temas siempre intento ser muy prudente, pero 12 horas de ayuno nocturno, en principio, se recomendaría y lo podría hacer todo el mundo.
—¿Cuándo se podrían hacer más horas?
—Si somos personas que tenemos flexibilidad metabólica, es decir, llevamos una alimentación baja en carbohidratos, que llevamos tiempo practicando estos ayunos de 12 horas, si se pueden estar 14 o 16 sin comer, si la persona se encuentra bien cuando están ayunas, no tiene ansiedad por la comida, no tiene mareos y tiene el cuerpo entrenado y una buena flexibilidad metabólica, para mí sería recomendable ese tiempo también. Siempre y cuando sean personas que no estén en bajo peso o que tengan algún trastorno de la conducta alimentaria, circunstancias que son especiales. Pero si el ayuno nos va a provocar ansiedad ya no es beneficioso para nuestro organismo. Es decir, si hacer un ayuno de 14 horas quiere decir estar mirando el reloj a ver cuándo puedo comer y después irte a comer cualquier cosa porque te lo has ganado, ya no sería beneficioso.
—Has mencionado en varias ocasiones los tóxicos a los que estamos expuestos, ¿cómo reducir nuestra exposición?
—Los tóxicos que tienen que ver con el ambiente es complicado cambiarlo, pero evidentemente el trato con la naturaleza siempre que se pueda, es estupendo. Cosas que tenemos en casa, al final tenemos los tóxicos de productos de higiene y cosmética pasta de dientes, champús, geles, maquillaje, desodorantes... Lo ideal es intentar que, si se te termina uno, te intentes asesorar e informar a ver qué opciones hay más ecológicas. Al igual que los productos de limpieza del hogar, no hace falta tener un montón y también hay fórmulas menos tóxicas, incluso caseras.
Después está el tema de los utensilios de la cocina. Esto es una pena porque te gastas dinero comprando ecológico y productos de muy buena calidad y después los cocinas en un recipiente de plástico. Tienes un brócoli que has comprado ecológico y lo pones dentro de un envase de silicona de microondas, es un sinsentido. Si tuviera que hacer algún cambio en utensilios de casa, diría comprar una sartén de acero inoxidable y reducir los plásticos. Y para cortar, las tablas lo ideal es que no sean de plástico, porque se ha visto que a medida que hace mucho tiempo que cortamos, se van desprendiendo como unos microplásticos. Hay las tablas de madera, que si se tratan bien, se limpian bien, no habría problema.